Albatros

Sevilla tiene un olor ‘especial’

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Jesús Ollero ollerista
17 oct 2021 / 04:00 h - Actualizado: 17 oct 2021 / 04:00 h.
"Albatros"
  • Foto: EFE
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A estas alturas de la civilización no podemos, ni debemos, perder un minuto en explicar que Sevilla es una ciudad maravillosa y tal, que debería tener una dimensión mayor y tal, que su tejido empresarial debería ser distinto y tal, que a muchos niveles se ha quedado atrás y tal, que las infraestructuras ya si eso y tal, pero que a pesar de todo es una ciudad acojonante y tal.

Ahora bien. Lo que lleva sucediendo un tiempecito en esta bendita, mariana, futbolera, feriante y cervecera ciudad no tiene la menor justificación. Hemos pasado de Sevilla tiene un color especial a Sevilla tienen un olor especial, y no precisamente el del azahar. La ciudad lleva semanas, por no decir meses, oliendo a demonio en las esquinas más insospechadas. Y no en todas partes ni todo el tiempo, es un tema que va y viene y del que leí a comienzos de verano una explicación de todo punto insuficiente. Y que encima no se va. O no lo quitan.

Sevilla, discúlpenme, apesta. Y lo digo con todo el dolor y el desagrado que se pueda decir. Urge solucionar lo que quiera que esté pasando en el alcantarillado público, en alguna industria circundante o en lo que quiera que esté generando esta situación. No es admisible que el aroma del que se ‘disfruta’ en el centro de la ciudad y en otros enclaves empañe de semejante manera lo agradable que solía ser pasear por una de las ciudades más luminosas, callejeras y alegres que este humilde ciudadano ha visitado.

Al margen de que la ciudad presenta un estado francamente descuidado, por no decir más sucio que antes, lo del olor lo llevo rematadamente mal. De hecho, no lo puedo soportar. Van a conseguir que no nos quitemos la mascarilla no ya para esquivar el siempre molesto virus de la gripe (amén del devenir del coronavirus), sino para mitigar en lo posible el olor a bajante que nos invade. Y si eso pasa en el centro, como bien apunta siempre un compañero periodista, qué no pasará en los barrios.

De verdad que deseo al alcalde toda la suerte del mundo en su nuevo reto, pero por favor que no se vaya sin dejar resuelto el ‘medio ambiente’. Para los recuperados atascos, la verdad, no tengo la menor esperanza. Esperemos que en la nueva normalidad destaque de nuevo el azahar y no el sumidero.