Estuve escuchando un buen rato en Radio 5 de RNE las declaraciones de Rajoy y Aznar. La acusación intentaba como podía implicarlos en este penoso caso de corrupción, yo soy un hombre del campo filosófico-social complejo, ni entiendo ni sé de leyes pero me parece que tengo intuición para la justicia y, por lo que oí, no veo la forma de que nos den gustito condenando a los poderosos de ayer a chirona, a mucha gente le gusta que los que tienen o tuvieron poder se vean entre rejas y luego ya se sabe que la moraleja final de la historia es esa maravillosa frase: “Se ha demostrado una vez más que el Estado de derecho funciona”.
En este caso me parece a mí que no hay forma de sacar nada en claro. Hay unos papeles de esos a los que llamamos opacos, un señor que responde al apellido Bárcenas que se hace responsable de ellos y unos contenidos en esos papeles que tienen que ver con siglas y con números. Me parece que no hay nada más sustancial, ¿verdad? Bueno, palabras de unos contra otros. Tenemos por tanto la prueba de un delito y una cabeza responsable que es además cabeza de turco. ¿Dónde están los recibos que digan he recibido del señor Bárcenas la cantidad de 10.000 maravedíes en concepto de dinero opaco para mis gastos personales en la sociedad de consumo”, firmado Mariano Rajoy o José María Aznar, habiéndose comprobado además que tales firmas son auténticas? ¿Existe eso? Creo que no. Entonces, no hay más preguntas, señor juez.
Los abogados de la acusación o fingen ser ingenuos o lo son. En muchas de sus preguntas se conoce que o lo hacen queriendo o tienen poca idea de qué es la alta política. Me parece que hay de todo y, como tengan poca idea de lo que se cuece en la política de alto rango, es muy complicado que pillen a un expresidente. Otrosí, un político con experiencia y encima bien asesorado legalmente sabe perfectamente por dónde tiene que salir. En el mundo de los juicios, el poder es asesorado por excelentes letrados y en el mundo de la comunicación, antes de salir a comparecer en una rueda de prensa con preguntas -que deberían ser todas-, el protagonista del acto, si tiene unos buenos asesores en comunicación y periodismo, ya sabe las preguntas que le van a hacer, esto último lo digo por experiencia.
Cuando escuchaba a la acusación hacer preguntas de esas de ¿dónde estaba usted cuando en el año 2001 antes de Cristo su suegra invitó a Bárcenas a una zarzaparrilla en el local especializado que había por la calle Baños de Sevilla, lugar en el que, según el señor Bárcenas, éste le confesó a su suegra que le dio a usted tres meses antes 1.000 euros de la caja B para gastar en la Semana Santa de la mentada ciudad? La respuesta es fácil: “A mí el señor Bárcenas no me ha dado nada de nada nunca de una supuesta caja B y además no me acuerdo dónde estaba”.
Y otra pregunta: “Como presidente del Partido Popular que era, usted debió estar al tanto del dinero que costó la reparación de la jaula donde el señor Álvarez Cascos mantenía un jilguero apresado en los Picos de Europa en el año de gracia de 2003 después de Cristo. Dicha reparación fue asimismo abonada con dinero de la cala B, según figura en los papeles opacos administrados por el señor Bárcenas”. La respuesta es obvia: “Oiga, yo estaba pendiente de otras muchas cuestiones de alto standing a las que me obligaba mi posición, bastante tengo con todo eso como para andar de pájaros, aquí no hay más pájaro ni más caja B que la del señor Bárcenas”.
“Otra pregunta, señores expresidentes: ¿mataron ustedes a Manolete? Se ha demostrado que esa tarde ambos se encontraban en la plaza de toros de Linares animando a Islero a hacerlo”. “Pues, mire, algo tuvimos que ver, ¿verdad José Mari?”. El juez interrumpe al acusador: “Señor letrado, no es ese el asunto que se juzga y, además, caso de que hubiera delito ya ha prescrito con creces”. No hay manera de pillarlos pero ya tenemos un buen titular: “Aznar y Rajoy, cómplices de la muerte de Manolete”.