La vida del revés

Toque de queda y desbarajuste

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26 oct 2020 / 07:34 h - Actualizado: 26 oct 2020 / 08:15 h.
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Las medidas vuelven a llegar tarde y vuelven a ser, aparentemente, insuficientes. La transmisión comunitaria es evidente y eso es lo mismo que decir que la pandemia se ha descontrolado por completo. Ahora, cualquier medida que no sea un confinamiento total se quedará corta.

Los sanitarios llevan semanas advirtiendo de lo que podría ocurrir. Ha ocurrido. Los científicos llevan advirtiendo de que eso de tener vacuna este año es una entelequia y va a ocurrir. La vacuna comercializada para la población de forma general llegará con mucha suerte durante la próxima primavera. Eso si llega. Por otra parte, esos mismos sanitarios y científicos recuerdan que no hay tratamiento para la enfermedad y que, con vacuna o sin vacuna, seguirá habiendo enfermedad y muerte. Como pasa con la gripe.

En los medios de comunicación continúan las tertulias protagonizadas por personas que no entienden una palabra sobre pandemias, coronavirus o presión hospitalaria. Y la gente cree lo que dicen. Y no parece que, por ejemplo, los colaboradores de un programa como Sálvame estén preparados técnicamente para hablar de algo tan serio.

Los políticos siguen dando tumbos. Unos días dicen una cosa y al siguiente lo contrario. Algunos de ellos están al mismo nivel que los colaboradores de los programas de entretenimiento para tratar un asunto tan grave. El presidente nos dijo que había que salir sin miedo de las casas. Ahora, nos dice que nos metamos en las casas. Y ni se pone colorado, ni parece que tenga grandes problemas al cambiar el discurso de forma radical. Fernando Simón (me parece que este hombre se está comiendo el marrón del siglo dando la cara, pero las cosas son como son) nos dijo una vez que la cosa en España se limitaría a un puñadito de contagios. Nos confinaron semanas después. Hace muy poco, nos dijo que podría ser que la pandemia estuviera entrando en fase de estabilización. Días después, nos encierran por las noches en las casas, es decir, nos confinan, pero menos.

¿No hay nadie que se siente y piense que así las cosas no pueden ser? ¿Nadie va a considerar un riesgo extraordinario el desconcierto de los ciudadanos? ¿Es posible que alguien piense en la fatiga que ya sufre la población con todo este desbarajuste?

Se echa de menos un Gobierno capaz, una oposición capaz. En España y en Europa. Porque esta vez sí sabíamos lo que nos venía encima aunque quisimos creer que lo que había que hacer era salir a la calle, intentar llevar una vida normal conviviendo con el virus. Y así nos va.