Pasa la vida

Vacuna de madurez para consumidores de miedo

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
27 feb 2020 / 10:20 h - Actualizado: 27 feb 2020 / 10:14 h.
"Pasa la vida","Coronavirus"
  • Vacuna de madurez para consumidores de miedo

No es necesario solicitar por teléfono cita médica ni hacer cola en un centro de salud para ponerse una vacuna de sensatez con la que inmunizarse ante la capacidad de las personas histéricas para contagiar comportamientos absurdos y nefastos. La misma sociedad que descuida la prevención de la gripe es la que malgasta tiempo y dinero en agotar en las droguerías las reservas de mascarillas para pintores porque así cree que se protegerá del coronavirus. La gripe es una enfermedad infecciosa con la que se convive cada invierno, y se desdeña lamentablemente su riesgo, normalizado como tradición posnavideña, porque durante siglos nos han orientado a entender la vida como un tránsito ajeno a nuestra voluntad y en el que de algo hay que morirse. Por contra, el coronavirus de 2020 toma el relevo de los de 1997 (llamado gripe aviar) y de 2003 (denominado síndrome agudo respiratorio severo) como interruptor que activa en el inconsciente colectivo el anhelo de sentir miedo y la pulsión de imaginar el futuro como un abismo apocalíptico.

Es altamente improbable que cualquier guionista consiga el apoyo de un productor de cine o televisión para sufragar el rodaje de una película sobre un virus respiratorio que causa en Europa la muerte del 0,7% de las personas que lo padecen. Por mucho que el argumento rizara el rizo, les dirían que con tan exigua mortalidad el público no se interesaría por verla, porque presupondría que es un tema aburrido, dado que casi todos los personajes se curan, y además con rapidez. Solo el 5% necesita atención hospitalaria para ser medicalizados con intensidad. Es muy exigua la dosis de suspense, de morbo o de miedo. No invertirían dinero en filmar un relato semejante para competir por el éxito de taquilla o de audiencia, teniendo que rivalizar con la sobreabundancia de oferta audiovisual concebida para entretener basándose en escenarios de terror, de catástrofe, de violencia, de angustia, de devastación.

En cambio, productores, distribuidores y exhibidores seguro que pujarían por conseguir los derechos para realizar o comercializar un largometraje o una serie televisiva sobre una sociedad global que da rienda suelta al miedo, y a considerar más verosímil la histeria que la verdad, y a basarse más en la ignorancia que en las prestaciones de su sistema sanitario, porque un excesivo número de habitantes no sabe asimilar correctamente la gran cantidad de información que recibe a diario acerca de una alerta sanitaria en relación a una mutación vírica que en el país de origen, China, causa un porcentaje de fallecidos menor que los anteriores coronavirus en proporción al número de personas afectadas.

Urge vacunar de madurez para contrarrestar el miedo a la libertad y al conocimiento. Porque el miedo es adictivo, tiene mucho potencial de fabulación (antes se le llamaba superchería, ahora 'fake news') y se puede cargar la convivencia, la economía y la atención prioritaria a la población que padece enfermedades mucho más mortíferas.

En enero de 2021 quiero ver en países como España una movilización tan extensa, pero en positivo, y sin colapsar el funcionamiento del país, para reducir al menos en un 50% el número de muertes por gripe. En cuanto se diagnostique en un ambulatorio el primer caso de gripe, ya sea en un pueblo de Burgos o en un barrio de Madrid, pidamos la comparecencia de las autoridades y que los telediarios dediquen la mitad de su minutado al virus gripal. ¿Queremos salvar vidas o queremos entretenernos consumiendo miedos?