Viviendo en la mentira

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28 sep 2019 / 07:00 h - Actualizado: 28 sep 2019 / 07:00 h.
"Los medios y los días"
  • Viviendo en la mentira

España vive en la mentira y en el subdesarrollo mental desde hace mucho tiempo, en concreto desde que no supo engancharse plenamente a la Ilustración, al liberalismo y a las revoluciones industriales y se aferró a las monarquías absolutas y religiosas fundamentalistas de los Reyes Católicos, Carlos I y Felipe II. Sí, fuimos los dueños del mundo, pero nos empeñamos en mantener una postura nacionalcatólica y grandilocuente en el gasto que nos llevó a la ruina. Nunca nos hemos librado del todo de ese estigma y me parece que esos rasgos de carácter que tenemos hoy –de pillos, egoístas y corruptos- nos vienen de ahí, de no haber comprendido que teníamos que habernos unido a las corrientes luteranas, calvinistas y judías que hoy pilotan el mundo y son imitadas por otras culturas. Todavía hace poco la administración ha debido retirar unas imágenes religiosas radiografiadas porque una minoría de personas son incapaces de aceptar la verdad y prefieren no sólo continuar viviendo en su imaginario, sino que todos los demás sigamos su ejemplo. Y miren, la fe se lleva en el corazón y las imágenes son hermosas por fuera, pero por dentro tienen huesos y fealdad, como cualquiera de nosotros. Y eso hay que aceptarlo con valentía.

La derrota continua del pensamiento liberal en el siglo XIX y el franquismo del siglo XX son consecuencia de esta mentalidad “feudal”, bravucona y cobarde. Cuando Estados Unidos quería quedarse con Cuba algunos periódicos españoles se mofaban de la nueva nación porque –decían- era un país atrasado al que íbamos a vencer fácilmente con nuestra potencia militar. Pero llegaron nuestros barcos de madera allí y los norteamericanos con los suyos -ya fruto de la revolución industrial- nos derrotaron en un momento. Claro, mientras ellos ya habían vencido a ingleses y a los capitalistas esclavistas del sur, nosotros vivíamos de haber conquistado América y de haber dado la vuelta al mundo. Mientras estábamos aún durmiendo la borrachera del éxito históricamente momentáneo, las demás potencias se habían hecho con lo que descubrimos y lo que descubrimos se había esfumado de nuestras manos con San Martín y Bolívar al frente, que tampoco supieron modernizar América Latina, la dejaron en manos de la garra y de la codicia mercantil propia e internacional. Ellos procedían de esa clase social.

Con ese lastre que nos asfixia, con ese atraso ancestral que nos impidió participar en las dos guerras mundiales donde al final todos salieron ganando –vencedores y perdedores- desembocamos en nuevos absolutismos hasta llegar a esta democracia que hoy ofrece una visión de sainete y esperpento, una democracia que no es tal porque es el único trabajo donde a sus protagonistas no se les exige nada. Un político y un votante pueden serlo sin preparación alguna. Partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, ONGs, múltiples asociaciones de todo tipo, viven gracias al dinero público, los bancos son acreedores de los partidos políticos, del Estado, de las grandes empresas, el inmenso patrimonio histórico que hemos levantado se pudre en buena medida porque también depende del Estado, unas zonas de España deben asistir a otras por solidaridad –dicen- y las asisten, pero a cambio crean indolencia en los asistidos. Será el menos malo de los sistemas, pero eso no significa que no deje de ser un engaño que estaba planeado desde antes de morir Franco.

En esa democracia ni siquiera ha hecho mella una realidad: que se acabaron los partidos políticos a la vieja usanza porque el comunismo ha fracasado, el comunismo que es el que dividió al mundo en dos o agoniza o se torna en capitalismo. Ya no hay más que dos corrientes ideológicas: la liberal y la neoliberal y luego tenemos al necesario Pepito Grillo de ambas que es la llamada izquierda. Sin embargo, tanto en España como fuera de ella se sigue jugando a la democracia con la diferencia de que como otros la llevan ejerciendo y aguantando desde hace más tiempo, la saben manejar mejor. Aquí no, aquí vamos a elecciones al menor tropezón, pero ya aprenderemos también.

Aprenderemos que el mundo se arma y se rearma y que no estamos en la Tercera Guerra Mundial por miedo a perderlo todo; aprenderemos que ya no se puede hablar tanto del futuro de los trabajadores sino del no futuro de los seres humanos porque será la Inteligencia Artificial la que los está sustituyendo y los sustituirá en un considerable porcentaje (en un 15% más a corto plazo). ¿Para qué se van a complicar los empresarios la vida con huelgas si todo o casi todo lo puede hacer una maquina?

Aprenderemos a que no es ninguna quimera el Brexit ni el independentismo catalán. Inglaterra tiene potencial en ella y más allá de ella para soportar el topetazo que va a sufrir en primera instancia. Y Cataluña entrará en una dinámica de enfrentamiento interno, los primeros que irían de verdad y en masa a la cárcel son estos tontos útiles que han detenido ahora, pero saldría adelante si fuera independiente y además llegaría a miembro de la UE. Sólo sería cuestión de años. Y por supuesto sus presos actuales son presos políticos porque todos los seres humanos que han deseado lograr algo histórico relevante en sus vidas han recibido el castigo y la resistencia de quienes ya ostentaban el poder. Podemos estar o no de acuerdo con el Brexit y con la emancipación catalana pero no taparnos de nuevo los ojos porque esa ceguera de vivir en la mentira es la que ha provocado la situación en Cataluña.

Aprenderemos que si hemos llegado al punto en el que nos encontramos a nivel cotidiano e histórico es porque aún no hemos cortado el cordón de la España de charanga y pandereta, el cordón de la España pícara, porque si cuando nos hacen arreglos caros o muy caros en casa y pagamos en negro y nos cobran en negro, ¿por qué nos escandalizamos de que los que están arriba manejando mucho dinero actúen de forma similar? ¿Acaso no somos nosotros mismos candidatos a comportarnos de forma parecida?, ¿acaso no son los corruptos de arriba resultado de los “listos” de abajo y viceversa?

Supongo que a fuerza de golpes aprenderemos todo esto o nos lo impondrán los hechos que, miren ustedes, serán horribles y desagradables, pero son los que son. Vivir en la mentira es algo connatural al humano, pero en unos mucho más que en otros.