Allá por 2004, en el programa Un, Dos Tres, aparecía el Dúo Sacapuntas, que en sus sketches incluían a dos actores que padecían enanismo. El programa fue denunciado por una asociación por burlas y vejaciones a los dos actores.
Tras la retirada de su participación, uno de los actores denunció a la asociación que había acudido en su rescate, por impedirle trabajar en un puesto en el que se encontraba muy a gusto, se sentía respetado, cobraba bien y estaba orgulloso de poder ganarse la vida honradamente. Con el nuevo siglo ya empezaban las primeras claras de lo políticamente correcto. Años después, todo lo correcto se ha expandido de tal manera que el BIG BANG es una simple explosión de petardo al lado de todo esto. Cayeron las Ninfas en el Carnaval de Cádiz, cayeron las azafatas en el ciclismo y ahora caen las azafatas de la Fórmula 1.
La cosificación de la mujer, al parecer, solo está en las parrillas y los pódiums. En un balcón de la Puerta del Sol, dando las campanadas en traje súper ceñido (a lado del cual un mono de azafata de F1 es una infanta de Velázquez con su miriñaque) para millones de espectadores, no es cosificación, sino apología del feminismo y la libertad.
Pero como puedo estar equivocado, solo se me ocurre una simple pregunta: ¿Por qué nos empeñamos en decidir por los demás en lugar de preguntarles antes a los afectados qué es lo que piensan? Si se siente mal, cierren el quiosco. Si se sienten bien, dejen que cada uno viva su vida. Sin decidir por ellos. ~