Ya llegó

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25 mar 2023 / 10:37 h - Actualizado: 25 mar 2023 / 10:38 h.
"Cofradías","Cuaresma 2023"
  • Ya llegó

Me imagino que a ustedes les pasa como a mí. Ya están presintiendo las tardes doradas que nos arranca de la boca este invierno enemigo que por fin se marcha. Y es que ya llegó. Es un desasosiego que vuelve y que se cuela hasta el corral sin golpear la puerta con los nudillos de la memoria, una y otra vez. Las calles se dibujan con el gentío alegre y desordenado. Los naranjos, como señoritos de Muñoz Rojas, presumen orgullosos de sus botones de azahar. Botones que impacientes por desabrocharse se han abierto de par en par para dejar al descubierto lo que se nos promete y se nos concede sin condiciones cada año. La primavera. Ese espejismo sevillano que sólo habita en la herencia de nuestros deseos. Porque la primavera sevillana es una fantasía que solo crece en nuestra piel.

Y es que ya no hay vuelta atrás. Sevilla, está resucitando. Una ciudad que se desespera y se despereza de tanta hibernación. Paradoja bendita de una Sevilla que cada año se prepara para la Muerte con el mismo celo que lo hace una novia para su boda.

Ya llegó. Saldremos este domingo del pregón como perros de caza buscando en cada esquina el reflejo de la semana de oro. La de los sonidos que todo lo cuentan y que todo lo callan.

¡Callad, callad!, que quiero escuchar los suspiros de mi hermana cuando su Virgen de la Estrella rompe en dos la calle San Jacinto para recordarle que la sigue queriendo como cuando era una niña. Por eso, ¡callad, por Dios! que quiero escuchar cómo se me encoge el corazón cuando se cierra la puerta detrás de mis dos nazarenos de la Calzá que marchan camino de donde esa pena antigua de mirada baja de la Virgen de la Encarnación cuida de los dueños de mis sonrisas.

¡Silencio, por favor! silencio que ya viene el presentimiento de las plumas blancas. Sangre verde, plumas blancas y una Madre que vigila desde el atrio. ¿Qué más necesitamos para quereros, romanos? Que ya viene mi tropa para acunarse en el regazo hermano de esta Cleopatra a la que le mordió el áspid de sus corazones. Y allí me quedé presa esperando la Sentencia. Madrugada de puente que desafía los cálculos de Eiffel, porque allí cabemos todos. Los del Arco y los de la calle Pureza.

Ya llegó, señores... ya llegó la víspera de los días en los que todo nace para morir y donde todo muere para nacer. Donde Sevilla es esa mujer que se viste de mantilla y también esa mujer vanguardista que se pinta el pelo de colores y se tatúa en su mano sus sueños. Sólo depende de nosotros qué cara de la moneda queremos que reluzca en nuestra mano. O si sería mejor que la moneda cayera de canto.