Salvo hecatombe monumental, hoy será investido, como presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez. Formará un Gobierno con rapidez y tendrá que enfrentar problemas que, dada la parálisis política vivida durante los últimos meses, se han ido enquistando y ya provocan daños a todos los niveles de, por ejemplo, la economía española.
Uno de ellos es el problema del coste de la luz. Ante una situación de clara inestabilidad económica, ahora que el precio del petróleo comienza a elevarse debido a las tensiones que se viven en la zona en la que se acumula mayor producción y mayor tráfico de crudo, ahora, es necesario que el nuevo Gobierno de Sánchez se ponga manos a la obra con el problema energético que se vive en España desde hace mucho más tiempo del deseado. Son casi cuatro millones de personas las que se encuentran en situación de pobreza energética y en España seguimos teniendo la cuarta factura de luz más cara de la Unión Europea.
Los socialistas y sus nuevos socios han denunciado, siempre que gobernó el PP, la falta de compromiso político para resolver el asunto. Ahora que gobiernan ellos tienen una oportunidad de oro para demostrar que lo único necesario era ese compromiso. Aunque, en realidad, hará falta algo más para transformar un sector esencial para el país y para llegar a convertir el sector energético en un mercado libre de cargas absurdas. Aunque no será tarea fácil, lo cierto es que el Gobierno tendrá un margen enorme para poder tomar decisiones puesto que el 60 por ciento del precio de la factura de la luz corresponde a impuestos.
Tal vez ha llegado el momento de dar la espalda a esas puertas giratorias que tanto ha denunciado Pablo Iglesias. Veamos si al terminar la legislatura se ha avanzado en un asunto que, de momento, nos recibe con un aumento del 10 por ciento en la próxima factura.