Informe España

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23 feb 2017 / 07:16 h - Actualizado: 23 feb 2017 / 07:16 h.
"Paro","Crisis"
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El triunfalismo de los políticos, en este caso concreto de los que forman el Gobierno de España, se viene abajo en cuanto aparece un informe elaborado por un organismo ajeno a ellos. Desde Bruselas llega el Informe España que, si bien reconoce que se han logrado cosas importantes durante los últimos meses, deja claro que la fragilidad de la situación en la que se encuentra nuestro país es más seria de lo que podría parecer, tanto en territorios económicos como sociales. No hay paños calientes, en ese documento, para algunos asuntos que generan especial alarma social y, sobre todo, preguntas sobre si el camino emprendido durante la última gran crisis ha sido el adecuado. Porque es labor de los políticos no pensar solo en el presente o en las siguientes elecciones, no actuar con el cortoplacismo como guía. Su labor es tener en consideración el futuro de todo un país, el bienestar de millones de personas. Porque se pueden hacer las cosas bien sin renunciar al beneficio común.

Algunos de los datos que arroja este informe son, por lo menos, preocupantes. Mariano Rajoy no va a tener demasiadas posibilidades de presumir de una deuda completamente desproporcionada, de un sistema fiscal con serios problemas; de unos niveles de desigualdad (que ya se deja notar en el acceso a la sanidad pública), pobreza y exclusión social que están por encima de la media europea, o de tasas de temporalidad en el trabajo que está provocando unos desajustes sociales y fiscales extremos como, por ejemplo, que la seguridad social esté en números rojos desde hace un lustro o que la fragilidad fiscal española vaya a peor.

Si un dato destaca sobre los demás es que el 28 por ciento de los españoles se encuentra en riesgo de exclusión social y que algo más del 30 por ciento de los niños estén dentro de este grupo. Un paro en cotas elevadísimas, que se enquista hasta considerarse de larga duración en un porcentaje de casos más que considerable y un paro juvenil por encima de un 40 por ciento, es una de las causas, posiblemente la más relevante, por las que se están llegando a situaciones dramáticas aunque el Gobierno anuncie que las cosas van bien y que la recuperación económica es una realidad. Parece que los políticos no terminan de entender que la relación con los mercados (otro de los problemas es esta relación que puede ser tóxica y colapsar nuestra economía en el caso de que aparezcan problemas que otros países podrían resistir con mayor facilidad) o la prima de riesgo, no afecta al que tiene que hacer la compra diaria o paga su hipoteca.

Como curiosidad, hay que señalar un comentario del informe que se refiere a unos beneficios sociales «limitados»” comparados con otros países de la Unión Europea. Si Bruselas, que no suele hacer concesiones excesivas mientras las cuentas no cuadran, dice algo así, hay que pensar que las cosas no van del todo bien, tal vez son graves. Y esto, un problema verdaderamente grave, es lo que debe intentar solucionar el Gobierno, olvidando los gestos triunfalistas que no conducen a ningún lugar. Para eso se les vota y para eso se les paga