Opinión

El Correo

La violencia de los políticos es letal para la democracia española

La violencia de los políticos es letal para la democracia española

La violencia de los políticos es letal para la democracia española / El Correo

Es, sencillamente, inaceptable la actitud que tuvo ayer Javier Ortega Smith en el pleno del Ayuntamiento de Madrid. Un ademán violento que un político no se puede permitir, que es motivo suficiente para que, por ejemplo, el propio alcalde de Madrid pida al portavoz de Vox que entregue su acta. Por supuesto, Ortega Smith no piensa hacerlo y desde Vox, bien se guarda silencio, bien se tacha a los políticos del PP de blandos que han comprado el relato a la izquierda que inventa agresiones. El gesto de Ortega Smith no puede tolerarse en el seno de una institución democrática que pisotea el diálogo, la libertad o cualquier valor democrático.

Las imágenes son las que son y no dejan lugar a dudas. Y por mucho que en Vox traten de convertir lo que ha ocurrido en una invención o en algo sin importancia, el caso es grave y no se puede aceptar en una democracia.

No es la primera vez que ocurre algo así. Los gestos incomprensiblemente violentos, los comentarios racistas, xenófobos y clasistas, comienzan a ser un clásico entre los miembros de Vox. El otro día vimos al vicepresidente de la Generalitat valenciana teniendo su propio rifi rafe; en las protestas de la calle Ferraz el propio Ortega Smith trataba de amedrentar a la policía; en protestas contra la ley de amnistía el vicepresidente de Castilla León daba una lección sobre lo que no debe hacer un cargo político.

No cabe la violencia, el racismo, la homofobia o la xenofobia en la democracia española. Y no cabe dar espacio a estas cosas aunque con los votos de algunas formaciones se pueda gobernar. Si el PSOE ha logrado llegar a acuerdos con partidos políticos puestos en entredicho por diversas razones y resulta repugnante para buena parte de españoles, el PP tiene su propio lastre teniendo que pactar y soportar lo que es y representa Vox a tenor de lo que hacen sus representantes. Los hechos son datos objetivos y la repugnancia debe ser la misma en un caso o en otro.