Opinión

El Correo

Sanidad, un caballo sin domar

Sanidad, un caballo sin domar

Sanidad, un caballo sin domar / El Correo

Una explicación posible a la situación actual de las cosas, sea cual sea el ámbito observado, es echar la vista atrás y señalar lo que pasó acusando, de paso, a otros como causantes del fiasco. La sanidad pública andaluza es uno de esos ejemplos que resulta sangrante puesto que son más de un millón de personas las que aguardan, cargados de una paciencia que algunos no tienen por la premura que exige una enfermedad, a ser atendidos en consulta o a ser operados. Catalina García, consejera de Salud, trató de explicar, hace unos días, en el parlamento andaluz que la culpa es de la pandemia, de la falta de facultativos y de una herencia envenenada. No es de recibo que el gran problema al que se enfrenta el Gobierno de Moreno Bonilla se intente justificar cargando responsabilidades sobre otros. Por si era poco, la razón que sumó la consejera fue que los andaluces demandan más los servicios asistenciales. Esto es posible que sea una vuelta de tuerca más absurda que cualquier otra ya que cualquier persona demanda el servicio de asistencia médica o de enfermería sólo si es necesario y sólo si se encuentra enfermo. Más de lo mismo y excusas que no caben a estas alturas.

Las soluciones que proponía la señora García fueron muy parecidas a las que ya intentaron otros con escasísimo éxito, entre otras cosas por ser cortoplacistas y no afrontar el problema desde su raíz: apertura de quirófanos durante las tardes y los días festivos, permitir y fomentar las horas extras y el concierto con centros privados.

No parece que se analice en profundidad el motivo de tanta carencia y de un funcionamiento en entredicho. Y tampoco parece que la oposición esté dispuesta a colaborar para conseguir mejorar las cosas; al contrario, los partidos de la oposición saben que este capítulo puede ser determinante para que el Gobierno actual de Andalucía sufra una considerable pérdida de apoyos en las urnas.

Algo tan importante como la sanidad pública sigue siendo el caballo de batalla que no termina de domarse por parte de nadie.