Son incontables las veces que he pasado de largo, camino de Granada, sin poder evitar volver la vista a un lado para mirar las numerosas fábricas y almacenes con nombres que a todos nos resultan muy familiares, pero solo en un par de estas ocasiones habré echado el freno por “fuerza mayor”.
Y la fuerza mayor no es otra que el aroma, ese que te atrapa y te lleva hasta su chimenea, como si de un dibujo animado se tratara. ¿Quién puede resistirse a las paduanas? por ejemplo. En definitiva, lo típico: pasar con el coche; excursiones en época navideña con el colegio, etc. Pero para mi asombro, Estepa sigue con mucha vida después de las navidades, y con mucho que contar y enseñar ¡por supuesto!
A poco más de un mes de las navidades, Estepa llenará sus calles de turistas en busca de mantecados, chocolates y bombones para pasar las fiestas y, si tú eres uno de ellos, te recomiendo que te dejes llevar y alargues tu visita más allá de lo dulce.
El centro de Andalucía
Situado en el sureste de la provincia de Sevilla y lindando con las provincias de Córdoba y Málaga nos encontramos con una ciudad que quiere hacer que su aroma sea Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Estepa es un municipio de unos 12.500 habitantes ubicada en el centro de la Comunidad Autónoma de Andalucía, en la comarca Sierra Sur de Sevilla y mundialmente conocido por la elaboración de mantecados y polvorones, pero más allá de del mantecado y del polvorón, Estepa es una ciudad milenaria, una ciudad que tiene un gran potencial turístico siendo una ciudad con un rico patrimonio. Un turismo que puede ser un vector de crecimiento cuando la época navideña ya se despide.
El principal visitante de Estepa es aquel que va a comprar mantecados, pero poco a poco, Estepa ha sabido atrapar a quien ha querido conocerla y cada vez son más los que deciden adentrarse en sus monumentos y probar su gastronomía.
Zona monumental
Lo primero con lo que me topé en cuanto entré en el pueblo, fue con la casa palacio del Marqués de Cerverales, que cuenta en su fachada con una portada barroca de columnas salomónicas y que fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1984. Detalle que podemos observar en su balcón, es la deformidad del mismo provocado por los movimientos del terremoto de Lisboa en 1755. Y ¡ojo! ¡que solo acabamos de llegar!
Otro de los lugares que también llaman mi atención, es la Torre de La Victoria, que pertenece a la desaparecida Iglesia Nuestra Señora de La Victoria. En 1766 fue reconocida como uno de los ejemplos más relevantes del barroco andaluz y fue nombrado Monumento Nacional en 1955.
Junto a ella, el museo arqueológico Padre Martín Recio, antiguo edificio de las Escuelas Pías y que, hasta mitad del siglo XX, sirvió también de cárcel. En su interior se conservan las puertas enrejadas de hierro, que nos delatan su anterior función.
El nacimiento de una tradición
Y como opinión personal, la joya destacable del patrimonio de esta maravillosa Ciudad (título que le concedió la Reina María Cristina de Habsburgo-Lorena en 1886) la iglesia del Convento de Santa Clara.
El Monasterio de Santa Clara, concretamente su iglesia, es del siglo XVII. El convento y monasterio de Santa Clara es fundado por los segundos marqueses de Estepa en el siglo XVI, construido para su segunda hija, María Centurión, quién se convertiría en sor María de Santa Clara, la Madre Fundadora del convento.
La iglesia del convento guarda en su interior un riquísimo patrimonio, con una imaginería bien conservada, original al templo y única.
La «otra» Virgen del Rocío
Y, ¿qué pasaría si la Virgen del Rocío no fuese la auténtica? No, no me he vuelto loca, ni he extraviado los papeles. Este interrogante es el argumento de una película de ficción y aventura, basada en una leyenda bandolera: «Los hijos de San Luis».
Una producción de Cines Méliès que se rodó en pleno centro de Andalucía, principalmente, en las localidades de Estepa, Osuna, Alameda, Grazalema y Antequera.
Así que, ¡ya veis! Estepa no es solo la ciudad de la navidad cuando la temporada lo requiere. Su aroma, monumentos, paisaje y habitantes, nos hacen las delicias en cualquier época del año.