La belleza vital que no se termina de conocer

Medio centenar de senderistas realizan una nueva ruta por El Cerro del Hierro. Las calizas grandes protagonistas de una jornada donde también se ha abordado la importancia biológica y etnográfica del Monumento Natural.

09 jun 2019 / 09:42 h - Actualizado: 09 jun 2019 / 14:08 h.
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Aquellos primeros pobladores no eran conscientes de la historia de la tierra que pisaban. Quien muchos siglos después la explotaron tampoco podían ser sabedores de la trascendencia que su acción tendría. Hoy, el hombre moderno, el del siglo XXI es capaz de aglutinar ambas épocas y darle cierto sentido. Ahora bien ¿termina conociendo alguna vez su tierra? La respuesta es bien clara. No.

Por mucho que se pise su tierra roja aderezada de purpurina, jamás nadie podrá decir que conoce El Cerro del Hierro. Este lugar ha sido estudiado por mentes inquietas y privilegiadas. Conocen su historia, cómo se formó, cómo se trabajó en él. Y sin embargo, siempre hay algo que descubrir en su interior. Este pasado sábado, medio centenar de personas han descubierto una nueva cara de El Cerro del Hierro.

Enmarcada en las actividades de la VIII Semana Europea de los Geoparques, el monumento natural ha recibido a medio centenar de senderistas que han tenido el privilegio de “inaugurar” una nueva ruta. Una ruta que ha girado en torno a las calizas, la roca predominante en El Cerro del Hierro y que ha propiciado la formación de un paisaje sin igual. Dicha ruta ha sido dirigida por Alberto Gil, Geólogo del Parque Natural Sierra Norte, contando con la inestimable ayuda de Rafael Pérez de Guzman, técnico de dicho parque, y también con la presencia de su director-conservador, Pedro Mendoza.

Ruta de las calizas

El recorrido de esta ruta tiene su inicio en el antiguo poblado minero que construyeran los escoceses que explotaban la mina para sus trabajadores. Es en sus alrededores donde se ubican esa calizas pequeñas, tal y como las llaman los lugareños. De ahí se ha accedido a las calizas medianas y finalmente los participantes han ido a desembocar a la calizas grandes, que es lo que corresponde al monumento natural propiamente dicho. Esta parte es totalmente inédita y se ha conseguido hacer gracias al trabajo de desbroce y acomodación del nuevo sendero. El hecho de que reciban el apelativo de pequeñas, medianas o grandes se debe a su explotación. Si las grandes son las que más se han explotado por la minería, las pequeñas son las que ofrecen apenas unos pináculos asomando. En este sentido ha sido fundamental la acción de la mano del hombre. Una mano que no ha venido a descubrir, sino a ofrecernos la visión más pura y verdadera de ese fondo marino que hace millones de año ocupaba la zona. Un fondo donde predominaban grandes columnas calizas que hablan de la presencia de aquellos primeros pobladores llamados Trilobites, Arqueocitos y Estromatolitos. Un fondo que posteriormente emergió y el proceso de karstificación hizo que los minerales de hierro en óxidos e hidróxidos se depositaran en su cavidades. Un fondo que ya sin ser mar ofreció un rico material al hombre, que explotando dicho material devolvió la caliza a la vista de todos.

Único en Europa

Por mucho que pasen los años, el ser humano será incapaz de entender la verdadera magnitud de El Cerro del Hierro. Como ejemplo, el dato ofrecido por el geólogo Alberto Gil, quien ha instruido a los presentes en este estreno de ruta con la explicación de lo que tenían ante sus ojos. Un megalapiaz. Se trata de una morfología que se da en otras partes del mundo en zonas tropicales, como China o Madagascar. Sin embargo, en Europa es el único caso, lo que nos indica que esta morfología se generó en un clima tropical. Los geólogos han deducido es que esta morfologia se creo hace 540 millones de año por lo que hablamos de un paleokarst que se quedó fosilizado gracias a la sedimentación de rocas que quedaron por encima. Además, añade, sigue funcionando, pues está expuesto y sigue funcionando la kastificaciónm aunque con otro sistema, cuevas, galerías y demás.

Monumento Natural

El aspecto geológico es uno de los detonantes para que El Cerro del Hierro sea monumento natural. Pero justo a este bastón, la concesión se apoya en otros dos. Así, es también fundamental su labor etnográfica gracias a la explotacion minera. Una explotación que en el siglo XIX llevara a cabo una expedición escocesa. Fueron ellos los grades valedores de ese hierro masivo, con una concentración de más del 90% que exportaron en su gran mayoría hacia el Reino Unido. Fueron ellos quien, además, dieron vida al poblado, instaurando su propia iglesia, su campo de fútbol e incluso su propio dinero. Un dinero que solo tenía valor en el enconomato del poblado. Pero junto al interés minero, la tercera pata del monumento natural es su valor biológico.

Desde que se convirtiera en monte público por la acción de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, allá a comienzos del siglo XXI, en estas tierras no se ha llevado a cabo una reforestación general. Ha sido la propia naturaleza quien poco a poco se ha ido reforestando. Y lo ha hecho a la perfección. Los callejones que los asistentes a la ruta han visitado han destacado por su riqueza. En contraste con el monte mediterráneo, los callejones internos del monumento destacan por un bosque selvático, con predominio de madreselva y arbustos que contribuyen a crear un microhabitat en el que el descenso de la temperatura es más que apreciable. Otro de esos encantos que el hombre jamás sabe apreciar.

Dos moradores de excepción

Junto al valor de su flora, su fauna también destaca por albergar especies dignas de reseñar. Así por ejemplo, el de El Cerro es un paraje idílico para un animal al que no le gusta el contacto humano, como es la cigüeña negra. Una especie amenazada y vulnerable que tiene su casa en el paisaje karstico que ofrece El Cerro del Hierro. Se trata de una pareja de ejemplares y tres crías, que parecían llamados por la ocasión y también han querido participar de esta singular ruta.

Próxima cita en septiembre

La de este sábado ha sido la experiencia piloto, digámoslo así. Ha tenido su final en el Centro de Interpretación, también conocido como la Casa de los Ingleses, donde Rosa Jiménez, de la empresa Nature he explicado los detalles más relevantes del monumento natural y su entorno. Esta inauguración ha servido, tal y como asegura Pedro Mendoza, para tomarle el pulso a la que pronto será nueva ruta oficial. Eso sí, el próximo pase tendrá que esperar hasta septiembre, cuando coincidiendo con el Congreso Europeo de Geoparques que se celebrará en Sevilla, se realice de nuevo. Ya para ese entonces hay una lista de reserva con más de un centenar de personas inscritas. Personas que participarán en dicho congreso. Personas que quedarán atrapadas por la belleza de la historia este lugar, por su idílico clima y por ese sentimiento eterno de no terminar de conocer algo tan grande como la tierra que tenemos bajo nuestros pies.