Nueva vida a la histórica Hacienda Tablante

El desarrollo de actividades relacionadas con la hostelería y el esparcimiento es parte del proyecto que se tiene pensado para sacar adelante la nueva vida del histórico edificio de Espartinas

Hacienda Tablante.

Hacienda Tablante. / Fermín Cabanillas

Fermín Cabanillas

Los propietarios de la Hacienda Tablante de Espartinas han presentado un proyecto de actuación para la recuperación del inmueble y el desarrollo de actividades relacionadas con la hostelería y el esparcimiento, con la idea de recuperar uno de los edificios históricos más importantes del Aljarafe sevillano.

Este proyecto contempla la construcción de salones de celebraciones y un alojamiento rural para la recuperación y puesta en valor de la hacienda, generando empleo y riqueza en el municipio.

La alcaldesa de la localidad sevillana, Cristina Los Arcos, y el concejal de Urbanismo, Juan Luis Núñez, han visitado el inmueble con los propietarios de la hacienda, que se sitúa en la zona de Tablantes.

Sobre una antigua villa romana

La Hacienda se sitúa sobre una villa romana, que procede de término latino tabulae, medida agraria romana.

Con posterioridad fue una alquería musulmana, recogida en el Repartimiento de Sevilla y bautizada con el nombre de Mesnada.

En el siglo XVI fue propiedad del poeta Juan de Arguijo, que la debió tener como villa de recreo a la manera renacentista italiana, y así, en 1599 recibió en ella a la marquesa de Denia, esposa del duque de Lerma, valido de Felipe III. La legendaria fiesta que el literato ofreció a su ilustre invitada en Tablante el 13 de octubre de ese año fue una de las causas de su ruina, lo que le llevó, además de a ser perseguido por la justicia, a perder su finca aljarafeña y su palacio sevillano.

La siguiente propiedad

El perímetro exterior está completamente cerrado por una alta tapia y denota ya el carácter culto de la edificación, como se ve por ejemplo en el sutil apilastrado de la torre de contrapeso que se eleva en fachada.

El interior se articula en torno a un gran patio empedrado y en parte cerrado por una tapia almenada.

El acceso se realiza a través de una sencilla portada de corte neoclásico en la que aparece el nombre de la hacienda y junto a la que se disponían tres paneles de azulejos fechados en 1755 y 1756.

Vicisitudes que llevaron a que en el siglo XVII Adrián Jácome y Francisca de Linden se hiciesen con su propiedad y fundasen un mayorazgo que abarcaba más 440 aranzadas de olivar, en las que se contabilizaban unos 20.000 pies de olivo.

Se sabe también que sus instalaciones no solo fueron aceiteras, sino que también contó con lagar y bodega de vino.