Un carmonés esquiva el desahucio porque el banco vendió su hipoteca

Victoria en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Carmona de Stop Desahucios

18 ene 2018 / 18:07 h - Actualizado: 18 ene 2018 / 23:12 h.
"Desahucios","Hipotecas"
  • Fachada lateral de los juzgados de Carmona, a la izquierda. / Ezequiel García
    Fachada lateral de los juzgados de Carmona, a la izquierda. / Ezequiel García

Desde tiempos bíblicos sabemos que cuando David coge bien la onda es capaz de noquear a Goliat. Así ha ocurrido con un vecino de Carmona, al que Abanca iba a desahuciar en 2015.

Sin embargo, el auto del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº1 de la milenaria ciudad, desestimó en septiembre de 2017 las pretensiones de la entidad financiera al no acreditar ésta que efectivamente seguía siendo la propietaria de la deuda, sino las escrituras. El caso ha sido dado a conocer ahora por la plataforma Stop Desahucios y su asociación Arfade (Apoyo a las Familias Afectadas por la Desigualdad en España).

Explican que las entidades bancarias en quiebra, como ocurrió con Caixa Galicia, con la que el vecino se hipotecó, venden sus hipotecas en el mercado internacional transformadas y troceadas en bonos, haciendo virtualmente imposible seguir el rastro de los verdaderos propietarios de la deuda hipotecaria. «Puede que un 0,1 por ciento de esta hipoteca esté en Singapur, otro 0,01 por ciento en Suiza, y así sucesivamente», explica uno de los miembros de la plataforma, David Navas.

El vecino, simplemente, pidió al juez que la entidad que lo iba a desahuciar acreditara ser la propietaria de la deuda, algo que no pudo cumplir el banco, aunque Abanca recurrió este auto y de nuevo habrá juicio, con fecha aún no determinada, en la Audiencia Provincial.

Además, el caso, dada la escasez de recursos de este vecino, que se quedó en paro en 2007 (y que encadenó infraempleos solo dos años más, sin ningún trabajo digno hasta noviembre de 2017), lo ganó en primera instancia con un abogado de oficio.

La vivienda en cuestión está en el término de Carmona y el propietario pagaba todos los meses una hipoteca de 700 euros, lo que podía permitirse mientras trabajaba precisamente en otra entidad bancaria que también quebró durante la larga crisis económica.

«Al quedarme en paro», explica –pide a este medio que no difunda sus datos– intenté negociar una dación en pago, pero me querían estafar y me pusieron por delante un contrato que de todas formas me iba a despojar de mis bienes. Investigué y con herramientas que tiene Stop Desahucios supe que mi deuda hipotecaria había podido pasar por hasta cuatro o cinco entidades distintas».

Desde Arfade explican que efectivamente, «el 95 por ciento de las hipotecas acaban convertidas en bonos» cuyos propietarios poseen una deuda «que nunca podrán cobrar: se tendrían que organizar, lo cual es improbable y además lo prohíbe una cláusula al adquirir participaciones de esos bonos: una muestra más de la avaricia de la banca y de las famosas cláusulas abusivas».

Otra de estas cláusulas abusivas, explican, es la que exime a la entidad que concede una hipoteca de informar al hipotecado si ha vendido (o cuántas veces) su deuda. Con una consecuencia: «muy pocos bancos pueden acreditar que poseen las deudas que reclaman». De hecho, el caso de Carmona es el tercero de España, con precedentes en Málaga y Granada, dicen desde Arfade. Puede que ni de lejos sea el último.