Sevilla FC

El Ramón Sánchez-Pizjuán dice adiós a Jesús Navas

La mayor leyenda de la historia del Sevilla FC se despide de la que ha sido su casa durante 17 temporadas y media contra el Celta de Vigo

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El Correo

Aarón Pérez Díaz

Desde que debutara en el Ramón Sánchez-Pizjuán el 7 de diciembre de 2003, Jesús Navas ha cosechado una carrera de ensueño. El capitán del conjunto de Nervión ha disputado 703 partidos con la camiseta del Sevilla FC, en los que ha marcado 19 goles y ha repartido 139 asistencias. 2 Copas del Rey, 1 Supercopa de España, 2 Copas de la UEFA, 1 Supercopa de Europa y 2 Europa League conforman el palmarés del de Los Palacios.

Una carrera de esta magnitud merecía una despedida a la altura y así ha sido. Después de que Iago Aspas ofreciera un detalle conmemorativo a la leyenda sevillista, todos los trofeos conquistados por Jesús Navas esperaban en el centro del campo esperando el gran momento. El Pizjuán parecía derrumbarse cuando se anunciaba la titularidad del 16 del Sevilla FC.

Cuando el Himno del Centenario resonaba en todo el estadio, lleno hasta la bandera, ambos equipos realizaron un pasillo para recibir a la leyenda del conjunto nervionense. Jesús Navas pisaba el césped del Sánchez-Pizjuán por última vez acompañado de sus dos hijos. Acto seguido, posó con sus compañeros, visiblemente emocionado, con todos sus títulos detrás.

Antes de comenzar el encuentro, el protagonista de la noche realizó el saque de honor, ante la ovación de todo el Pizjuán, afición del Celta incluida.

El último partido, el coraje de siempre

Jesús Navas arrancó el partido con el ímpetu de siempre, como si fuera otra vez aquel chaval que con 18 años recién cumplidos corría la banda del Sánchez-Pizjuán por primera vez.

El partido era de ida y vuelta, con pocas ocasiones claras para ambos equipos. Los ataques sevillistas llevaban nombre propio: Jesús Navas. Él era el más emocionado de los 22 jugadores y también el que más peligro estaba creando.

La afición sevillista agradecía y ovacionaba al capitán con cada galopada que Jesús daba por la banda derecha, su banda. El de Los Palacios lleva años con un dolor en la cadera, pero eso no le iba a impedir despedirse de su afición, de su casa.

En el minuto 38, Navas hacía saltar las alarmas tras caer en área propia, pero haría falta mucho más para sacarle del campo. El capitán se levantaba y continuaba jugando cojeando levemente.

Antes de despedirse para siempre del verde del Pizjuán, Manu Bueno le regaló el último gol que iba a celebrar en su casa, con su afición.

El final más emotivo para la mayor leyenda del sevillismo

Corría el minuto 70, cuando el cuarto árbitro levantaba el cartel con el número 16 en rojo. Eran los últimos segundos de Jesús Navas en el Sánchez-Pizjuán. En su lugar entraría Idumbo.

Todo el estadio se ponía en pie para despedir a su leyenda, que rompió a llorar desconsoladamente. Se despidió de Gil Manzano y todos sus compañeros y acudió al centro del campo. Allí se arrodilló para dar un último adiós a su templo. Algunos rivales como Mingueza no pudieron evitar la tentación de abrazar a Navas en sus últimos pasos en Nervión.

Finalmente, Jesús Navas se acercó al Fondo Norte para decir adiós a su casa. El momento de despedirse del escudo del Sevilla FC llegará la semana que viene en el Santiago Bernabéu.

En su espalda, como siempre, el 16 de su gran amigo Antonio Puerta. Y en su pensamiento, junto a Puerta, José Antonio Reyes, dos ídolos del sevillismo, que Navas recuerda cada vez que se enfunda la camiseta de su Sevilla.

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