Turismo

Plaza de España: El alcalde reactiva a su pesar la tasa turística que la Junta quiere silenciar

La polémica estalla en plena negociación de los presupuestos locales para los que el PP del Ayuntamiento de Sevilla necesita sí o sí del concurso de algún grupo de la oposición

Turistas visitan la Plaza de España de Sevilla

Turistas visitan la Plaza de España de Sevilla / Rocío Ruz / Europa Press

Patricia Godino

Patricia Godino

La jugada parece la de un boomerang observado a cámara lenta: el Ayuntamiento lanza una propuesta, casi de forma unánime, la sociedad, local y más allá, critica la medida sobremanera (sería largo de rescatar aquí las decenas de memes, tuits, horas de tertulia y opiniones de peso, como la del catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla, Víctor Pérez Escolano, que ha generado esta noticia) y cuando el juguete regresa a manos del emisor, el alcalde José Luis Sanz, lo que llega es… una bomba en forma de reactivación del debate sobre la tasa turística que su partido, desde el Gobierno de la Junta, quiere silenciar, en consonancia con una política fiscal basada en la eliminación de cuantos impuestos haga falta. 

En Andalucía, con los ochos ayuntamientos de las grandes capitales gobernados por el PP, el debate no estaba sobre la mesa. Antes del 28M, fue el socialista Antonio Muñoz, hoy en las filas de la oposición, el más activo defensor de la implantación de esta medida, también el alcalde que en su tiempo de mandato más apostó por el perfil turístico como sede de grandes eventos de la ciudad, algunos de ellos llevados a cabo en la propia Plaza de España, como el desfile de Dior o la celebración durante un mes de los multitudinarios conciertos del Icónica Fest. 

En su momento, el equipo del PSOE cifró en unos ocho millones la recaudación por esta vía aplicando una tasa turística “asumible” de un euro o dos por persona y noche en un hotel o apartamento turístico regulado.

En el Parlamento de Andalucía es la oposición la que de vez en cuando se acuerda de este asunto, el runrún no es constante. Y a nivel nacional las experiencias son variadas: ya se encuentra en aplicación en Cataluña, en la ciudad de Barcelona. En la Comunidad Valenciana fue una de las últimas medias aprobadas por el Gobierno del Botanic (PSOE-Compromis) que apenas pudo desarrollarse, sobre todo porque fueron los propios informes de Hacienda los que alertaban de que la creación de una nueva tasa local no es algo de aplicación voluntaria, sino obligatoria para todos los municipios.; pero la realidad es que no todos los municipios reciben la misma cantidad de viajeros y, por tanto, no todos necesitan de este impuesto para contrarrestar los efectos negativos de la saturación turística.

A preguntas de El Correo de Andalucía, la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta ha tirado de argumentario para pasar de perfil sobre esta polémica. “Hasta que no haya consenso en el sector, no se va a abrir ese debate. Los empresarios turísticos son tajantes, tasa turística no. Reconocemos que hay un problema de financiación de algunos municipios con carga turística, pero eso debe abordarse con una reforma de la financiación de las entidades locales, no con otro impuesto”.

Unas líneas tantas veces repetidas que casi suenan a mantra. Y añaden un matiz, ahora que se acerca el verano y la emigración a las costas es alta: "la tasa turística no sólo la pagarían los visitantes extranjeros. Un sevillano o un cordobés que se vaya de vacaciones a Huelva o Cádiz también tendría que pagar".

La Junta ha tirado de argumentario para pasar de perfil sobre esta polémica: “Hasta que no haya consenso en el sector, no se va a abrir ese debate. Los empresarios turísticos son tajantes, tasa turística no".

Grosso modo, éste es el recorrido de una noticia abierta y desactivada en apenas 24 horas, trasladada en un domingo previo al 28F y en plena negociación de los presupuestos locales en los que el Gobierno local del PP necesita el apoyo de algún grupo del pleno para sacarlos adelante, si no cede a la presión de Vox, que quiere intercambiar un sí para las cuentas locales por un sillón en el gobierno municipal. 

No rotundo del Gobierno de España

Decimos desactivada porque para llevar a cabo este proyecto, el Gobierno local necesita del concurso del Gobierno de España y éste ya ha dicho que ni se sienta a estudiarlo. El Ejecutivo central, a través de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha rechazado de plano siquiera entrar a estudiar esta iniciativa en estos términos. El Ejecutivo central, ha dicho, “no se va a prestar” a la posibilidad de “privatizar” un “espacio público” como la Plaza de España de Sevilla, donde, además, están sus sedes de la Delegación de Gobierno o la Oficina de Extranjería.

El plan original del Ayuntamiento de Sevilla, según confirmó este domingo su alcalde, era plantear a la Dirección General de Patrimonio del Estado, dependiente de Hacienda, un convenio de colaboración con el que crear una “unidad de gestión” para el mantenimiento y la conservación de la Plaza de España que supondría, entre otras medidas, cerrar el conjunto monumental, obra de Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929, y cobrar una entrada a los turistas.

En el contexto europeo, Venecia ha frenado el debate abierto recientemente sobre el cierre y cobro de entrada a la Plaza de San Marcos, en una ciudad tomada por completo por el turismo y toda su estela comercial; y en nuestro país, en Barcelona, hubo un enconado debate por la polémica privatización, impulsada en 2007, del Parque Güell, patrimonio de la Unesco, una decisión que se mantuvo durante el mandato de Ada Colau como alcaldesa de la Ciudad Condal. Hoy, los barceloneses entran gratis pero deben antes solicitar su inscripción en un registro de acceso que, en la práctica, desvirtúa la esencia misma de lo que es un parque público. 

Es el mejor ejemplo de una política entregada a la explotación del patrimonio común, privando a la gente de poder compartir experiencias sin necesidad de sentirse extraños

Daniel Valdivia

— Sociólogo en la Universidad Pablo de Olavide

Para el sociólogo de la Universidad Pablo de Olavide, Daniel Valdivia, la idea municipal va en contra de la propia definición de plaza pública. “Sabemos que el espacio público define cómo se construye socialmente una ciudad. El cierre de la Plaza de España, erigida como lugar de apertura y abrazo entre culturas, un palacio del pueblo para Sevilla y el mundo, es el mejor ejemplo de una política entregada a la explotación del patrimonio común, privando a la gente de poder compartir experiencias sin necesidad de sentirse extraños -ya sea pagando o haciendo cola- en su propia ciudad”. Un espacio público como la Plaza de España, un palacio del pueblo construido como lugar de apertura e integración, “no se puede cerrar sin coste para la ciudad, privada de poder compartir experiencias y relacionarse en ella sin necesidad de sentirse extraños en su propia ciudad”, opina.

Voces con décadas de observación de la transformación de la plaza en lo que es hoy, como la americanista Enriqueta Vila, delegada de Cultura en el gobierno de coalición del PP y PA de Alejandro Rojas Marcos, opinan que “verdaderamente, mantener la Plaza de España, con el vandalismo continuo que sufre, es muy difícil. Pero no veo, cerrar la plaza concebida, igual que la Plaza de América, para ser integrada en el Parque. Forma parte de él y creo que así debe continuar y buscar soluciones para su cuidado. Me parece bien que se cobren las visitas guiadas a quienes la soliciten, pero no cerrar la plaza”. 

¿Es la tasa turística la solución?

¿Es la tasa turística la solución a los problemas de vandalismo y conservación que arrastra la Plaza de España? Seguramente no es el único remedio posible o necesario pero sería “un mal menor” que corregiría, en palabras del investigador de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla, Jaime Jover, “un remedio para corregir los desequilibrios que deja el turismo” en la ciudad. En la capital andaluza, opina, podría destinarse esta tasa a “vivienda pública” para aquellos expulsados de los barrios céntricos que además son los que, en su mayoría, trabajan en el sector turístico y a trabajar en los barrios que siempre aparecen en el ránking de más pobres de toda España. 

La tasa turística sería el mal menor para corregir los desequilibrios que deja el turismo en las ciudad, en Sevilla se podría emplear en los barrios desfavorecidos y en vivienda pública

Jaime Jover

— Investigador y autor del libro “El centro histórico imperfecto”

En su libro, recientemente publicado por la Diputación de Sevilla, El centro histórico imperfecto. La transformación de Sevilla en el cambio de siglo, Jover analiza la aparente contradicción que viven los centros históricos, “como espacio histórico, condensan la identidad urbana y tienen una fuerte componente simbólica, por lo que deben preservarse; como parte de la ciudad, están en constante cambio, reflejando la evolución de las personas y los colectivos que los habitan y dan sentido”. 

Sobre la tasa turística como flujo económico finalista para la conservación del patrimonio, Daniel Valdivia opina que es “una solución que ya está implementada con éxito en lugares de alta densidad turística. La tasa turística permitiría que el coste de mantener la Plaza de España y otros espacios monumentales recaiga en el visitante y no en el habitante, que bastante tiene con sufrir los inconvenientes del turismo masivo en su día a día”.