Y se hizo la luz para celebrar la alegría: ¡Que viva la Feria!

En las calles de Los Remedios que llevan hasta la portada de la Feria, los balcones y terrazas, engalanadas con balconeras que reproducen letras de sevillanas y que anuncian que Sevilla tiene un color especial, se desborda el entusiasmo. Salones iluminados y jaleosos en su interior son el presagio de una semana donde la gran invitada es la alegría. Estos días ni hay cansancio ni hay dolor ni hay pena y si las hay, no se cuentan.

Al final de Asunción, el cielo de farolillos

Riadas de personas se dirigen en la misma dirección. Al final de la calle Asunción, en la que horas antes de las doce ya no cabe un alfiler, se divisa la portada, que cada noche hasta el próximo sábado, brillará con un destello de 25.000 bombillas.

Las calles del Real, con sus nombres de toreros míticos, estarán iluminadas durante siete días, hasta las cinco de la mañana (dos horas más que en ediciones anteriores), con 212.000 bombillas. Un brillo inmenso se verá desde el cielo.

Siete días de volantes y lunares, de peinecillas y mantones, de paseos a la Calle del Infierno y de paseos para verse y dejarse ver. Son los ritos, las tradiciones y el espíritu de una Feria, que será calurosa en las temperaturas, que vaticina superar todos sus récord este 2024. Es la fiesta por excelencia, le avalan casi 180 años de historia.

Pisos que prologan la fiesta

En el interior de estos pisos de balcones engalanados, con coloridas letras de sevillanas que todos hemos cantado alguna vez, están todos aquellos que no tienen caseta propia o son los hijos e hijas de aquellos padres que están disfrutando de la cena, o todos esos miles de turistas que han alquilado un piso estos días en Sevilla a precio de oro, o los amigos del amigo del amigo que tiene el piso de la abuela siempre libre para fiestas...

Todos esos comparten esta noche de sábado la misma dinámica. Se han montado el pescaíto alternativo en casa como si fueran casetas particulares: no faltan las sevillanas a todo volumen, los papelones de adobo frito y el cielo de farolillos, aunque sea en el techo.

¿Será el último sábado de pescaíto?

Hablamos del Sábado de pescaíto. En el Real, en casetas de un módulo, de dos, de tres o de varios más, los presidentes de casetas han hecho un esfuerzo para que todo esté a la perfección. Aunque haya habido imprevistos de última hora o, incluso, haya salido ardiendo dos días antes, en tiempo récord, la caseta está a punto, da fe de ello el trabajo a contrarreloj de la caseta del Distrito Este.

Pero puede que éste sea el último sábado que inaugura la Feria si, como presagia el alcalde, en el próximo referéndum local, que se desarrolla del 23 al 25 de abril, los sevillanos votan masivamente que no tienen ni bolsillo ni cuerpo para aguantar este tute, que con el formato corto, el de siempre, ya les vale.

Pero mientras esa votación llega, lo que ahora toca es ver iluminada una portada, inspirada el Museo de Artes y Costumbres, que diseñó un italiano que un día llegó de Erasmus a Sevilla y se enamoró para siempre de esta tierra que, durante una semana, monta una ciudad efímera sobre un albero que cada mañana amanecerá fresco y limpio gracias a los operarios de Lipasam.

Operarios, trabajadores municipales, agentes de seguridad, bomberos, veterinarios, cocheros, pero también caseteros, camareros, churreros, buñueleras, cantantes y costureras son algunas de las profesiones que se fajan estos días para que los demás disfruten de la Feria.

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Los del Río animan la fiesta de los que ya están animados

A todos ellos, les dedica El Correo de Andalucía esta semana la serie de reportajes Yo trabajo en Feria.

Son muchos de estos trabajadores que se dedican estos días a los demás, la cara más invisible de una cita como ésta, que ha tenido en el Alumbrao su primera gran prueba de fuego. Los técnicos de Elecnor, a los pies de la imponente portada, han estado pendientes y prevenidos para actuar de inmediato si algo falla en el esperado momento de darle al botón de encendido de la portada y el Real, que, como es tradición, presiona el alcalde de la ciudad.

El primer botón de encendido de José Luis Sanz

Junto al alcade, José Luis Sanz, gran anfitrión estos días, le han acompañado en este acto jubiloso, presagio de grandes excesos, todos los ediles de su gobierno y una amplísima representación de los grupos del Ayuntamiento, hasta 30 concejales, incluido Antonio Muñoz, líder de la oposición.

También han presionado el botón Los del Río, dos sevillanos que han llevado el nombre de la ciudad y su música como bandera por el mundo.

Durante una hora y media antes, Antonio y Rafael, incombustibles, como incombustible es su Macarena, han animado a quienes poco necesitan para animarse al ritmo de sus temas de siempre. Fueron centenares de sevillanos y foráneos los que se acercaron para ambientarse antes de cruzar esa portada gigante que separa la vida real del Real de la Feria.

El secreto de los del Río para aguantar 60 años sobre las tablas es, confesaron a la periodista Charo Padilla, conductora del acto, "cuidarse", "tener buena alimentacion" y "que la mujer no te pida mucho", bromearon estos dos artistas que pasan por ser, a buen seguro, con permiso de Omar Montes, que se estrena este año en el género de las sevillanas, los más escuchados de la Feria.

Sevilla, ya lo cantan ellos, tiene un color especial. Este himno se vuelve más verdadero que nunca estos días. ¡Que viva la Feria!