Urbanismo

Los comerciantes de la calle Zaragoza no pueden más con las obras: "Me cuesta el dinero cada día que abro mi negocio"

Tras cinco meses de obras son pocos los negocios que aguantan abiertos en su horario habitual ante la falta de clientes

Calle Zaragoza en obras

Calle Zaragoza en obras / Jorge Jiménez

Victoria Flores

Victoria Flores

Vallas que dificultan el paso, albero que se cuela en los zapatos y ruido constante. En estos días de sol y playa, los comerciantes de la calle Zaragoza sienten que sus locales están en primera línea de playa en La Antilla más que en pleno centro de Sevilla, eso sí, por allí pasa mucha menos gente que por el litoral onubense. Aunque los vendedores reconocen que las obras son "necesarias", sostienen que es muy difícil mantener un negocio así.

En la calle Zaragoza la mayoría de negocios tienen la reja echada, entre el verano y las obras a muchos no les compensa abrir. Quienes tienen sus negocios abiertos aseguran que se pasan el día solos porque desde que comenzaron a abrir la calle la mayoría de personas evita pasar por allí. Cuando Rogelio Pérez, dueño de la pequeña tienda Alé, llegó este martes por la mañana a trabajar vio que no podía acceder a su negocio porque una valla solo permitía el paso a los vecinos. "¿Los comercios qué hacemos?", se pregunta el joven que ha conseguido que en los carteles se incluya también el paso a comerciantes.

Frente al negocio de Pérez está Muva, una tienda de decoración, cuya dueña, Vanesa Muñoz, lamenta que muchos de sus productos acaban en la tintorería de la cantidad de suciedad que entra por la puerta. "A media mañana querían levantar nuestra acera de nuestra puerta y decía que terminaban sobre las 14:00, si me abres la puerta a las 11:30 de la mañana y me la cierras a las 14:00, ¿a qué hora pretendes que entre los clientes?", se pregunta. Además, denuncia que, mientras que a los vecinos de la calle les han puesto chapas metálicas para poder acceder a sus domicilios, los comerciantes han tenido que luchar para poder tener al menos un montículo de tierra, que se cuela en las sandalias, para salvar la diferencia de altura entre el escalón de la tienda y el camino que forma la calle en la actualidad.

Los trabajos se paran por el calor

Las obras, que comenzaron el 1 de abril, se prevé que duren 34 semanas entre Reyes Católicos y calle Madrid. Fuentes del Consistorio confirman que todo va según lo planificado y que a finales de noviembre todo volverá a la normalidad en esta zona. Una versión que choca con lo que aseguran los comerciantes, que denuncian que no se están cumpliendo los plazos que le habían prometido. "Solamente podremos salvarnos porque hay una Semana Santa", lamenta Muñoz, una vez terminen estas, en enero, comenzará la intervención entre Madrid y calle Gamazo, que finalizará antes de la semana de Pasión.

Solamente podremos salvarnos porque hay una Semana Santa

Vanesa Muñoz

— Dueña de Muva

En los últimos meses, los trabajos se han ralentizado debido al calor y los obreros están solo por la mañana para evitar las horas de más temperatura. El responsable de Más Papeles, Pepe de la Oliva, espera que "en mes y medio el acceso haya cambiado". "Cuesta trabajo entender por dónde van las obras", indica el encargado del local. Los trabajos mantienen la calle abierta en su totalidad y aunque algunas zonas parecen que van más avanzadas sigue llena de tierra por completo.

El Ayuntamiento ha invertido en ellas 2,1 millones de euros y busca recuperar el adoquín de Gerena que la calle tuvo en su día y que se alargará hasta la calle Madrid. Aunque sin duda, el cambio más llamativo es que la céntrica vía tendrá árboles, algo poco habitual en el Casco Antiguo, lo que permitirá refrescar el ambiente en los meses de más calor. Todo para que la red de abastecimiento de agua cubra las necesidades del sector. "La calle quedará genial, pero hay que aguantar", lamenta Pérez.

Los clientes ya no llegan

Pese a la importancia de las obras, que el alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, definía como "fundamentales" cuando comenzaron, para muchos está suponiendo una ruina. "Me cuesta el dinero cada día que abro mi negocio", asegura Muñoz. La mayoría de bares de la calle han cerrado, son locales pequeños que viven principalmente de las personas que discurrían de un lado a otro y quienes resisten lo hacen gracias a los vecinos y los clientes fijos. "Quienes tienen que ir arreglados al trabajo la evitan para no llegar llenos de tierra", apunta Pérez, que ha decidido cerrar unos días y recorrer mercadillos de la costa para no perder dinero.

A las dificultades ya mencionadas se suma también que los camiones de reparto no pueden llegar y poder introducir nuevos productos en los locales se ha convertido en una gymkhana que en los últimos días se ha dificultado por el reasfaltado de Reyes Católicos y Santas Patronas. El encargado de Más Papeles sostiene que es "complicado saber si los camiones de reparto van a poder llegar al comercio". La tienda lleva 40 años en la calle y De la Oliva admite que las "empresas de reparto se están portando bien", aunque señala que han "ralentizado la entrada de mercancías porque han bajado las ventas".

Muchos de los negocios de la calle son pequeños locales de autónomos y las obras se han convertido en una nueva crisis, que se suma a las del Covid y la subida de precios provocada por la invasión de Ucrania. Aun así, todos sacan pecho de su trabajo y aseguran que resistirán, aunque piden facilidades a la administración para que sean solo ellos los que "costean" los inconvenientes de la intervención.

El 10 de julio el delegado de Comercio, Álvaro Pimentel, anunció la puesta en marcha de "un presupuesto que incluye 260.000 euros con los que se concederán ayudas a los negocios afectados por obras municipales de larga duración, como es el caso de las de Luis de Morales y Zaragoza". Fuentes del Ayuntamiento confirman que las ayudas se han puesto en marcha ya tras la aprobación de las cuentas municipales.