Los últimos de Sevilla (IX)

Alex Richter, el herrero alemán de la única fragua sevillana

Este maestro artesano llegó a la capital de Andalucía en la década de los 90, cuando montó su propio taller para crear obras artísticas de forja, rejas, cabeceros y herraduras

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Jorge Jiménez

Carlos Doncel

El martillo golpea el hierro incandescente hasta volverlo plano. Y en esos impactos dados con más técnica que fuerza el yunque devuelve un sonido metálico y seco. Un tañido único, porque de aquellas fraguas gitanas que enrejaron Sevilla hoy solo queda la de Alex Richter. Este alemán con deje andaluz es el único que aún ejerce un oficio artesano en riesgo de desaparición, el de herrero, desde su nave del barrio de San Julián.

En el local de Alex hay cabeceros, cuchillos de acero y un enorme rape de hierro. Un buen resumen del trabajo que realiza este "herrero de forja artística", tal como él se define. "Hago diseños por encargo de cualquier pieza, desde un relicario con la sangre de Juan Pablo II para la iglesia de Santa Cruz a una escultura para el Acuario de Sevilla o las hormigas que suben una fachada de la calle Curtidurías", explica Richter.

"Aunque la mayoría de pedidos son cosas útiles que quieren que sean estéticas", aclara el dueño de Fuirio, el nombre comercial con el que vende sus creaciones. "Si alguien encarga una reja para una casa, se la diseño y hago. Vivo de esa originalidad, porque es muy difícil competir en precio y cantidad contra China, que es donde elaboran en la actualidad estos barrotes a nivel industrial".

Y de tanta escasez en la profesión, este alemán fragua hasta las herraduras de los bueyes para las romerías de Andalucía. "Dos veces al año hago unas 200 piezas. Antes había un hombre mayor que las fabricaba, pero murió", cuenta Alex. "No se suele pagar muy bien, pero lo hago por amor al oficio y para que no se pierda".

Un pescado de hierro elaborado por Alex Richter / Jorge Jiménez

Del sur de Alemania al de España

Este hijo de familia protestante, rígida, llegó a España huyendo de la mili de su país. Pasó un tiempo en el norte y en Castellón, hasta que se trasladó a Sevilla a principios de los 90. Cuando vino a la capital andaluza ya traía los conocimientos de herrería que adquirió desde los 15 años junto un amigo de su pueblo. "Soy del sur de Alemania, y como ocurría hace décadas en España, en todas las explotaciones agrícolas había forjas para arreglar los aperos. Aquello me llamó la atención desde pequeño y decidí aprender la profesión", recuerda. 

"Arrancar en Sevilla fue muy complicado, incluso lo compaginé con la reparación de motos en un taller. Por aquel entonces había dos viejas fraguas, una en la calle Torres y otra en Triana, que estaban centradas en la fabricación de ventanas y puertas", señala Richter. Pero ninguna de ellas tenía esa vocación artística que sí ofrecía Alex. "Empecé haciendo sillas y mesas para bares de gente con pasta que buscaba un aspecto diferente. Así que creo que también soy parte de la gentrificación", ríe este artesano.

El taller de forja de Alexander Richter / Jorge Jiménez

Luego llegaron las esculturas y los mobiliarios de diseño. Obras a medida cargadas de creatividad y horas de trabajo que vende a buen precio. Aunque también atiende a vecinos sin pedir nada a cambio: "Me vienen muchas personas mayores para que les arregle algo, y por supuesto no les cobro. Ese tipo de tareas las hago por responsabilidad de barrio", dice este herrero en su local situado en el pasaje Mallol. "Luego cuando salgo por la puerta voy saludando a quien veo. Y eso es vida".

"Cuando me retire se perderá la fragua en Sevilla"

"En todos lo barrios debe haber profesionales que remienden zapatos, que tapicen o que trabajen el hierro". El problema, según Alex Richter, es que en España no hay una formación específica para ello. "No hay forma de aprender esta profesión. Me gustaría tener un taller con 10 fraguas y poder enseñar a gente, pero para las instituciones parece haber otras prioridades", se lamenta Richter, que propone que la antigua fábrica de Artillería sería un lugar idóneo.

Alexander Richter, herrero de forja artística / Jorge Jiménez

El interés por este mundo ha crecido en los últimos años, según el propietario de Fuirio. Sobre todo gracias a programas "testosterónicos" como Forjado a fuego o a ficciones como Juego de Tronos y El señor de los anillos, donde los maestros herreros tienen un papel protagonista. De hecho en la actualidad Alex imparte cursos básicos de seis horas, pero son acercamientos fugaces "en los que repite la absoluta minoría".

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Mientras calienta una barra de hierro entre las llamas del fuego, Alex Richter asegura que no concibe su vida sin la forja. Aunque este es un oficio sacrificado, y las horas de martillo y calor desgastan mucho. "Cuando me retire se perderá la fragua en Sevilla", advierte este alemán que se instaló en Andalucía hace ya tres décadas. Si llega ese día, no habrá ya en toda la ciudad quien enrede las rejas, y los yunques, duros y pesados, guardarán silencio para siempre.

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