Feria de Utrera

Una peregrinación nocturna y un cocodrilo en su santuario: la historia detrás de la Consolación de Utrera

Vecinos de Los Palacios y Los Molares, entre otras localidades de la provincia, caminan cada 8 de septiembre hasta el Santuario de Consolación para rezar a la imagen que tiene más de 500 años

Utrera se prepara para celebrar la feria en honor a su patrona, la Virgen de Consolación

Utrera se prepara para celebrar la feria en honor a su patrona, la Virgen de Consolación / Red social oficial de la Hermandad

No importan los kilómetros cuando hay fe. Cada año centenares de vecinos de las localidades colindantes a Utrera se desplazan hasta el santuario de la Virgen de Consolación para depositar sus esperanzas y devoción en esta imagen. Fieles de Los Palacios y Villafranca, Los Molares y Mairena de Alcor, entre otros municipios, caminan durante horas en la noche del 7 al 8 de septiembre en forma de promesa para finalmente encender una vela, orar, subir a la cámara y tocar el manto de la imagen. 

La peregrinación coincide con la semana de feria del municipio utrerano. La fiesta que se celebra en honor a su patrona está considerada de interés turístico y cuenta con decenas de casetas. Allí, entre farolillos y coloridos toldos, cruzando el Paseo de Consolación, se encuentra el templo de la Santísima. Anualmente, miles de devotos acuden para honrar a la virgen que este año, además, procesiona junto al Gran Poder, la Macarena y la Esperanza de Triana en la Magna de Diciembre

Los Palacios acumula el mayor número de peregrinos

La peregrinación ya se ha convertido en tradición para muchos. Los Palacios y Villafranca recoge la mayor cifra de peregrinos. Durante la tarde noche del 7 y las primeras horas del 8 de septiembre, miles de palaciegos caminan por la vía que conecta a ambas localidades. Para evitar posibles accidentes y atropellos, el tránsito de la carretera queda cortado y limitado únicamente a los transeúntes que porten chaleco reflectante y al personal de seguridad y sanitario que vela por la seguridad de los fieles. 

“Llevo siete años acudiendo a Consolación andando”, asegura Ana Campos, una joven palaciega de 25 años. La vecina recorre junto a su madre más de 15 kilómetros para llegar a los pies de la Virgen. “Es muy gratificante llegar y rezar por los tuyos”, asegura. Campos recalca que la convivencia hace única a esta experiencia. “Esta peregrinación siempre nos deja alguna anécdota. Además, con la charla no se hace tan largo”, afirma. 

Un camino seguro de la mano de cofradías

La Hermandad de la Borriquita de Los Palacios organiza cada año una peregrinación en grupo hasta el santuario. Aunque muchos vecinos lo hacen de forma independiente, este grupo cofrade propone una alternativa de viaje más organizada, con autobús de vuelta y diferentes puntos para reponer con botellas de aguas. "Se lleva haciendo desde el año 2001 con el objetivo de hacer de esta peregrinación un recorrido seguro y cómodo", asegura José Hidalgo, hermano de la cofradía y uno de los principales encargados en la gestión de la actividad. "Hace más de 40 años hubo un accidente. Un coche arrolló a un grupo de peregrinos y algunos murieron. Los palaciegos cogimos miedo a ir andando hasta allí", recalca. La labor de esta hermandad ha sido fundamental para recuperar la peregrinación a Consolación.

La Hermandad de la Humildad, de Mairena del Alcor celebra desde hace nueve años su caminata a Consolación. La actividad se llevó a cabo este domingo 1 de septiembre. A las 5:30 horas salieron desde la Casa Hermandad hasta Utrera para celebrar una misa en el Santuario de Consolación. 

La peste, un brazo roto y altercados para custodiar la imagen

A principios del siglo XVI, la peste arrasó con un convento de mujeres devotas. La única superviviente se mudó a Utrera, a casa de su hija Marina Ruiz. Con ella portó a la Virgen de Consolación.  Cuando ambas murieron, la imagen pasó a residir en la pequeña ermita levantada por Antonio de la Barreda, un ermitaño del pueblo que peregrinó a Roma para solicitar la apertura del templo. 

Con la llegada de los carmelitas, los ermitaños que habitaban el templo fueron desalojados. Sin embargo, el santuario se encontraba, por aquel entonces, lejos del núcleo urbano. Finalmente, los religiosos se mudaron y la Iglesia quedó desvalijada. La virgen apareció tirada y con un brazo roto. Una mujer de la localidad decidió custodiarla en su casa hasta que dos años más tarde regresó a su altar de la mano de un fraile portugués, fray Antonio de Santa María. 

Algunos vecinos de la localidad que se encomendaron a la santa aseguraron haber experimentado milagros. La adoración popular a la imagen despertó la malicia de los carmelitas que intentaron recuperar la virgen y el templo. El pueblo se opuso a esta reconquista llegando a emplear la fuerza. En la actualidad, los sucesos extraordinarios están plasmados en cuadros expuestos en las paredes de la iglesia. 

Una romería de 30.000 mil personas y un cocodrilo de regalo

El fervor a la virgen superó las fronteras del municipio. En una España que registraba 6 millones de habitantes, más de 30.000 mil acudían anualmente a la romería en honor a Consolación. La dificultad para controlar al gran número de romeros trajo numerosas disputas y conflictos. Como solución, el rey Carlos III, en el siglo XVIII tomó la drástica decisión de prohibirla

El lagarto de Consolación expuesto en el Santuario

El lagarto de Consolación expuesto en el Santuario / Usuario público vía twitter

Las ofrendas a la Virgen son muy diversas. Una de las más características es un pequeño navío de oro y cristal de roca. Este regalo reposa desde hace siglos en su mano. Muchos navegantes se encomendaban a ella antes de emprender el viaje en alta mar. 

Al entrar a una de las salas interiores del templo se puede ver un caimán disecado. Una leyenda cuenta que el animal salió del pozo, ubicado en la misma sala. Sin embargo, el reptil fue otro de los regalos de los tripulantes. Aunque se desconoce la fecha exacta, el lagarto fue capturado en América para traerlo momificado frente a la santa.