Bares de Sevilla provincia

Una choza rociera en Bormujos que te deleita con carne a la brasa, churrasco de cerdo y pan de masa madre

Manuel y Manuela abrieron este negocio a finales de los 90, ahora tienen más de 100 empleados y son un bar mítico de la zona del Aljarafe

Un plato de coquinas de la Choza de Manuela, en Bormujos.

Un plato de coquinas de la Choza de Manuela, en Bormujos. / Choza de Manuela

Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

No hay edad para un buen aliño de gambas, unas croquetas de rabo de toro o unas albondigas de chocos. Y, según el propietario del bar, tampoco distancias, puesto que la mayoría de su clientela son vecinos de la ciudad de Sevilla que llegan hasta este emblemático local de Bormujos en busca de su comida tradicional. Se trata de un local que empezó con una sala y tres trabajadores y que casi 30 años después cuenta con más de 100 empleados, convirtiéndose en un clásico de la gastronomía casera andaluza.

Uno de sus principales secretos es la amplia carta con platos de éxito como el rabo de toro, la caldereta de carrillada ibérica, el choco frito, el calamar a la plancha o la lubina y el rodaballo. Y como toda buena tapa está acompañada de una bolsa de picos y un buen trozo de pan, este bar tiene un pan de masa madre que encarga personalmente a una panadería de Castilleja de la Cuesta.

Choza de Manuela, en Bormujos.

Choza de Manuela, en Bormujos. / Choza de Manuela

Se trata de la Choza de Manuela, un emblema en Bormujos que, sobre todo, hace salivar a comensales que vienen de la capital andaluza. Se fundó en 1996, cuando el matrimonio formado por Manuel Romero y Manuela Ramírez decidió apostar por un negocio en el mundo de la hostelería, de donde venía la familia de Manuel. Empezaron con un local pequeño en su municipio natal, siendo Manuela quien lideraba la cocina. "Al principio era una venta en mitad del campo porque antes todo esto era campo", explica Manuel a El Correo de Andalucía sobre este bar de carretera, ahora ubicado en la A-474, en el kilómetro 6 dirección Bormujos.

'Bueno, bonito y barato'

El propietario del local define su negocio como un lugar idóneo para consumir comida casera y de buena calidad, donde el servicio es rápido, puesto que hay más de 100 personas trabajando y el precio es el "más ajustado posible", ya que priman que sea un restaurante económico.

Un plato de chocos a la plancha de la Choza de Manuela, en Bormujos.

Un plato de chocos a la plancha de la Choza de Manuela, en Bormujos. / Choza de Manuela

En cuanto a su carta, Manuel nombra muchos platos, pues la carta está formada por más de 100 propuestas que van desde los aliños, hasta el entrecot de Wagyu, que aunque afirma que no es muy habitual tener este tipo de carne de Kobe, cuando la tiene en la carta, triunfa.

"A la gente le encanta nuestro churrasco de cerdo blanco, porque es distinto al resto de bares, el nuestro es una carne de cerdo alimentado por castañas, y no por bellotas, por lo que el sabor de la carne es más dulce", detalla Manuel, haciendo referencia a un tipo de carne de cerdo que viene desde Galicia.

Pero no todo es carne en esta choza rociera, el pescado también es un gran reclamo en la cocina de Manuel y Manuela, siendo la lubina, el rodaballo, la dorada o el lenguado, todos ellos frescos, platos clásicos de su carta. A estas propuestas, que salen con regularidad de sus cocinas, se le suman las almejas, a la marinera y al vino blanco, dos nuevas incorporaciones a la carta que "han tenido muy buena acogida" por parte de los comensales.

Platos de la carne de la Choza de Manuela, en Bormujos.

Platos de la carne de la Choza de Manuela, en Bormujos. / Choza de Manuela

El pan es otra de las características de este bar, de masa madre y directo de los hornos de una panadería de Castilleja de la Sierra. "Muchas veces los clientes nos pregntan si pueden comprar un kilo de pan al terminar de comer y se lo vendemos", cuenta Manuel.

Todo es casero, y por lo tanto, la carta de postres no podía ser de otra forma: tocino de cielo, mus de chocolate blanco, tiramisú y arroz con leche son solo algunas de las propuestas que se plasman en la carta del restaurante mítico de Bormujos.

"El buen trato con el cliente es esencial"

Para este profesional de la hostelería siempre ha sido "esencial" el buen trato del empleado hacia el cliente, algo en lo que ha puesto especial atención durante su carrera. "Quiero que el visitante se vaya satisfecho de nuestro bar", insiste Manuel, quien ha visto crecer su negocio, junto a Manuela, a lo largo de tres décadas. "Cuando empezamos eramos mi mujer, una camarera y yo, y solo teníamos una sala", recuerda el propietario, ahora ya jubilado. Es precisamnte el gran número de empleados lo que permite que este negocio abra todos los días de la semana de 12,30 a 17 y de 21 a medianoche.

Los postres caseros de la Choza de Manuela, en Bormujos.

Los postres caseros de la Choza de Manuela, en Bormujos. / Choza de Manuela

La Choza de Manuela tiene cuatro comedores, varias terrazas y un porche, con un total de mil plazas que cubre con 108 trabajadores, entre ellos cocineros, camareros y encargados. Sin embargo, a pesar de la notable evolución, este negocio sigue siendo familiar. "Mi mujer, que tiene 66 años, sigue alfrente y dice que no se va a jubilar nunca", comenta entre risas. Manuel y Manuela han querido transmitir su pasión por el mundo de la hostelería a sus dos hijas, María José y Manuela, quienes se formaron en la Escuela de Hostelería de Sevilla y ahora forman parte del equipo de la Choza de Manuela.

"Espero y deseo que ellas hereden el negocio y sigan con él", asegura Manuel su restaurante, que ahora es el sustento de tres familias, la suya y la de sus dos hijas.

Un público renovado

Este lugar es intergeneracional. Sin embargo, Manuel no duda cuando afirma que la gran parte de su público viene de la capital andaluza. "El grueso de nuestros comensales no son de Bormujos, son de Sevilla y de Huelva, aunque también tenemos clientela d Do Hermanas y de Alcalá de Guadaíra", insiste Manuel y añade que la mayor parte de sus clientes son jóvenes, especialmente durante el turno de noche, cuando no superan ni los 30 años.