Virus del Nilo
Francisco Parrado, víctima del virus del Nilo: "Desde que me dieron el alta tengo parálisis facial"
Este vecino de 59 años de Coria del Río ha estado ingresado 13 días en el Virgen del Rocío por una meningitis encefálica a consecuencia de la picadura del mosquito
Francisco Parrado, vecino de Coria, se enfrentó al virus del Nilo en agosto, le produjo meningitis encefálica. Según los médicos, después de estar 13 días ingresado en el Virgen del Rocío, superó esta enfermedad. Las pruebas certifican que ya no hay rastro del virus en su cuerpo, pero las secuelas están ahí: sufre una parálisis facial en la parte derecha de su cara.
Antes del virus, su rutina era la propia de un autónomo con un pequeño negocio de alimentación. Se levantaba a diario a las siete de la mañana, abría su negocio, justo debajo de su casa, y allí durante más de 12 horas atendía a clientes. Hace un mes que su negocio, Todo Rico, tiene las persianas bajadas. Desde el salón de su casa con las persianas prácticamente bajadas, confiesa que no tiene fuerzas para salir, solo las necesarias para ir al médico.
A su bajo estado de ánimo se suma la indignación con las administraciones públicas. Francisco denuncia que no se haya fumigado a tiempo en Coria, algo que cree que habría evitado muchos casos de afectados, entre ellos el suyo. Reclama a las administraciones que se “tomen en serio" este problema y apliquen medidas antes de que termine el año.
Son las mismas quejas que llevará este lunes a Dos Hermanas la plataforma Luchando contra el virus del Nilo, una organización de vecinos que desde agosto convoca concentraciones en pueblos afectados por la picadura del mosquito para exigir a los ayuntamientos, a la Diputación de Sevilla y a la Junta que inviertan en soluciones para revertir este problema de salud pública.
En una conversación con el Correo de Andalucía, sentado junto a su mujer, Joaquina Pecellín, cuenta que ahora está pendiente de que le den una cita con un neurólogo. Mientras, intenta alimentarse bien para recuperar los 13 kilos que ha perdido en un mes y continúa con un tratamiento que, tras el virus, ha alcanzado las 10 pastillas diarias.
Coria del Río es el municipio con más víctimas mortales, tres de las siete que se han contabilizado en toda España, y también uno de los que más contagios han trascendido. De hecho, el Correo de Andalucía lleva semanas dando voz a los afectados por las secuelas de este virus. Francisco coincidió en el Virgen del Rocío con Ana García, una vecina de Coria que se infectó del virus y pasó 21 días ingresada. "Soy amigo de su hija Eva desde hace muchos años, y sé que su madre estuvo muy grave", comenta Francisco.
Del Covid al virus del Nilo
Francisco sufre de colitis ulcerosa, fibromialgia, hernias discales, lumbares y cervicales e hipertensión. Pero, pese a estas patologías, su vida entraba dentro de una total normalidad. A finales de julio, contrajo el Covid, pero lo pasó "con pocos problemas", relata. Una vez superado y dando negativo en el test de antígenos, Francisco seguía encontrándose "mal, peor".
"Pasé dos semanas mal, con febrícula, me pesaban los párpados y tenía un dolor intenso de cabeza, estaba atormentado", rememora. Su mujer fue quien le convenció de "ir a urgencias". Fue en el Hospital Virgen del Rocío donde le hicieron una radiografía de tórax, un análisis de orina, otro de sangre y una PCR multivirus. "Dio positivo en la PCR aunque en casa llevaba días dando negativo en antígenos", puntualiza Joaquina.
Los médicos relacionaron su malestar con las secuelas del Covid, por lo que le mandaron de vuelta a casa con una receta de paracetamol. Tras otras tres visitas más a Urgencias del Virgen del Rocío, una reacción en las piernas por las picaduras del mosquito, una fiebre de 39'5º, pérdida del apetito, 13 kilos menos y un cuadro de agotamiento físico, finalmente Francisco fue ingresado el 14 de agosto.
"Nunca había visto tan mal a Francisco"
"Yo nunca había visto tan mal a Francisco", insiste su mujer. El día de su ingresó entró en observación, le realizaron una punción lumbar y dio positivo del virus del Nilo, Francisco tenía meningitis. Enseguida lo trasladaron a la sexta planta de infecciosos. Allí pasó 13 días.
Este vecino de Coria recuerda esos días en el hospital como "los peores" de su vida. "Creía que me moría", enfatiza. "No podía ni ir al servicio", añade su mujer.
A lo largo de los 13 días que estuvo ingresado tanto Francisco como Joaquina coinciden en que la mejora fue leve. "Los médicos se portaron muy bien con nosotros, pero nos confesaban que tenían muy poca información sobre el virus", cuenta la mujer de Francisco. Ambos se sorprendieron cuando el médico que había tratado a Francisco, unos días antes de darle el alta, le agendó una visita con una psicóloga y un psiquiatra en su habitación. "Claro que estaba triste y bajo de ánimo, me encontraba fatal, ¿Cómo iba a estar?", sentencia Francisco. A los dos días, este vecino, recibió el alta.
Los médicos nos confesaban que tenían muy poca información sobre el virus
Medio rostro dormido
El caso de Francisco tiene un factor común con otros testimonios a los que ha tenido acceso este periódico: la lenta recuperación tras superar la enfermedad. Sin embargo, en su caso está padeciendo una secuela de la que apenas se ha oído hablar al contraer este virus, la de la parálisis facial. "Desde que me dieron el alta en el hospital, tengo parálisis facial, la parte derecha de mi cara está dormida, es muy desagradable", cuenta Francisco. A primera vista, tiene dificultades a la hora de hablar y la parte derecha de la cara inmovilizada.
Fue su mujer, al día siguiente de recibir el alta, quien sentada en el sofá y observando a su marido mientras leía, se percató de que su ojo derecho no parpadeaba y el surco derecho nasogeniano apenas se le marcaba. "Le pregunté: Francisco, ¿notas algo en el rostro?, y me dijo que sí, un cosquilleo fuerte y molesto", recuerda Joaquina.
Volvieron, una vez más, a Urgencias del Virgen del Rocío. El médico que le atendió no certificó que esta parálisis fuera una consecuencia del virus, pero tampoco dijo lo contrario. "Nosotros no dejábamos de pensar que era demasiada coincidencia, justo ahora esa parálisis", incide Francisco.
A la espera de que le vea un neurólogo, Francisco califica de "pesadilla" todo lo que está viviendo. Indignado, cansado, frustrado. Son adjetivos que definen su vida estos días. Le sobreviene constantemente una pregunta: "¿Y si nunca recupero mi rostro tal como era antes?".
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