Virus del Nilo

Ana García, víctima del virus del Nilo: "Antes me tomaba dos pastillas al día por la tensión, ahora 12"

Esta vecina de Coria ha estado 21 días ingresada y, desde que saliera hace 10 días, todavía no tiene un diagnóstico claro de secuelas, no puede caminar sola, habla con dificultad y ha perdido casi 10 kilos en menos de un mes

Ana García, víctima del virus del Nilo, posa en el patio interior de su casa con todos los medicamentos que tiene que tomarse en la actualidad.

Ana García, víctima del virus del Nilo, posa en el patio interior de su casa con todos los medicamentos que tiene que tomarse en la actualidad. / El Correo

Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

Débil. Es la palabra más utilizada por los hijos de Ana García, de 77 años, cuando se refieren al estado actual de esta vecina de Coria del Río tras superar el virus del Nilo. Tras 21 días ingresada en el Hospital Virgen del Rocío, está agotada, sin fuerzas, con casi 10 kilos menos, con muy bajo estado anímico y psicológico, sufriendo estreñimiento, con falta de apetito, movilidad reducida, calambres en las manos y los brazos, soportando un fuerte dolor de espalda, conviviendo con la tensión baja, y sobre todo, sintiendo mucho miedo e incertidumbre. "Cuando me dieron el alta los médicos me confesaron que no sabían qué tenía, por qué seguía tan mal si ya había superado el virus", sentencia con la voz quebrada.

Ana García recibe a El Correo de Andalucía en su casa unifamiliar junto a sus tres hijos y su nuera, una vivienda que se encuentra a pocos metros del Guadalquivir.

Desde que volvió del hospital, duerme en una camita en el salón: no puede subir a la segunda planta donde está su habitación en su casa de Coria, el municipio que ha despedido en la última semana a dos vecinos que han fallecido, según el informe oficial de la Consejería de Salud, por el virus del Nilo de Andalucía. Ya son cinco las víctimas mortales relacionadas directamente con la picadura de este mosquito a lo largo de este verano: tres en total en Coria, una en La Puebla y otra en Dos Hermanas.

Salud ha informado de 5 víctimas mortales este verano, tres de ellas en Coria del Río, otra en La Puebla y otra en Dos Hermanas

Con 10 nuevos contagios confirmados, el PSOE pidió al Gobierno andaluz que se celebrara un pleno extraordinario en el Parlamento para que la nueva consejera de Salud, Rocío Hernández Soto, dé cuenta de la estrategia de la Junta para dar solución a una plaga que inquieta a varias poblaciones en Andalucía. El PP, con el apoyo de Vox, ha tumbado este martes esta petición.

Fotografía de Ana García, de 77 años, pocos meses antes de infectarse del virus del Nilo.

Fotografía de Ana García, de 77 años, pocos meses antes de infectarse del virus del Nilo. / CEDIDA

"El día que noté los primeros síntomas, estaba preparando una fiesta"

A su edad, esta vecina asegura que siempre ha podido valerse por sí misma sin ningún tipo de problema. "Llegaba a todo, tenía mi casa en perfectas condiciones, preparaba la comida, veía a mis nietos, hacía la compra, arreglaba algo cuando se estropeaba, cuidaba de mis plantas, quedaba con mis amigas y me arreglaba todos los días", insiste esta madre de familia numerosa.

Un buen estado que este medio ha podido corroborar con el testimonio de vecinas y conocidas de García, quienes se muestran sorprendidas por su deterioro y aseguran que su estado e imagen era "perfecto".

Ahora, García apenas puede moverse sola, no le resulta fácil hablar y expresarse y ha pasado de tomarse dos pastillas para una hipertensión que hace 25 años que tiene controlada, a tener un informe de dos folios con recetas de medicamentos por ambas caras, al que ha podido tener acceso este medio. "Antes me tomaba dos pastillas al día y ahora me tomo 12, quiero que la gente sepa de la dureza de esta enfermedad", manifiesta la víctima.

Todos los medicamentos que tiene que tomarse a día de hoy Ana García.

Todos los medicamentos que debe tomarse a día de hoy Ana García. / El Correo

Su hija mayor, Eva Guardado, reconoce apenada que "ya no es la que era", aunque espera que vuelva a serlo.

El 26 de julio es Santa Ana, una celebración que en su casa es muy importante, pues hay muchas Anas en su familia. "Ese día preparaba la comida para mis cinco nietos, y tenía que hacer varios recados", comenta. Sin embargo, García empezó a sentirse mal a medida que avanzaba el día. "Yo jamás he estado enferma", dice. Y enfatiza: "Yo no he vomitado ni estando embarazada". Sus hijos, Eva, Rafael y Ana, enseguida notaron que su madre no estaba bien y cancelaron la celebración.

Ana García posa en el patio interior de su casa en Coria del Río.

Ana García posa en el patio interior de su casa en Coria del Río. / El Correo

En cuestión de horas, un relato insufrible de vómitos y fuertes calambres en los brazos y las piernas que a día de hoy sigue sufriendo. Aquella tarde, su hija menor, Ana, con quien vive, descubrió que las piernas de su madre estaban llenas de picaduras. Las picaduras le provocaron una reacción que le ocupaba toda la parte trasera de sus gemelos.

Sus hijos no lo pensaron y llevaron a su madre a urgencias: no una vez, sino tres. La primera al centro salud de Coria del Río y la segunda al Virgen del Rocío. En ninguna de las dos ocasiones, los médicos que la atendieron no sabían qué le sucedía, a priori, los resultados de las analísticas eran favorables por lo que le devolvieron a su casa.

A los dos días de continuar con los mismos síntomas, esta señora, descrita por su entorno como "pura energía", perdió el habla, la mirada y tenía fiebre de más de 40. De nuevo, la llevaron al Virgen del Rocío y, cuentan sus hijos, ni siquiera se mantenía erguida en la silla de ruedas. "No recuerdo absolutamente nada de los primeros días ingresada en el hospital, pero sí recuerdo pensar al principio: ¿Me estaré quedando inválida? ¿Me voy a morir?", relata con pesar.

La víctima fue hasta tres veces a urgencias, dos de las cuales la devolvieron a su casa

Su hija mayor, Eva, recuerda que cuando su madre ingresó, su estado era tan preocupante que los médicos pensaron que podría tratarse de un tumor, e incluso le realizaron pruebas para ello. "Me llegaron a preguntar si mi madre tenía Parkinson, a lo que respondí un rotundo no", narra sentada al lado de su madre.

"He superado más enfermedades en un mes que en toda mi vida"

Durante su primera semana ingresada, Ana García tuvo que enfrentarse a diversas adversidades: fiebre alta, una conjuntivitis, un hongo en el estómago, continuos vómitos, falta absoluta de apetito, dolores en los oídos, pérdida del habla y una tensión o muy alta o muy baja. Síntomas que le había provocado, según el informe médico, el virus del Nilo, donde se lee un "positiva" en la casilla correspondiente a esta enfermedad.

"Gracias a Dios, yo nunca he estado enferma, nunca me he quedado en mi casa por fiebre, he superado más enfermedades en un mes que en toda mi vida", reflexiona.

Ana garcía en el patio interior de su casa, custodiado por una imagen de Jesús del Gran Poder.

Ana garcía en el patio interior de su casa, custodiado por una imagen de Jesús del Gran Poder. / CEDIDA

"Desesperante". Así califica su hijo mediano, Rafael, la situación que padece su madre. Tanto él como sus hermanas temieron por la vida de su madre aquellas largas jornadas de ingreso en el Virgen del Rocío.

Tras 21 días en el hospital, a Ana le dieron el alta porque las pruebas confirmaban que ya no tenía rastros del virus en su cuerpo. Sin embargo, las secuelas eran, y siguen siendo, "preocupantes".

A día de hoy, 10 días después de su salida del hospital, sigue sin tener un diagnóstico claro. Por ello, sus semanas están repletas de citas con los médicos. "Estos días tenemos que visitar al neurólogo, a un médico del aparato digestivo y hacerle varias analíticas", cuenta su hija mayor.

"Creen que el mosquito me picó en el patio de mi casa"

"En junio y julio, no salí por las tardes de mi casa, tenía miedo del virus, por lo que creen que el mosquito me picó en el patio de mi casa, que está lleno de plantas", confiesa sobre un espacio custodiado por una imagen de Jesús del Gran Poder que Ana cuidaba con esmero y que ahora luce más desaliñado, pues no puede dedicarse como a ella le gustaría.

Ahora, "ya no hay rastro de ni un solo mosquito en ese mismo patio", apuntan los hijos de Ana. "Este verano han fumigado y se nota mucho, los mosquitos en el pueblo han disminuido mucho, en los últimos días hay muy pocos", explica Rafael.

Fotografía del capó del coche del hijo de Ana García hace unas semanas en Coria del Río.

Fotografía del capó del coche del hijo de Ana García repleto de mosquitos, hace unas semanas en Coria del Río. / CEDIDA

Lo cierto es que varios vecinos de la zona, con los que ha hablado este periódico, afirman notar la disminución de mosquitos en el pueblo, fruto de las fumigaciones. No obstante, el miedo sigue estando muy presente, sobre todo entre las personas de edad más avanzada, a pesar de que se trate de una enfermedad que no entiende de edades.

La Plaza de Nuestra Señora de la Virgen del Rocío, en Coria del Río, vacía un lunes por la tarde.

La Plaza de Nuestra Señora de la Virgen del Rocío, en Coria del Río, vacía un lunes por la tarde. / El Correo

"Nosotros estamos convencidos de que hay muchos más contagiados de los que se notifican, puesto que si no te hacen la punción lumbar, muchas veces no te consideran infectado del virus del Nilo, y para que te hagan esta prueba tienes que estar a punto de perder el conocimiento", manifiesta Rafael, a lo que añade que durante los días yendo y viniendo al Virgen del Rocío escuchaba como los sanitarios decían que la planta de infecciosos "estaba infectada de Coria".

Hoy, Ana García, sigue afrontando su día a día con las fuerzas que le quedan, esperanzada de que con el paso del tiempo su pronóstico mejore.

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