Bares

La abacería de la Puerta de Carmona en la que los vecinos se turnan para regalar guiso los domingos

Tertulias, jarrillos de cerveza y ensaladilla en "un bar para sevillanos" dentro de la muralla

Sandra y Sandro posan en su abacería.

Sandra y Sandro posan en su abacería. / El Correo

Victoria Flores

Victoria Flores

La vida de Sandra de los Santos y Sandro Vergara cambió por completo hace un par de años. El matrimonio, formado por una sevillana y un argentino, se trasladó a la Avenida Menéndez y Pelayo para abrir una pequeña abacería en la calle San Esteban. Hoy su establecimiento se ha convertido en un punto de encuentro para los vecinos de toda la vida del barrio. Ambos estaban sin trabajo e invirtieron todos sus ahorros en fundar un bar en pleno centro de Sevilla.

A diferencia de lo que ha ocurrido con muchos de los establecimientos del centro histórico de la ciudad, Sandra explica que ellos no querían un bar para turistas, si no para sevillanos y puntualiza que quería que sus clientes "fueran amigos". "Ya que uno tiene que trabajar por lo menos que sea gratificante y que te rodees de gente que te quiere", añade mientras no puede evitar emocionarse por el recibimiento que les ha dado la Puerta de Carmona.

El nombre del bar se lo regaló la historia, a menos de cinco minutos de la Casa Pilatos, cuando compraron el inmueble comenzaron a retirar los carteles que cubrían el letrero original y se encontraron con un antiguo azulejo que les dio nombre: Bodeguita Pilato. Aunque una parte de la cerámica se cayó por el paso del tiempo, los dueños lo llevaron a "un alfarero maravilloso de los que se están perdiendo" que pudo arreglárselo.

Un bar para compartir con los amigos

La Bodeguita de Pilato, bueno, la Bodeguita de los Sandros -porque los vecinos ya les han puesto mote- es una fiesta todos los domingos. A un cliente se le ocurrió hacer un guiso con unas papas ecológicas que le regalaron a Sandra y desde entonces el guiso dominical se ha convertido en una tradición. Una olla de ocho kilos que se vacía con cada cerveza que se piden los clientes. "La semana pasada fue chicharrón y gazpacho, la que viene, una de las vecinas del barrio hará un arroz", explica la dueña, que avisa también de que hay que llegar antes de las dos, porque la comida vuela.

Sin duda, la Bodeguita de los Sandros son sus vecinos. "Queríamos algo muy de aquí y el barrio ha respondido muy bien". La idea inicial de estos hosteleros era retomar el modelo de bar "de toda la vida". "En la Pila del Pato había antes una señora que ponía un potaje todos los domingos y que se recuperen esas cosas por iniciativa de los vecinos es una maravilla", sostiene Sandra. El negocio se ha convertido en una especie de centro cívico del barrio y celebran reuniones y tertulias de esas en las que "a lo mejor no conoces a nadie, pero como es un bar chiquito cualquiera te acoge".

Sandra y Sandro tuvieron un bar hace 30 años en Carmona, cuando estaban recién casados, pero la Bodeguita de Pilato no tiene nada que ver con aquel establecimiento. En la carta hay lo de siempre, "lo de toda la vida": "muchas chacinas, muchas latitas y vino rico". Además, aunque no tienen cocina, Sandra dio de casualidad con una vecina de Dos Hermanas que comenzó a guisar para los bares y cada día tienen unas cuatro tapas calientes. "La señora cocina que es una maravilla. Tengo ensaladilla que me trae Curro- el hijo de la cocinera-, menudo, garbanzos...", enumera para zanjar con que, en su carta está "todo lo clásico de aquí".

Los clientes tienen sus jarrillos personalizados

Por supuesto, tampoco puede faltar la cerveza fría y un nuevo guiño a los vecinos de San Esteban. Frente a los bares dedicados a los turistas, los Sandros están entregados a sus vecinos. Los parroquianos tienen en la Bodeguita de Pilato un jarrillo de lata personalizado. "Cuando llega El Rocío, todos se lo llevan", se ríe la dueña del bar. Los clientes llegan, cogen su jarra y les piden a los Sandros que se los llenen de cerveza, vino o refresco.

Sandra admite que le da "miedo" hablar del gran éxito que tiene su negocio e indica que vive "al día". "La vida cambia mucho y uno se reinventa o está muerto", rememora esta sevillana, que asegura que, aunque ha supuesto "mucho trabajo", la Bodeguita Pilato ha sido "un renacer" para ellos.