CULTO AL DESAYUNO

El secreto a voces del ultramarino más querido del Arenal sevillano: "Media de carne mechá, jefe"

Al fondo de un pequeño ultramarinos, un establecimiento ya centenario, se esconde una de esas barras antiguas de las de codo en barra y darle charla al camarero: una charla que solo unos pocos privilegiados saben que puede darse pidiendo un desayuno de los de toda la vida

Casa Moreno es un ultramarinos y abacería situada en la calle Gamazo, número 7 de Sevilla. / El Correo

Ana Carretero

Sevilla no es solo para los sevillanos, pero los desayunos de esta emblemática abacería de barrio del Arenal sí que lo son. No es que pidan el carnet o el padrón en la puerta, pero solo unos pocos conocen lo que ya es un secreto a voces para sus vecinos y parroquianos: en esta casa de lunes a viernes se sirven los mejores desayunos de toda la vida.

Al fondo a la izquierda, tras un buen número de latas (ahora gourmet) y productos propios de los ultramarinos a la vieja usanza, con sus preciosas alacenas y viejos rótulos, esos que han ido echando la persiana con los años, se esconde una amplia barra de acero, de las que permiten que se deslicen bien los botellines y las que invitan a socializar con el que se ponga al lado.

Ya nunca hay sitio en hora punta, como es difícil encontrarlo en otros establecimientos de raigambre en la capital hispalense repletos de turistas curiosos, ávidos de vivir en propia carne lo tradicional, lo autóctono. De entenderse hablando con las manos y los ojos con los camareros de toda la vida.

Recomendación: hay que ir temprano si quieres pillar tu baldosa y degustar sus vinos y montaditos. Bien quedar ex profeso a la hora del aperitivo, bien dejarse instruir por esas madres entrenadas en hacerse un hueco rápido sin esperas, siempre con una sonrisa y sin despeinarse.

Un amplio bufet de mantecas para los clientes de estómago fuerte y riesgo castizo en Casa Moreno de Sevilla. / El Correo

Así se desayuna en Casa Moreno

Otro cantar son sus desayunos. De lunes a viernes solo, cabe recordar de nuevo. Ese tostador es un baile continuo de bollitos de pan prieto bien tostado (ya hay integral y centeno) y estratégicamente aplastado para facilitar hincarle el diente.

Ese tostador no para. De las más sencillas a las más elaboradas: de la mantequilla, al jamón ibérico con aceite, de tortilla, de lomito, a un amplio catálogo de mantecas y zurrapas, que a más de uno lo traslada a la infancia y a sus abuelos.

"Media de carne mechá, jefe"...Un rápido reconstituyente con su queso calentito. ¿Se puede desayunar su montadito de chorizo picante y cabrales, ya patrimonio de la humanidad? Sí, se puede. Solo apto para estómagos fuertes y riesgo castizo, eso sí. Hay peligro de pedirse otra, cuidado. Su café con leche, en vasito. La nostalgia de todo sevillano expatriado.

Mantecas, zurrapas, carnes mechadas, lomito, tortillas... ¿Tostadas o montaditos? En Casa Moreno de Sevilla se desayuna así. / El Correo

Esta abacería, a estas alturas ya se intuirá cuál es y si no, mejor así, pues más de uno querría volver a su primer desayuno en Casa Moreno, en la calle Gamazo. El ultramarinos más querido de los sevillanos, el que resiste y renueva su fórmula del éxito cada día, con su mimo al cliente y la guasa que caracteriza al camarero tradicional de Sevilla.

Más de uno querría volver a su primer desayuno en Casa Moreno, en la calle Gamazo

No hay visita sin poesía en este bar de codo en barra

Tal es el buen ambiente de este bar de los de codo en barra que clientes y trabajadores se intercambian y dedican emotivas notitas, algunas un poco más subiditas o un poco gamberras. Entre latas de conserva (algunos críticos gastronómicos apodan a Casa Moreno como la Casa de las Mil latas) y embutidos, los dichos, refranes, chistes o citas comparten estantería. Las paredes de esta despensa de barrio hablan.

Un auténtico museo de las palabras: a cada cliente se le da su notita en Casa Moreno en Sevilla. Así es difícil irse sin pagar. / El Correo

Los mensajes y los cuadros son visibles desde que se entra en Casa Moreno. Las imágenes de Semana Santa y el mundo del toreo está también presente por todos sus rincones. Un canto al costumbrismo, una reliquia de los bares de antaño, que destaca por la calidad de su materia prima, la variedad de la carta de montaditos y tostadas (tienden gildas, fueron de los primeros en tener estas banderillas en Sevilla) y la cercanía con el cliente.

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