Turismo en Sevilla

El idílico monasterio de Sevilla en el que puedes dormir, meditar y ver las estrellas

Un oasis de tranquilidad para desconectar del mundo y del estrés y disfrutar de la naturaleza

Monasterio de La Cartuja en Cazalla de la Sierra. / El Correo

Ramón Morales

La provincia de Sevilla dispone de múltiples opciones con encanto para hospedarse y relajarse en un entorno idílico, desde casas y hoteles rurales, cortijos y haciendas... y la alternativa que traemos hoy que invita a la desconexión absoluta: un monasterio, y en este caso reconvertido a casa de huéspedes y lugar de meditación.

Se trata de Hospedería Monasterio de La Cartuja en Cazalla de la Sierra, un lugar originariamente utilizado por monjes desde el siglo XV, que tras diversas vicisitudes pasó a manos privadas, momento en el cual se hizo una restauración absoluta transformándolo en un enclave que sirve tanto para descansar, celebrar, meditar o incluso ver las estrellas, dado que es una zona de lujo para la observación astronómica.

El monasterio es un lugar ideal para la meditación y el relax. / El Correo

Las habitaciones del recinto son celdas de monjes del antiguo monasterio en el siglo XV reconvertidas en suites y habitaciones, con una decoración rústica pero no austera, con baños con mosaicos y duchas empotradas. Hay disponibles 4 suites grandes para 4 huéspedes cada una, con dos dobles separadas. También hay disponibles dos habitaciones dobles, para dos huéspedes cada una, con un baño privado una y el otro en el pasillo. Hay camas supletorias a disposición de los clientes, y las instalaciones del monasterio incluyen dos cocinas, una pequeña y una grande; un comedor y una sala de estar con chimenea. El desayuno es opcional, con un autoservicio buffet para un mínimo de 6 personas.

Para observar las estrellas y meditar

El entorno del Monasterio de La Cartuja en Cazalla de la Sierra es un lugar ideal para ver el cielo nocturno y está considerado como el segundo mejor lugar de España para la observación de estrellas, después de Canarias, casi sin contaminación lumínica, por eso está declarado “Reserva Starlight” por la Unesco en 2014. Un destino perfecto para cualquier aficionado a la astronomía.

Se pueden hacer actividades de meditación en las distintas estancias del monasterio. / El Correo

Como buen monasterio, no puede faltar la meditación y el relax, y en el actual recinto hay espacios para la práctica de terapias o cursos sobre, por ejemplo, biodanza, yoga, meditación o cualquier otra enseñanza alternativa. Disponiendo para estos menesteres de dos capillas, una mezquita reconvertida, un refectorio con una antigua cocina reconvertida a cocina monumental, dos claustros y jardines con sol y sombra.

Casarse en un antiguo monasterio

Para completar la aventura, este lugar también está adaptado para bodas y celebraciones, con espacios amplios para estos eventos. Para ello disponen de una iglesia, un claustro y un refectorio, además de otra iglesia con cocina, una capilla gastronómica para el catering, dos capillas más, claustro de legos y jardines de 1.000 metros cuadrados. Hay diferentes paquetes para el alquiler de solo unas estancias o todas.

Una muestra de las habitaciones del monasterio. / El Correo

La historia que se remonta al siglo XV

El Monasterio de La Cartuja en Cazalla de la Sierra se encuentra situado en la Sierra Norte de Sevilla, y antes de que se levantara el monasterio había asentamientos musulmanes, que dejaron vestigios en el lugar que se conservan hasta nuestros días, como una mezquita y un molino de harina. Entre 1417 y 1420 el religioso jerónimo Fray Lope de Olmedo construyó el monasterio de San Jerónimo de Acela sobre el recinto, y años más tarde en 1476 los monjes Cartujos relevaron a los Jerónimos en el monasterio.

Una curiosidad de esta época fue la introducción por parte de estos frailes de técnicas para la elaboración de licores, lo que llevó a la elaboración de los conocidos licores de Cazalla, una crema de anís muy conocida y apreciada.

Monasterio de la Cartuja de Cazalla. / El Correo

Ya en la primera mitad del siglo XIX los monjes fueron expulsados a causa de la desamortización de Mendizábal, un proceso por el que se expropiaron y vendieron bienes de la Iglesia en España, quedando el monasterio en ruinas y abandonado hasta el siglo XX, cuando en 1973 lo compró el inglés Alexander Harrington.

El nuevo dueño transformó la Capilla del Peregrino del monasterio en su residencia, pero años más tarde lo vendió todo. En 1977 pasó a manos María del Carmen Ladrón de Guevara Bracho, que inició una profunda restauración que acabó premiada con el Europa Nostra en 1986.

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En 1995 cambió de nuevo de dueño, siendo la empresa La Cartuja de Cazalla S.L. la propietaria, continuando la rehabilitación hasta lo que es hoy, una auténtica maravilla de la provincia de Sevilla.

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