La primera iglesia de Sevilla sigue a puerta cerrada ante el abandono de la administración

Se dice que la primera iglesia que hubo en Sevilla fue la de Santa Ana, en Triana. Sin embargo, el presidente de la Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía (ADEPA), Joaquín Egea, lo discute: "La primera fue la del Hospital de San Lázaro, la hizo Alfonso X el Sabio", afirma. Esta iglesia pertenece al hospital más antiguo de la capital andaluza, que recibe el nombre de San Lázaro porque el santo tuvo la lepra y es uno de los que lleva más tiempo abierto a la ciudadanía.

Su iglesia, que se construyó a finales del siglo XV, tiene unas bases de estilo gótico-mudéjar que se basan en un campanario de planta octogonal muy característico. Hoy, a pesar de que la ciudadanía ha presionado en múltiples ocasiones a las administraciones para una restauración, sigue completamente cerrada al público en un aparente estado de dejadez y deterioro.

El molino de Sevilla que defendió a sus vecinos en tiempos de guerra y lleva años abandonado

Por su recorrido histórico fue declarada en 1964 Bien de Interés Cultural y desde 1998 pertenece a la Junta de Andalucía, más concretamente al SAS. Fue precisamente ese mismo año cuando la iglesia fue desacralizada y, desde entonces, también víctima del olvido político y social por parte de las administraciones.

Ruinas en mitad de Sevilla

El principal elemento de la Iglesia de San Lázaro es la torre, que lleva años con las paredes a trozos y levemente inclinada, por lo que Urbanismo hace año unos años notificó del riesgo de derrumbe del campanario y de la propia torre.

El edificio tiene tres plantas -la central es mayor que las laterales- y una planta basilical. Su estilo, como se ha comentado, es el gótico-mudéjar, el más común en Sevilla al final de la Edad Media y el Renacimiento. Muestra de esa transición estilística es su portada, de inspiración manierista.

"El tejado sigue siendo de fibra a día de hoy y la situación del edificio es lamentable", sentencia el presidente de Adepa. A día de hoy, el único bien de la iglesia es el retablo mayor, con obras de arte de Pedro Villegas Marmolejo, entre ellas un Crucificado del siglo XVI.

Estas obras, que desde hace 4 años están en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) sometiéndose a una restauración, "deberían volver a la iglesia", asegura Egea, aunque no le extraña que sigan en las instalaciones del IAPH tanto tiempo después: cree que "a nadie le interesa que allí vuelvan a haber los atributos de la iglesia".

De gran cortijo a ruinas: la Hacienda Ibarburu de Dos Hermanas ante el olvido de sus propietarios

Además, Egea destaca las tres figuras de San Lázaro, desaparecidas desde hace años en los fondos de la Diputación de Sevilla. "Es un misterio, el reloj que había se perdió y los elementos religiosos ya no están", reclama sobre las tres figuras, cada una de ellas de distintas calidades. "A finales de diciembre de este año está previsto que la Diputación abra un museo con todas las reliquias históricas que almacena desde hace años", dice Egea a la sospecha de que allí se encuentren las figuras.

Hace 24 años que el presidente de esta asociación en beneficio del patrimonio histórico no entra al interior de la iglesia. "No he podido, no me han dejado, la última vez que lo hicimos no me dejaron hacer fotos para que no se difundiera su estado real", resalta.

La responsabilidad de la administración

Cuando un edificio o monumento es catalogado como BIC significa, entre otras cosas, que el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz de la Junta de Andalucía, un instrumento para la salvaguarda de este tipo de inmuebles, debe aplicar "políticas públicas para garantizar y asegurar la conservación y puesta en valor del patrimonio cultural e histórico". Es decir, protegerlo para que se conserve en buen estado.

Asimismo, Egea añade que el hecho de ser BIC implica que el edificio "esté abierto al público de forma gratuita una vez por semana", algo que a día de hoy no exige la Junta.

Egea califica la historia de esta iglesia como "una de las más penosas de la ciudad" e insiste en que a pesar de que haga muchos años que no accede a su interior es consciente de que ahora esta antigua iglesia es un almacén. "Si no está en ruinas, ¿por qué no se puede entrar?", se pregunta.