Sevilla
Los jornaleros de las cofradías: cuando salir de acólito y 'aguaor' se convierte en un trabajo
Luis Chamorro fundó hace 15 años Servicios Cofrades Chamorro, una agrupación que ofrece a las hermandades personal "para lo que necesiten", desde encender cirios a llevar estandartes
Una trabajadora de Servicios Cofrades Chamorro en plena faena / SALVA LÓPEZ
En algunas procesiones de Sevilla capital y provincia salen acólitos a sueldo, aguaores profesionales o jornaleros de la insignia y el varal. La Semana Santa es fe y devoción, pero también logística. Sacar dos pasos a la calle requiere de mucho personal. Por eso Luis Chamorro creó Servicios Cofrades Chamorro, "para ofrecer a las hermandades todo lo que puedan necesitar". Todo es todo: también mover vallas, si hace falta.
"Me dices hace 25 años que iba a estar encendiendo pasos y te digo que ni de coña. Y aquí me tienes, con 33 cofradías en Semana Santa y más de 30 de gloria", cuenta este sevillano. "Desde el Viernes de Dolores tengo a 45 personas trabajando, y unas 65 en total con disponibilidad. Somos una ayuda para que esto funcione como es debido", apunta el fundador de esta agrupación.
El servicio más demandado, y por el que empezó todo, es el de mantener las llamas de los cirios. Aunque también tienen personas especializadas en levantar los cables o en cargar con los simpecaos. El precio a pagar, según Luis, "depende de muchos factores": "No es lo mismo una hermandad de gloria que una de penitencia. No es igual una que nos solicite varios encargos que una que solo pida llevar un estandarte. Ni una procesión de cuatro horas que otra de nueve". Cueste lo que cueste, lo cierto es que después de 15 años la demanda no para de crecer.
De diversión a oficio
"En el 1999 oí que mi cofradía, Las Aguas, pagaba al encendedor. Para ahorrar dinero, se nos ocurrió a un amigo y a mí hacerlo nosotros gratis, y dos años después salimos por primera vez", recuerda Luis Chamorro. "Ya en 2006 un hermano me llama y me dice que si el Domingo de Resurrección podríamos hacer lo mismo en la Inmaculada Concepción de Castilleja de la Cuesta. Respondimos que sí porque nos gustaba aquello, nos divertíamos, pero nos pagaron".
Luis Chamorro encendiendo un altar de Corpus / CEDIDA
"A la Semana Santa siguiente siguiente encendimos la Madrugá y el Domingo de Resurrección, y vimos que costaleros y acólitos también iban asalariados. Desde aquel momento nos dimos cuenta de que las cofradías necesitaban este servicio", narra Chamorro, de 52 años. "En 2009 llevamos a la calle Real de Castilleja un total de 29 personas entre aguaores, control de acceso, llevar el carro, acólitos... La hermandad confió en nuestra manera de hacer, y a partir de ahí, todo".
Luego vino la Sacramental de San Juan de Aznalfarache y la llegada a Sevilla en 2013 con el Carmen Doloroso y la Hiniesta. Luego otras tantas en Camas, Tomares, Sanlúcar la Mayor y más de una decena de la capital andaluza. Y aquella afición que disfrutaba junto a un amigo se convirtió en oficio. Aunque no el único: "Mi profesión es la de maestro. Aunque cada vez tengamos más actividad, este mundo no me da para vivir".
"Hay tantas cofradías, que no paramos"
"No hay nada que se vea más feo que un palio apagado. Es como si te pones un zapato con una piedra dentro: puedes andar, pero duele", ejemplifica Luis. Para que eso no ocurra, su empresa ofrece a tres empleados para los pasos de vírgenes y a dos para los misterios. "Una candelería con 70 u 80 piezas cuesta mucho mantenerla encedida. Pero nosotros somos muy pesados y profesionales, y estamos siempre pendientes", apunta.
Según el fundador de Servicios Cofrades Chamorro, "no es fácil entrar en las hermandades", pero ellos lo han conseguido acceder a muchas de ellas. Y en mitad de la polémica por el auge de extraordinarias y magnas, esa confianza se traduce, claro, en encargos. "Hay tantas cofradías, que no paramos. Solo de junio para acá, hemos salido en la del Cristo de Burgos, en la Veracruz de Tomares o en Jerez, por ejemplo".
Ver a un costalero cobrar por la faena suena a estampa de otro tiempo. Quedó atrás. Fuera de la trabajadera, sin embargo, aún perviven aguaores, encendedores y acólitos a sueldo. Y al frente de todos ellos, Luis Chamorro, aquel cofrade que hace un cuarto de siglo se ofreció a ayudar a su hermandad de Las Aguas. "Me siento un privilegiado por vivir de cerca el día más importante de cada cofradía que nos llama. Mucha gente me pregunta: '¿En otra vas a salir?'. Y mi respuesta siempre es: 'Pues sí, en otra más'".
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