Bien de Interés Cultural

El castillo del Robin Hood de Utrera y el puente que unió América con el mundo, olvidados pese a estar protegidos

Ambos monumentos catalogados como Bien de Interés Cultural fueron enclaves estratégicos durante siglos como pasos fronterizos y conexiones comerciales

Estado actual del Castillo de Diego Corrientes y el puente de la Alcantarilla en Utrera

Jorge Jiménez

Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

A las afueras de Utrera están las ruinas de lo que fue el Castillo de la Alcantarilla -también conocido como el castillo del banderolero Diego Corrientes- y un puente romano "clave en el descubrimiento de América" construido durante el imperio de César Augusto. Ambos monumentos, a escasos metros el uno del otro, hablan de la historia de Andalucía desde un papel protagonista. Sin embargo, a pesar de estar declarados como Bien de Interés Cultural (BIC) hoy solo son una torre en ruinas y un puente destartalado.

No sorprende que en Utrera haya múltiples monumentos históricos de gran valor: es el segundo municipio de Andalucía con más patrimonio BIC. En este caso, muy cerca del enlace con la N-IV dirección Cádiz, al final de la carretera de Las Alcantarillas y a pocos metros del desvío de la A-8030 dirección Utrera, es posible divisar lo que queda de una fortaleza medieval que según apunta Javier Mena, historiador y técnico del Ayuntamiento de Utrera, "puede ser incluso anterior al siglo XIV".

Patrimonio con 700 años de historia

"Se ubica en la Vía Augusta y es uno de los puentes romanos más antiguos de España", asegura Mena en una conversación con El Correo de Andalucía sobre el puente construido a cargo del emperador Augusto según la inscripción: "Augustus Pontem Au Oc".

Su origen, según el historiador, fue salvaguardar el desnivel del arroyo Salado del Morón y convertirlo en un punto nexo para las comunicaciones comerciales entre distintas zonas. Siglos más tarde, en la época medieval, "se decidió proteger el puente con dos torres que controlaban el paso fronterizo", donde a día de hoy todavía se pueden leer las citas en grabado flamenco -como así se le llama- que demuestran que esta fue una "zona muy significativa" en aquel entonces.

Según Mena, con el descubrimiento de América y la creación de El camino de la Armada, el puente se convirtió en un punto estratégico. "Era una conexión entre América, Sevilla y el mundo", resalta. Con los años, la Vía Augusta consolidó su papel formando parte de la red nacional del país y ante esta situación, el rey Carlos III se preocupó de que las carreteras pasaran por ahí.

No obstante, durant el siglo XIX "la valoración no fue todo lo buena que debería y se demolió la torre del lado norte". Esa zona que en su día había sido clave en el intercambio de mercancías y el comercio internacional de la época, empezaba a ser un lugar poco transitado y alejado de cualquier carretera importante.

"Están totalmente desprotegidos"

"Están totalmente desprotegidos", dice Mena sobre el estado actual del castillo y del puente. La pasarela romana tiene la parte baja soterrada y está pendiente de restauración, aunque según ha podido saber este medio no hay ningún tipo de proyecto sobre la mesa por parte de la Junta de Andalucía para rehabilitar dichos monumentos.

"Me consta de que hay un deseo para que se desvíe el curso de la carretera por el lado, para que los vehículos pesados no usen el puente", dice el técnico. No obstante, asegura que a día de hoy "no se han hecho las inversiones que se requiere".

En cuanto a la torre, a principios de los 80, el especialista en conservación de patrimonio, Alfonso Jiménez, que posteriormente sería el arquitecto conservador de la Catedral de Sevilla, llevó a cabo una restauración urgente de la torre con ladrillos de taco rojo. "Si no hubiera sido por esa intervención, no estaría en pie".

Sobre el entorno, que por el hecho de haber dos monumentos BIC debe de estar protegido, "tampoco se ha respetado". "La sociedad Jaime Pérez, muy cercana a aquella zona, derribó la Venta de la Alcantarilla, la posada a la que todo el mundo iba cuando visitaba esa zona y que tenía restos de origen visigodo", subraya.

Mena no es el único que denuncia al degradante situación de estos monumentos, la historiadora sevillana Magdalena Valor Piechotta publicó en su libro Sevilla Almohade que ambos monumentos merecían más valor del que se le había dado.

La leyenda del castillo de Diego Corrientes

Son muchas las leyendas que han transcendido a lo largo de los siglos a cerca del bandolero Diego Corrientes y el Castillo de La Alcantarilla. "Dicen que a finales del XVIII Corrientes fue un personaje legendario que se dedicaba al tráfico de caballos, aunque nunca se le atribuyeron delitos de sangre", comenta el historiador.

Los romances tradicionales cuentan que las torres del castillo fueron su cobijo durante años y testigos también de sus hazañas. Lo declararon el Robin Hood de la época, un ladrón que robaba a los ricos para ayudar a los pobres.

Sin embargo, la historia cuenta que un día, don Francisco Ahumada y Bruna (conocido como el Señor del Gran Poder por su gran influencia en Sevilla) cruzaba el puente de Utrera con su mujer cuando fue interceptado por Corrientes y obligado a limpiar los zapatos del bandolero. Ante semejante humillación, el magistrado ordenó su ejecución un Viernes Santo, en contra de lo permitido y mandó a descuartizarlo.

Siglos después, esta historia sigue viva en el imaginario de los vecinos, aunque el puente y las torres hayan caído en el olvido de todos.

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