Patrimonio

Los vestigios de las torres vigías de Utrera, un Bien de Interés Cultural al borde de la desaparición

Repartidas por el campo del municipio sevillano, actualmente están vandalizadas, en peligro de derrumbo, custodiadas por animales bravos y con el acceso cortado

Vista panorámica de la Torre de Lopera, en Utrera.

Vista panorámica de la Torre de Lopera, en Utrera. / El Correo

Rocío Soler Coll

Rocío Soler Coll

Utrera es el segundo municipio de Andalucía con más patrimonio protegido. Sin embargo, detrás de lo que parece un logro hay muchas sombras. Algunos de los monumentos supuestamente protegidos viven en la absoluta dejadez desde hace muchos años. El campo de este municipio, donde se hallan numerosos bienes, es uno de los lugares más afectados por el olvido de las administraciones: allí se ubican las ruinas de cinco de las siete torres que en su día fueron declaradas Bien de Interés Cultural en el territorio. De poco ha servido semejante distinción porque algunas ya ni siquiera se erigen.

Esta localidad sevillana fue territorio fronterizo entre los Reinos de Sevilla y de Granada durante los siglos XIII, XIV y XV. Para protegerse de los ataques musulmanes de Granada a finales del siglo XIII se construyeron siete torres que formaban parte de la banda morisca, el eje defensivo de la zona. Hoy, de las siete torres, cinco - Lopera, Alocaz, de la Ventosilla, del Bollo y del Águila- pertenecen a Utrera y son los monumentos más afectados por el abandono.

Vistas de la Torre del Bollo, en Utrera.

Vistas de la Torre del Bollo, en Utrera. / El Correo

“Nadie se preocupa de ponerlas en valor”, dice Javier Mena, historiador y técnico del Ayuntamiento de Utrera en una conversación con El Correo de Andalucía. Según Mena, el Consistorio no tiene fondos para llevar a cabo estas restauraciones, además de que son titularidad de la Junta de Andalucía y, por lo tanto, es responsabilidad de esta institución buscar fondos para intervenir en su reforma.

"Nosotros ya lo intentamos hace 15 años con un proyecto de la Delegación Provincial de Cultura y junto a un arquitecto hicimos un recorrido por cada una de las torres para obtener documentación y presentar un proyecto a la Unión Europea porque en aquel momento los fondos europeos FedEx restauraban monumentos protegidos", explica Mena, que recuerda que con aquella iniciativa se consiguió restaurar el Castillo de Cote.

La banda morisca, en la memoria de nadie

Cabe destacar que de las siete torres que formaban la banda morisca, la de Troya pertenece al Palmar de Troya y la de Matrera ahora está en el término municipal de Villamartín, en Cádiz.

El entorno inaccesible de Torre Lopera

Cuando un monumento está protegido también lo está su entorno más próximo. Sin embargo, Torre Lopera está custodiada por vacas bravas, por lo que "te juegas el tipo para visitar sus ruinas", según Mena. Los propietarios del entorno, tal como explica el historiador, "no quieren que nadie se acerque para no estropear la cosecha" y, por lo tanto, optan por esta "solución", que según el técnico no entra dentro de lo permitido.

Estado actual de la Torre Lopera, en Utrera.

Estado actual de la Torre Lopera, en Utrera. / El Correo

La fortaleza de Lopera fue una torre aislada con recinto amurallado que data del siglo XIII. Hoy se conserva solo la torre y parte del recinto defensivo en el margen oeste. En cuanto a su estructura, preserva las dos plantas y presenta una "buena fábrica de sillares bastante bien tratados".

Su actual estado, en ruinas y olvidada, le ha valido entrar en la Lista Roja de Hispana Nostra, una asociación española sin ánimo de lucro, por estar "abandonada y en ruinas".

Torre del Bollo, en peligro de desprendimiento

"Ahora mismo es la más preocupante, está en peligro de que se caiga", dice Javier. Está emplazada sobre un cerro de 159 metros de altura y desde 1985 es un monumento BIC. Tiene una gran visibilidad del entorno y desde allí se puede observar la Torre Lopera y Torre del Águila. Pero poco importa, porque no solo está abandonada, también aislada. "Llegar a ella es un logro importante porque el camino tiene una cadena que lo corta, que lo ha puesto el propietario de la finca vecina para proteger su terreno sembrado", manifiesta el historiador.

Estado actual de la Torre del Bollo, en Utrera.

Estado actual de la Torre del Bollo, en Utrera. / El Correo

Aunque la medida del dueño del cortijo sea para proteger su cosecha, Javier insiste en que no está permitido que lo haga, porque el entorno de la torre no le pertenece, está protegido.

Los atentados vandálicos a Torre del Águila

Este monumento también ha ganado un puesto en la Lista Roja de Hispana Nostra por estar en ruinas y por sufrir actos vandálicos. A finales del siglo XIV fue un lugar especialmente estratégico y, según recogen los escritos de la época, estuvo muy bien mantenido por su buena ubicación.

Torre del Águila, en Utrera.

Torre del Águila, en Utrera. / El Correo

Hoy es solo una recia torre cuadrada con muros de más de un metro de espesor construida con grandes sillares. "Me consta que ha habido actuaciones para llevarse los sillares de la torre", reclama Mena, aunque reconoce que "es la que está mejor".

Torre Alocaz, en ruinas por un cortijo como vecino

Ubicada en un cerro que formaba parte de la antigua Vía Augusta, esta torre tiene una peculiaridad: se construyó reutilizando materiales constructivos procedentes de la ciudad romana de Ugia.

Vistas de la Torre Alocaz, en Utrera.

Vistas de la Torre Alocaz, en Utrera. / Emilio López

Actualmente, se encuentra en estado de ruina progresiva, sobre todo desde la construcción del cortijo colindante y por los trabajos de extracción realizados en la cantera situada en el lado nordeste del cerro, que han destruido incluso parte de su estructura, por lo que es difícil definir la planta y las dimensiones reales de esta fortificación.

Torre de la Ventosilla, lo que fue y lo que queda

Ya no existe, hace años que terminó reducida en escombros. "Hoy cuesta hasta encontrar en el suelo sus últimas piedras para saber dónde estaba exactamente", reconoce Mena. El porqué de este final, según Mena, fue la construcción de una pista de aviación en su entorno, como consecuencia quedó abandonada y "terminó cayendo".

Esta última torre es una premonición de lo que puede sucederle al resto: desaparecer sin que nadie haga nada al respecto. "Mi asignatura pendiente es el campo de Utrera, que es increíble y desconocido por parte de la población", confiesa el técnico del Ayuntamiento reconociendo el "valor extraordinario" del patrimonio rural de la zona. "No existe la sensibilidad suficiente para entender que eso es un bien", sentencia e insiste en que perjudica que algunos de estos monumentos estén en territorios privados.

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