Los pechugones de la familia Riaño cumplen 150 años: "Tú eres lo que quieras, pero también eres confitero"

La confitería de El Viso del Alcor mantiene las mismas recetas que cuando la fundó el tío de su bisabuelo

Mostrador de la confitería Riaño, en El Viso del Alcor.

Mostrador de la confitería Riaño, en El Viso del Alcor. / M. G.

Victoria Flores

Victoria Flores

En El Viso del Alcor hace 150 años que se venden pechugones, pastitas de almendra y suspiros. La familia Riaño, dueña de la confitería más antigua del pueblo, y una de las más antiguas de toda Andalucía, lleva en el obrador desde 1875 haciendo algunos de los dulces más famosos de la provincia de Sevilla que conquistaron hasta a Alfonso XIII. Cada generación saca adelante el negocio familiar con las recetas de siempre.

Rosa Ponce es farmacéutica, pero también es confitera y junto a su hermana Pilar lideran este negocio familiar que inició el tío de su bisabuelo, que lo heredó. Las hermanas perdieron a su padre cuando apenas tenían uno y tres años y fueron su abuela y sus hermanos las que las sacaron adelante gracias a la confitería. "Es como si tuviéramos una deuda con la familia", asegura. Esta visueña explica que cuando se reúnen en casa siempre acaban hablando del negocio familiar. "En casa tú eres lo que quieras, pero también eres confitero", explica.

La confitería siempre ha sido su casa. Rosa recuerda como el despacho era el frontal de la vivienda y la parte trasera el obrador. "No lo ves como un trabajo, porque estás en tu casa", sonríe. No fue hasta 1997, cuando ya tenían más de 125 años de historia, cuando compraron el edificio de al lado y dejaron la que era su casa de toda la vida para el negocio familiar. De hecho, aunque la confitería no se materializó hasta 1875, las hermanas han estado revisando documentos y han visto que "en 1850 ya se estaban haciendo estos dulces".

Fachada de la confitería en El Viso del Alcor.

Fachada de la confitería en El Viso del Alcor. / M. G.

Las magdalenas más famosas de la provincia

Entre sus postres más conocidos están los pechugones, que encandilaban Alfonso XIII cada vez que visitaba Sevilla o Huelva, pero también sus magdalenas, que comenzaron a venderse de casualidad. "Era una magdalena que hemos hacho toda la vida para nosotros y a finales de los 90 pensamos que se podría vender", explica Rosa. Son pocos los que en la provincia no conocen sus magdalenas, hechas en plancha en vez de en cápsulas, y la confitera asegura que han sido su "salvación". "Gracias a Dios que las magdalenas se venden todo el año", insiste.

Las concoidas magadalenas de la familia.

Las concoidas magadalenas de la familia. / M. G.

Cuesta hablar con ellas porque la Navidad no les deja descansar. Rosa se pone "mala pensando en el Día de Reyes". "Nosotros lo hacemos y la gente espera a que se enfríe para llevárselo", relata para destacar que "es una locura". Mantecados, alfajores, tortas de polvorón... todo es posible. Para el día 24, de hecho, hacen los tostaditos, en los que recrean los pasos de su bisabuelo. "Si lo hacemos más veces se convierte en otro pastel cualquiera", explica, para puntualizar que para Nochevieja tendrán las uvas.

Aunque hay pasteles de temporada los dulces que más salen son "los de siempre". "Nosotros seguimos porque hemos mantenido las recetas y no nos hemos dejado llevar por las modas", apuntan. Las hermanas siguen las mismas paso a paso las indicaciones de sus antepasados e incluso mantuvieron "el horno de leña hasta 2002" o estuvieron moliendo la almendra a mano "hasta hace 20 años". "El pechugón, por ejemplo, es todo manual", aclara Pilar.

Una caja conmemorativa

Pese a la artesanía de todo el proyecto de creación de los postres, la familia ha sabido adaptarse a la época y envía dulces por toda Andalucía. "Tenemos clientes que se han convertido en amigos que nos hablan por las redes para hacer encargos", relata Rosa, que señala que una familia gallega les escribe cada Navidad. "Hacemos envíos a todas partes", sostiene, aunque lamenta que el estado en el que llegan sus productos no es el idóneo debido al transporte por lo que en ocasiones es ella misma quien, durante sus viajes por su trabajo como farmacéutica a ciudades como Jerez o Málaga, hace entrega de los pedidos.

Los pechugones que comía Alfonso XIII.

Los pechugones que comía Alfonso XIII. / M. G.

Ahora para celebrar las hermanas preparan una misa de acción de gracias, pero también una caja conmemorativa inspirada en los azulejos de la Plaza de España. "Ha sido una casualidad que hayan roto los azulejos de León y que nosotros pudiéramos ver que ahí había pinturas que ponían Riaño", cuenta Rosa. Aun así, las hermanas aseguran que harán todo lo que se les "vaya ocurriendo" para celebrar la efeméride.

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