Configurar una ciudad y su futuro

Cinco siglos de historia y una comunidad de 80.000 personas definen a la Universidad de Sevilla como una institución clave en Sevilla, tanto como en su porvenir

12 feb 2017 / 21:24 h - Actualizado: 13 feb 2017 / 09:03 h.
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  • La puerta de la calle San Fernando de la Real Fábrica de Tabacos, sede del Rectorado de la Universidad de Sevilla. / Manuel Gómez
    La puerta de la calle San Fernando de la Real Fábrica de Tabacos, sede del Rectorado de la Universidad de Sevilla. / Manuel Gómez

A poco que se piense, sorprende que Sevilla no figure de manera habitual en el listado clásico de las más icónicas ciudades universitarias españolas, con Salamanca, Granada y Santiago de Compostela a la cabeza. Porque Sevilla cuenta con tres universidades públicas más una privada: la Loyola Andalucía, entre las que suman cerca de 100.000 personas de lo que podría denominarse comunidad universitaria. Es decir: estudiantes, personal docente e investigador (PDI) y personal de administración y servicios (PAS). La parte del león, claro, se la lleva la Universidad de Sevilla (US), en la que estudian y trabajan alrededor de 80.000 personas. Según el anuario de la US 2015/2016, ese curso la institución contó con 74.031 alumnos, 4.120 PDI y 2.532 PAS.

Las cifras que tienen que ver con la US son todas a lo grande: 510 años largos de historia y un presupuesto consolidado para 2017 de 436.282.798 euros, un 2,95 por ciento más que un año antes. 157 áreas de conocimiento; 67 titulaciones ofertadas en centros propios y 12 en centros adscritos; 91 másteres; 99 programas de doctorado, y 209 estudios de enseñanzas propias.

Pero los números no lo cuentan todo, porque la US está imbricada en la ciudad desde el momento de su formación, y a ello contribuyen tanto su longevidad y su tamaño como su campus disperso, que se reparte entre inmuebles y ubicaciones diversos. Para empezar, con la icónica Real Fábrica de Tabacos, sede del Rectorado y, sobre el papel, futuro Campus de Humanidades, a un paso del triángulo mágico del turismo sevillano, el que forman catedral, Alcázar y Archivo de Indias, que es también el corazón más simbólico de la ciudad.

En la Cartuja se gesta el futuro campus tecnológico, que cuenta ya con la Escuela Técnica Superior de Ingeniería como emblema y que ocupa lo que durante la Expo 92 fue el edificio Plaza de América. A un paso intenta ahora la Universidad construir la nueva Escuela Politécnica Superior, aunque ese es todavía un proyecto con mucha tela por cortar, sobre todo porque durante años la EPS estuvo proyectada en Los Bermejales. De momento, resiste en Los Remedios.

En Reina Mercedes abundan las facultades científicas, y es desde hace años una zona marcada por la presencia de universitarios, para lo bueno y para lo malo. El campus sanitario, con la Facultad de Medicina a la cabeza, se sitúa junto al Hospital Virgen Macarena, y distribuye a sus estudiantes por el otro gran centro hospitalario y universitario de la ciudad: el Virgen del Rocío, en Bami.

Quedan todavía el campus Pirotecnia, y las cercanas facultades de Económicas, Psicología, Ciencias de la Educación y Filosofía. Y queda la Facultad de Bellas Artes, con su envidiable espacio en plena calle Laraña.

Un poco de historia

La variada ubicación de escuelas y facultades responde a una evolución de cinco siglos largos. No ha contado nunca la institución con terreno propio para crecer, de manera que se ha ido adaptado, ganando espacio e inmuebles, lo que ha hecho que, en la práctica, haya estudiantes de la US casi en cada barrio. Con todo lo que a una ciudad le aporta una marabunta de jóvenes que reciben formación y que se distribuyen casi por todas partes.

La primera sede de la Universidad fue el colegio Santa María de Jesús, edificio del principios del siglo XVI al que la construcción de la Avenida de la Constitución se llevó por delante ya en el siglo XX. Su segunda sede fue la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, que se tiró –no es fácil saber por qué– y sobre la que se levantó la actual Facultad de Bellas Artes. Ahora, la Fábrica de Tabacos está pendiente de un nuevo cambio, el que la debe convertir en campus de humanidades, además de sede del Rectorado.

Por el camino queda un modelo de financiación que se creó en 2007 y se prorroga desde 2011; un Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación 2020 que no ha sacado ninguna convocatoria; un escándalo por abusos sexuales de un exdecano; un entuerto mayúsculo con la Consejería de Economía que dirige el exrector, Antonio Ramírez de Arellano, por una subvención de 16 millones largos gastados en una biblioteca central distinta a la del proyecto inicial. Lo dicho, todo a lo grande.

Y una clave, que seguramente le interesa más a los estudiantes que todos estos embrollos, por mucho que les afecten: la manera en la que una institución tan antigua y tan enorme pelea por adaptarse a unos tiempos cambiantes y veloces como no ha conocido otros, en estructuras, docencia e investigación. Otro reto mayúsculo .