El mosaico Nolla, o el gres porcelánico, no se caracterizaba por ser especialmente económico. Por eso, no deja de ser sorprendente el descubrimiento hecho sobre el hotel Alfonso XIII por Reyes Abad y Sergio Harillo en sus indagaciones. «El hotel, uno de los símbolos de la Exposición Iberoamericana de 1929, contaba con estos suelos, pero en las zonas de tránsito, los baños, los office... y en las habitaciones pusieron mármol. Algo rarísimo teniendo en cuenta el coste que suponía colocar este tipo de pavimento», explican. «De hecho, estaba previsto que tuviera mucho más». Finalmente, tras las obras de rehabilitación acometidas en los años 70, el mosaico Nolla desapareció por completo del Alfonso XIII quedando únicamente para el recuerdo la imagen que ilustra esta información. La distribución empleada en el edificio fue justo la contraria a la que se llevó a cabo en el edificio del hotel América Palace, otro de los focos de Nolla en la época. Construido para el 29, tenía como curiosidad que debía ser hotel durante la muestra y posteriormente dedicarse a las viviendas sin muchas obras. Hasta 700 habitaciones tuvieron este suelo del que actualmente, ya como viviendas, solo se conservan algunos lienzos.

Los casos que Abad y Harillo han localizado en la ciudad hablan de una implantación extendida en el tiempo. «Hemos encontrado mosaicos sobre todo en edificios que tienen vinculación con el 29, pero también un caso en la calle Francos, donde hay una tienda que nos consta que se remodeló en 1905, y un local en Santa Cruz que data de los años 70», detallan.

En concreto, junto al comercio de la calle Francos, los casos de edificios con teselas de gres porcelánico, se ubican también en una casa de la calle Córdoba, restaurada por FAQ Arquitectura o un edificio de la calle Orfila, ejemplo de la arquitectura regionalista de principios del siglo XX que alberga en su interior la mayor cantidad de estos suelos que se mantienen en la capital hispalense. De la época de la Exposición Iberoamericana siguen en pie el América Palace, ubicado en el entorno del Prado de San Sebastián, así como los pabellones de Colombia y Perú. Este último es el edificio que mayor originalidad presenta en sus pavimentos de gres porcelánico pues representan tanto el escudo del país andino como diferentes motivos prehispánicos tomados de las culturas Paracas y Tiahuanaco. En el caso de Colombia, conserva estos pavimentos en dos de sus salas principales, la Sala de Prensa y Libros así como el Salón de Agricultura, Ganadería e Industria, que destaca por las dimensiones del mosaico.