La movida no se va de vacaciones. Al menos el ruido que genera hasta altas hora de la madrugada y que altera casi a diario el descanso de los vecinos del centro de Sevilla. El entorno de la Alfalfa continúa congregando cada noche a decenas de jóvenes que buscan el ocio nocturno en los establecimientos de la zona y que, en la mayoría de los casos, terminan en la calle armando jaleo. «Tenemos las mismas molestias, si bien vienen menos gente, pero lo cierto es que el ruido es el mismo de siempre: voces, gritos, cánticos...»
La procuradora y portavoz de la plataforma Alfalfa Degradada, Silvia de Carrión, vuelve a insistir en la necesidad de no bajar la guardia ante «un problema serio de convivencia», que continuamente tiene altos y bajos. Ahora, con la inminente llegada del calor y el final del curso escolar, el temor vecinal se multiplica por los decibelios que cada noche roban el sueño a los residentes de las calles Pérez Galdós, Don Alonso el Sabio y Boteros. «Son todos los días hasta las tres o cuatro de la madrugada, con gente gritando y cantando en estas calles, que conforman una caja de resonancia tal que es imposible conciliar el sueño».
Mediciones de ruido solo al turno de la mañana
Una situación que desespera aún más cuando los vecinos de la Alfalfa han comprobado recientemente en un documento interno del Ayuntamiento en respuesta a un requerimiento judicial, que han estado totalmente indefensos contra la contaminación acústica.
Según relato vecinal, los recortes redujeron los horarios para las mediciones de ruidos al turno de mañana. A ese problema, hay que sumarle que los funcionarios se niegan a trabajar voluntariamente de noche y, el Ayuntamiento de Sevilla no se lo ha notificado a nadie.
«Nos parece una falta de empatía y sensibilidad. Nos quedamos indefensos ante el ruido. No estar concienciados con problemas ciudadanos», han aseverado De Carrión, quien además lamenta que desde hace seis meses «no se ve presencia policial por la zona como antes».
Desde el Ayuntamiento, por su parte, se aclara que ello «puede afectar en todo caso a una actividad musical o a un establecimiento pero no a la movida en la calle como tal», un asunto en el que actúa la Policía».
«Soluciones urgentes»
Sin embargo, los residentes insisten y aseguran «estar hartos», por lo que reclaman «soluciones urgentes» porque el verano y el calor añaden «crispación a los decibelios» que no les dejan dormir por las noches».
Y es que el tema no es nuevo. Estos vecinos llevan quejándose durante siete años de que nadie vigile el ruido nocturno en sus calles. En 2013, la plataforma de vecinos denunció la situación crítica a la que estaban sometidos, pero nunca se ha llegado a hacer una medición oficial. Ahora esperan tener un encuentro con el nuevo equipo de gobierno local para tratar de buscar una solución a sus noches de insomnio.