«Los niños tienen acceso hoy a la violencia desde que son bebés»

ENTREVISTA | Desiré Olivero, mediadora experta en adolescentes

Desiré Olivero

Desiré Olivero / Álvaro Romero

Álvaro Romero

Hablamos en El Correo de Andalucía con la experta en adolescentes Desiré Olivero, que preside la asociación Madiba de Los Palacios y Villafranca, de las pocas de todo el país dedicada en la última década, constantemente, a introducir en la sociedad estrategias de mediación. Ante los hechos violentos que han ocurrido últimamente en el ámbito escolar, como el de Jerez de la Frontera, “creemos necesario y urgente tomar consciencia de que algo está fallando y urge buscar soluciones”, aseguran en la asociación, que ha organizado, para este próximo miércoles día 11, a partir de las 17.00 horas en la Casa de la Cultura de este municipio sevillano, una conferencia conjunta entre la propia Olivero y el activista senegalés en Derechos Humanos Mamadou Día. Ambos harán un análisis profundo sobre los posibles orígenes de tanta violencia juvenil y sobre las posibles acciones proactivas que les tocan a los educadores y a los padres. El título de la conferencia tiene su aquel: Luces y sombras de la sociedad. ¿Qué está sucediendo con nuestra juventud?

-¿Hay cada vez más episodios violentos entre nuestros jóvenes o más altavoces que los hacen públicos?

-Realmente la violencia siempre ha estado presente en estas edades, pero el hecho de que brote de esta manera ahora es mayor. Es una realidad. Existe una normalización de la violencia. En nuestra época, hasta te avisaban en el telediario cuando se iban a poner imágenes violentas para que no se expusiese a ellas a los menores. Pero hoy, hasta en los dibujos para los más pequeños están expuestos a violencia de todo tipo. Son violentos casi todos los videojuegos... Tienen acceso a la violencia desde que son bebés.

-¿Es posible que también haya crecido la brecha entre adolescentes y adultos?

-Influye mucho la tecnología, porque la generación de nuestros adolescentes ha crecido ya con una tecnología que los domina. Ya lo de la pandemia en 2020 marcó un antes y un después. Se está estudiando el caso de esos niños que nacieron más o menos entonces, porque aprender a través de una pantalla impide empatizar. Las mascarillas hicieron un daño atroz porque no podemos aprender solo con lo que vemos. Ya hay niños a los que les cuesta identificar las emociones ajenas. Y eso puede llevar a una patología muy grave como la sociopatía.

-Es usted conflictóloga. Un palabro...

-Bueno, soy mediadora. De profesión abogada, pero con máster en psicobiología y neurociencia, y hace muchos años que me dedico a formar y a practicar. Me he vuelto una experta en conflictos, sí.

-Conflictos de distintas edades, porque en todas las etapas de la vida los hay...

-Sí, en la sociedad general, pero especialmente en la denominada violencia intergeneracional, entre padres e hijos. Es cierto que todo macroconflicto viene de un microconflicto. Estudiando el micro entendemos el macro, y viceversa.

-¿Qué falla realmente para que nos hayamos dado de bruces con una juventud que parece vivir en otra dimensión?

-Nosotros siempre tenemos una perspectiva de construir y de analizar con objetividad. Si miramos en la Historia, tenemos textos de hace más de 3.000 años que ya hablan de que los jóvenes beben, se critica a la juventud... A veces perdemos la perspectiva histórica y nos hacen creer que nuestra generación futura siempre ha sido peor que la nuestra. Partiendo de esa realidad, la única diferencia que apreciamos hoy es la velocidad a la que se producen esos cambios. Al ser humano no le da tiempo a prepararse ni psicológicamente. Por eso tenemos la necesidad de formarnos con profesionales, porque los cambios son demasiado veloces. Antes nos daba tiempo a ir asimilando esos cambios.

-Usted da charlas sobre la gestión de las relaciones entre padres e hijos, pero me imagino que no habrá una varita mágica. Todo es más complejo...

-Es complejo y no. Porque lo que hacemos es buscar soluciones. Cuando se conoce el conflicto y se entiende que es una manera de crecer, hay un cambio de paradigma. Cuando cambias la de mirar las cosas, las cosas que miras cambian. Y, en este sentido, lo que hacemos es ayudar a las personas que están en un conflicto a mirar las cosas desde una perspectiva nueva. El conflicto no desaparece, pero es que ni debe desaparecer. El conflicto está llamándonos la atención sobre algo. El trabajo, desde nuestra perspectiva profesional, es acompañar a la persona protagonista del conflicto con una mirada compasiva –compasión por comprender- y constructiva. Y nos basamos en la neurociencia, en la sistémica y en mirar hacia atrás, en los valores perdidos. Hay muchas soluciones técnicas y prácticas más sencillas de lo que nos imaginamos y que nos ayudan a que ese conflicto se prevenga o que se intervenga...

-Conflictos como el recientemente ocurrido en Jerez de la Frontera los vemos, tantas veces ampliado, en EEUU, pero es posible que el paradigma sea el mismo: un adolescente al que no comprendemos...

-Exactamente: un adolescente al que no se le ha escuchado, y porque no ha habido medios. Por eso siempre hablamos desde un punto de vista proactivo. Ni el profesor tiene herramientas ni los padres tampoco, ni el propio chico. Por eso Madiba sustenta sus formaciones y su trabajo social en los tres pilares que para nosotros construyen una sociedad. La profesión de profesor es de las más importantes que existen, pero ellos enseñan, no educan. Y al final nos encontramos con padres adolescentes.

-Lleváis casi una década con una asociación y con un proyecto piloto en Los Palacios que se llama Madiba, pero es raro que esa experiencia no se haya extendido ni siquiera por la provincia de Sevilla... ¿Es que las administraciones no ven lo eficiente que es o es que no les interesa?

-Madiba es una plataforma formada por personas sencillas, como la directora de una autoescuela, un juez de paz, un maestro jubilado, padres y madres del pueblo... Y por tanto no tenemos infraestructura para llegar a instituciones superiores.

-¿Y no deberían ser las administraciones superiores las que descendieran en busca de vosotros?

-Ahora, recientemente, sí tenemos alguna infraestructura para que nos escuchen. De hecho, tenemos conversaciones pendientes con la propia consejera de Educación para mostrarle el éxito conseguido en Los Palacios y hacer un estudio serio para ver cómo podemos introducir esa pacificación en la sociedad y que bajen los índices de denuncias, divorcios, conflictos en los centros... Los Palacios ha sido el municipio que ha tenido formado a casi la totalidad de sus centros educativos. Desde 2014 fuimos entrando en las AMPAS. Un año después, viendo los resultados, también entraron los profesores. Y fue tal el éxito que, en 2020, el Centro de Profesorado de Lebrija, que es el centro de referencia en la comarca del sur, se planteó un plan estratégico para ello. Pero vino la pandemia y el equipo directivo aquel se jubiló... Ahora queremos que ese plan lo adopte la Junta de Andalucía, porque ante la gravedad de los hechos acaecidos es verdad que tiene que aspirar a un plan mayor, que ayude a que la mediación se pueda llevar a más sitios. Cada año, en nuestra escuela, hemos formado a un centenar de padres, y cada año de los que estuve en el CEP de Lebrija formé a decenas de profesores, incluso muchos de ellos a punto de jubilarse. También es verdad que la ayuda que hemos recibido desde la administración de Los Palacios ha sido generosa, maravillosa siempre.

-En la conferencia de este próximo miércoles en la Casa de la Cultura me imagino que esperáis mucho público.

-Buscamos siempre la calidad más que la cantidad. Buscamos gente que esté implicada. Sabemos que es un día complicado porque es la víspera de la Coronación de la Patrona. Pero la persona que vaya es porque tiene interés de veras, y esa persona es la que va a cambiar la realidad de su entorno.

-Es completamente gratis, claro.

-Sí, los interesados solo tienen que reservar su plaza –por organizarnos- en el 627 73 53 97. Al fin y al cabo allí no caben muchas más de cien personas.