Los vecinos del Gordillo plantan cara a un desgüace próximo a las viviendas

Alertan del riego de incendios, de ruidos constantes y de una plaga de ratas.

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
16 oct 2018 / 15:55 h - Actualizado: 19 oct 2018 / 10:10 h.
"Barrios","Distrito Norte"
  • Imagen del polémico establecimiento pegado a las viviendas del Gordillo. Foto: El Correo.
    Imagen del polémico establecimiento pegado a las viviendas del Gordillo. Foto: El Correo.

¿Se imaginan tener coches apilados en la misma valla de su vivienda? ¿Continúo olor a gasolina, ruidos y gritos desde primera hora de la mañana –incluido los festivos? ¿Y una plaga de ratas? Es el calvario que sufren los vecinos del Gordillo, una de las barriadas diseminadas de la zona norte de Sevilla, en la carretera a Brenes (A-8008). Cuentan que hace casi un año una de las parcelas de la calle Madre Perla, a escasos dos metros de los hogares, se ha convertido en «un improvisado» desgüace al que no paran de llegar «más y más coches, sin control y sin respetar que se trata de una zona urbana». Los afectados, que cuentan con el respaldo de la asociación de vecinos Los Girasoles, han denunciado la situación y estudian emprender movilizaciones para que se lleven esta actividad «a un polígono industrial o a cualquier otra zona que cumpla con las condiciones».

Antonia Navío vive en El Gordillo desde los 17 años. Su vivienda está pegada, pared con pared, al desgüace de la discordia. Ella es una de las residentes más afectadas: «Tenemos miedo. Esto es una bomba de relojería. Es que los motores [por los de los coches] están prácticamente metidos en tu casa. Hay depósitos de gasolina y continuo trasiego de trabajadores que a veces realizan maniobras peligrosas... cualquier día puede prender fuego y, como estamos tan encima, salen ardiendo las viviendas y todo el barrio del Gordillo».

El temor se extiende por las casas limítrofes de la calle Penta. «Mira, esa es mi casa. Si no tuviera la valla, tendría los coches metidos dentro del patio. Y mira, mi coche, qué cerca está de los apilados en el desgüace. Es un peligro tremendo. Ya sea ilegal o legal, esto no se puede consentir en una zona urbana como esta. Sí, urbana que para eso llevamos más de 20 años pagando nuestros impuestos como zona urbana”, asegura otra vecina, que insta al Ayuntamiento de Sevilla a «tomar medidas» y buscar una ubicación alternativa a una actividad, que como bien destaca, «está quitando el sueño a toda la barriada».

Pero el problema no acaba ahí. Las molestias suman y siguen en una espiral que amenaza la convivencia de esta barriada de la zona norte. «Es todo. Los olores a gasolina, los ruidos de madrugada, los gritos de los trabajadores a primera hora de la mañana, incluso los fines de semana y los festivos,... y las ratas. Siempre hemos tenido problemas de ratas, pero ahora se ha disparado. Esto es ya una plaga. Mi hijo las ve pasar por delante de las casa cada tarde», asegura otra vecina.

Recientemente Antonia ha escrito de su puño y letra dos cartas al alcalde de Sevilla, Juan Espadas. «No he obtenido respuesta. Ha quedado en papel mojado. Cuando con trece años le escribí por primera vez a Felipe González sobre una cosa que vi en su programa, este me contestó. Pero ahora parece que les da igual y que no nos dan importancia. Pensará que somos de otra categoría. Ahora que si ellos están dispuestos a quedarse, nosotros estamos dispuestos a que no se queden», lamenta esta vecina que, junto con otras afectadas, ha pensado en pasar a la acción vecinal.

ANUNCIAN MOVILIZACIONES

«Vamos ya para un año y como no hagamos algo, esto lo vamos a tener para siempre. Hemos pensado en movilizarnos, en ponernos al menos un día de la semana en la puerta para no dejar entrar a nadie y difundir por todos los medios nuestros problemas», ha avanzado Antonia, quien insiste en buscar «una solución urgente» a este problema.

La asociación de vecinos Los Girasoles ha mostrado su total apoyo a las quejas de estos vecinos e incluso ha trasladado la situación al Seprona y a Urbanismo y Medio Ambiente a través del distrito Norte. «Le pedimos a los políticos que pongan pie con pared y que nos lo quiten de aquí, que no es de recibo que en pleno siglo XXI nos tengan en estas condiciones a los vecinos de la zona norte de Sevilla». El presidente vecinal, Antonio Cabrera, destaca además que «se ha dado la ilegalidad de un depósito de cerca de mil coches, que está pegado a unos vecinos y es una bomba».

En este sentido, la entidad vecinal se ha comprometido a canalizar estas quejas y a plantear «en breve» una reunión en la que entre todos acordar las medidas de presión que se van a lleva a cabo para alejar de las viviendas del Gordillo una actividad que, como concluyen, es «un polvorín» para los residentes y está «mermando la salud de todo el barrio».