Los vigilantes silenciosos

En el Real. Los voluntarios de Protección Civil son una pieza clave del dispositivo de Feria al dar una primera atención a casos de niños perdidos o consumo excesivo de alcohol

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
19 abr 2018 / 23:19 h - Actualizado: 20 abr 2018 / 16:34 h.
"Feria de Abril","Feria de Abril 2018"
  • Los efectivos de Protección Civil ofrecen una primera intervención en el recinto ferial en constante coordinación con los cuerpos profesionales. / Fotos: Jesús Barrera
    Los efectivos de Protección Civil ofrecen una primera intervención en el recinto ferial en constante coordinación con los cuerpos profesionales. / Fotos: Jesús Barrera
  • Los vehículos de Protección Civil están todos «cardioprotegidos».
    Los vehículos de Protección Civil están todos «cardioprotegidos».

Muchos son profesores, médicos, arquitectos, universitarios u opositores de Bomberos pero, al caer la tarde, dejan sus quehaceres cotidianos para enfundarse el uniforme de voluntario y convertirse en vigilantes silenciosos de la Feria de Abril. Son los efectivos de Protección Civil que apoyan el trabajo de todos los cuerpos de seguridad –Cruz Roja, Policía Local y Bomberos– desplegados en el recinto ferial para velar por las miles de personas que esta semana se concentran en el Real.

Su labor suele pasar desapercibida para la inmensa mayoría, pero resulta fundamental ante cualquier adversidad que se produzca. Y es que, en la mayoría de los casos, permite dilucidar la gravedad del incidente y optimizar los recursos. «Realizamos una labor preventiva. Pues si en una caseta tiene un simple problema con un póster de luz o se trata de una avería mayor. O si es algo que se puede solventar fácilmente sin necesidad de desplazar un camión de Bomberos», cuenta Pablo Paz, profesor de máster de la Universidad y jefe de agrupación de Protección Civil que estos días trabaja en el recinto ferial.

Su jornada comienza por la tarde con una hoja de ruta muy definida. «Tenemos un briefing [anglicismo militar que se usa como informe o resumen o instructivo antes del comienzo de una misión] en el que informamos y explicamos los últimos informes de las reuniones del Cecop. Se detalla cómo es el operativo, que a estas alturas [por el jueves de Feria] ya es bastante conocido». El siguiente paso tiene que ver con la salida de carruajes de la Feria, sobre las 20.15 o 20.30 aproximadamente. «Van los coches de caballos, la Policía, Lipasam y nosotros con Lipasam. Nos ocupamos de que la gente no pase entre las máquinas que limpian. Es una operación que puede durar entre 45 minutos y una hora», explica Pablo.

A continuación llega la hora de cubrir las tres zonas en las que Protección Civil divide la Feria y otros puntos. «Estamos también en el retén de la portada, la salida de Costillares y luego en las vías de evacuación (Juan Pablo II, Alfredo Kraus, Remeros de Sevilla y Blas Infante)». Pero, ¿cuándo entran en acción?

A través de los teléfonos de emergencias (061 y 112) se van recibiendo avisos, que van transmitiéndose a los efectivos de Protección Civil para prestar «una primera intervención». En estos días de Feria, suelen ser de «borracheras típicas» y de niños perdidos. Algunos casos tienen una historia detrás, más allá del feliz desenlace. La siguiente ocurría este martes: «Una historia bonita es la de una señora que salió a la carrera de su hijo, de cuatro años, y se perdió en la calle Pascual Márquez, a la altura del número 35. La señora era extranjera y no hablaba español. Estaba desorientada, sin saber cómo regresar a la caseta. No llevaba documentación ni dinero ni teléfono. Cuando llegamos, la mujer tenía un ataque de ansiedad y tuvimos que calmarla. Lo primero fue comunicar todos los datos al Cecop para cruzarlos y dar al fin con su familia». Ello se consiguió en apenas una hora. «Nos queda la alegría de aquella madre al verse de nuevo con su gente», reconoce Pablo.

Otro caso se remonta a hace tres años. Una asociación de Síndrome de Down de Málaga vino a pasar un día de Feria. «Se les había olvidado un joven y ya iban en autobús camino de casa. Su familia estaba toda en Málaga. Por suerte, contamos con que una compañera nuestra era psicóloga y logramos sacarle al chaval el teléfono de sus padres, porque decía que le habían dicho que no hablara con extraños».

Y es que, como insisten, lo mejor que tiene Protección Civil es el personal: «Son gente de una gran calidad humana. Sin ellos, esto no sería lo mismo», asegura Pablo que, como otros tantos voluntarios, «en Feria disfruta y de paso trabaja». Dos realidades de una misma fiesta.