Son y están

«Nos gusta crear cultura de modo asociativo, no jugamos en la liga de los proyectos basados en los millones»

Carlos Cansino Pérez. Director de la agrupación musical proyectoeLe. En el vigésimo aniversario de una de las iniciativas culturales más interesantes que emanan desde Sevilla, como conjunto de música vocal con acompañamiento electrónico dedicado a la experimentación sonora contemporánea, artífice de conciertos y vídeos donde conecta con la poesía, el teatro, la danza y al arte en general.

Juan Luis Pavón juanluispavon1 /
28 dic 2022 / 09:46 h - Actualizado: 28 dic 2022 / 09:46 h.
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  • Carlos Cansino dirige la agrupación musical proyectoeLe, referente de la cultura contemporánea, y es profesor de percusión en el Conservatorio Francisco Guerrero, de Sevilla.
    Carlos Cansino dirige la agrupación musical proyectoeLe, referente de la cultura contemporánea, y es profesor de percusión en el Conservatorio Francisco Guerrero, de Sevilla.

En uno de los textos de presentación para definir quiénes son y qué hacen, esto es lo que dicen de sí mismos los integrantes de proyectoeLe: “El deseo común de aportar a la escena musical y artística actual espectáculos variados, impactantes, visualmente atractivos, impecables en el aspecto sonoro y, por encima de todo, contemporáneos.... Lo más bonito de este viaje ha sido encontrarnos en un territorio virgen, apenas explorado en nuestro entorno, que nos ha permitido emprender una labor creativa y con un alto grado de experimentación, así como ofrecer a los nuevos compositores una agrupación sólida y dispuesta a afrontar todo tipo de retos”. En 2022 proyectoeLe ha cumplido su vigésimo aniversario, consolidado como uno de los focos de actividad cultural más interesantes de Sevilla. Haciendo música coral con gran calidad y abocados a la performance que integra la poesía, el video, la danza, el teatro, la electrónica, etc. Con mayor mérito si cabe al ser un conjunto sin capacidad económica para manejarse con estructura profesional. Carlos Cansino lo dirige y está pilotando su crecimiento artístico.

¿Cuáles son sus orígenes biográficos?

Nací hace 42 años en Sevilla. Mi padre ha trabajado como ingeniero de caminos en el Ministerio de Fomento y mi madre como profesora de ciegos en la ONCE. Tengo dos hermanos, son mayores que yo, mi hermano también trabaja como ingeniero y mi hermana es profesora en la ONCE como mi madre. Nervión es el barrio donde me he desarrollado, de niño fui al Colegio Anejo, después al Instituto de Secundaria Nervión. Trabajo como profesor en el Conservatorio de Música Francisco Guerrero y mi domicilio está cerca.

¿Qué le decantó hacia la música, y el arte en general?

Mis padres me matricularon en el conservatorio, no lo pedí, pero me gustó, se me daba bien. Lo que más me fascinaba era la percusión. Hice el grado medio a la vez que estudiaba en el instituto y en 1993 entré como percusionista en la Banda del Sol, que entonces era conocida como Banda de los Salesianos. Tocando el bombo, los platos y la caja, sobre todo empecé a experimentar lo maravilloso que es compartir la música. Tuve la suerte de que el director de la Banda, José Manuel Gómez, apostaba mucho por hacer música clásica o bandas sonoras en concierto, donde se usan muchos más instrumentos, y no solo dedicarse a tocar en procesiones por las calles. También me decanté por el mundo de las letras y de las artes, estudiaba con pasión asignaturas como latín o arte. Me matriculé en la carrera de Historia del Arte, hice tres cursos, no la acabé porque ya empezaron a salirme trabajos de músico, había terminado el grado superior en percusión, me metí a hacer la carrera de Musicología y empecé a tocar en la Banda Municipal de Sevilla y en la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, cubriendo bajas y vacantes, y también como aumento para repertorios que requieren mayor número de percusionistas. Y formé parte de la plantilla de la Orquesta Joven de Andalucía.

¿Cuál era su instrumento preferido?

La marimba. Me apasiona. Es como un xilófono grande, de cinco octavas, y se puede tocar con cuatro baquetas, lo que permite hacer muchas armonías.

¿Recuerda su primera actuación con la Sinfónica de Sevilla?

Fue en la temporada 2002-2003, con la orquesta dirigida por Cristóbal Halffter y repertorio suyo que requiere mucha percusión. Iñaki Martín, solista de percusión de la Sinfónica, que había dado clases en la Orquesta Joven de Andalucía, empezó a contar conmigo y con otros jóvenes de mi generación. Recuerdo los ensayos de aquellos conciertos, para mí eran como entrar en otro mundo, con músicos tan buenos, con tanta dedicación y con tantos recursos. La Sinfónica fue una gran escuela para mí, es donde más he crecido. Es una institución que los sevillanos deben conocer mejor y valorar más.

¿Qué materias imparte en el Conservatorio Francisco Guerrero?

Sobre todo percusión, también doy una asignatura de música de cámara, y otra de apreciación de la música contemporánea.

¿Cómo se funda proyectoeLe?

Empezó en 2002, el fundador fue José Manuel Gil del Valle, percusionista, profesor, con muchas inquietudes, también de música coral. Con antiguos cantantes del Coro del Ateneo de Sevilla lo puso en marcha, al mes entré yo y participé como cantante en el primer concierto. A final de 2008 él dejó el coro por motivos personales y dimos el paso al frente Ainara Estíbaliz y yo para asumir la dirección de proyecto eLe. A partir de 2012, ella no podía dedicar tanto tiempo, por motivos familiares, y yo he continuado. Tengo a Ainara como directora asistente y en alguna ocasión dirige algún ensayo o algún concierto.

¿Dónde está la cantera del grupo?

La mayoría no éramos cantantes de formación profesional, salvo Conchita Martínez, que fue nuestra profesora de técnica vocal. La mayoría son instrumentistas con inquietud de hacer música más allá de dominar un instrumento, y por eso después también estudian musicología, canto coral, etc. Es curioso que, en general, quienes se forman en el Conservatorio Superior para ser cantantes no tienen interés por el repertorio vocal contemporáneo. Están enfocados a la lírica de la ópera tradicional, o a la música antigua. El proyecto eLe ha sido también trampolín para cantantes que después están desarrollando otros itinerarios musicales, como en el grupo de swing O'Sister, o en el grupo de música antigua A5 Vocal Ensemble.

¿Cuántas personas están ahora comprometidas en proyectoeLe?

Tenemos una plantilla flotante de unas 40 a 45 personas. Casi nunca coincidimos todos en el escenario, cuando hemos estado más cantando a la vez fue en junio de este año, con motivo de nuestro vigésimo aniversario, actuamos en Espacio Turina y éramos 34. La plantilla habitual está entre 20 y 24. La mayoría viven en la provincia de Sevilla, también los hay que se desplazan para ensayos y conciertos desde Aracena, Lucena, Madrid, etc.

¿Tienen algunos ingresos por la actividad cultural que realizan?

Muy pocos. Sabemos que el tejido cultural de nuestra tierra no soporta actualmente disponer de coros profesionales. Sí debería hacerlo, y no lo digo por mí. Lo que hacemos tiene detrás mucho trabajo, mucha búsqueda, mucha formación. En el Norte de Europa y en Estados Unidos hay en cada ciudad varias agrupaciones corales profesionales. En nuestra tierra eso está circunscrito al ámbito instrumental. Somos una asociación sin ánimo de lucro y nadie percibe emolumentos por su participación artística. Los escasos ingresos que percibimos los reinvertimos en formación, en producir las grabaciones, en materiales, en pagar gastos de viajes y dietas a algunas personas que llegan desde lejos de Sevilla. Solemos ensayar domingos por las tardes o festivos por las tardes, hacemos sesiones de ensayos de cuatro horas.

¿Cuál es el criterio para elegir las obras a interpretar?

El primer programa que interpretamos lo llamamos 'Orígenes', incluyó partituras de repertorio sacro de Arvo Párt, John Tavener, Juan Alfonso García. Todos sintonizan con las consonancias y sonoridades armónicas que se recuperaron en la 'new age'. El segundo programa, 'Paisajes sonoros', fue mucho más experimental. Esas son las dos principales vertientes de nuestro coro.

Una actuación emblemática de la que se sientan especialmente orgullosos.

El concierto que hicimos en 2018 en Espacio Turina interpretando 'Música para 18 músicos', de Steve Reich, obra emblemática del minimalismo. Se hace con cuatro pianos, con seis voces femeninas amplificadas. Fue una gozada. Otro concierto del que estamos muy orgullosos fue el 'Dadá Music Room', dedicado en 2016 al dadaísmo en el centenario del Manifiesto Dadá, movimiento escultórico, poético, cinematográfico, etc., pero no musical. Jugamos con la poesía fonética de Kurt Schwitters, con el cine mudo de Hans Richter y Marcel Duchamp, y les pusimos banda sonora inspirada en el estilo dadá que nos hizo el joven compositor José Manuel Martínez, que pertenece a nuestro grupo. Y todo lo interpretamos con un vestuario que nos creó nuestra diseñadora Marta Gómez Rangel, soprano de proyecto eLe, basándose en la estética del movimiento Bauhaus. Y se proyectaban durante el concierto esas breves películas de cine mudo, y además videos creados por Sandor Salas y Ana Cinta Alonso, de Anandor Producciones, que colaboran habitualmente con nosotros.

¿Para cada programa hacen un vestuario específico?

Solo cuando nos es posible. Procuramos salirnos de la rutina de ir siempre vestidos de negro. Para el último concierto que hemos realizado, a comienzos de este mes de diciembre, estrenamos un vestuario sonoro, para hacer la obra 'Orillas', de José Manuel Gil del Valle, nuestro fundador, dentro del programa 'Músicas de gestos', con tres estrenos de obras compuestas para proyecto eLe: la citada y las de Isaac Diego y María Pérez. Con plásticos se han elaborado capuchas, antifaces y barbas que suenan cuando se tocan. Se ha coordinado con el compositor, siguiendo la tendencia del gestualismo, que fue una corriente artística en los años setenta del siglo pasado y que solo tiene sentido si ve la actuación, porque incluye el gesto de los intérpretes.

«Nos gusta crear cultura de modo asociativo, no jugamos en la liga de los proyectos basados en los millones»
Los más de 25 integrantes habituales del conjunto coral sevillano proyectoeLe, al que están vinculados hasta 45 personas, la mayoría instrumentistas que hallan en este grupo una vía para ensanchar su horizonte cultural.

¿Tienen capacidad de actuar fuera de Sevilla?

Es difícil, a veces conseguimos atender las peticiones. Este año hemos actuado en el festival coral de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), y en el Castillo de Luna, en Rota (Cádiz). En la provincia de Sevilla hemos entrado en ciclos de la Diputación y actuamos en Gelves, en El Coronil, en Lora de Estepa, etc.

¿Han podido demostrar que la música, si es buena y está bien interpretada, puede gustar también en ámbitos sociales donde habitualmente no hay oferta cultural en vivo?

En nuestro caso, cuando actuamos en pueblos pequeños, es disponer de un lugar con acústica adecuada. El único sitio suele ser la iglesia parroquial. Y hay veces en las que tenemos que requerir la autorización de la vicaría en el Palacio Arzobispal para que nos permitan interpretar algunos repertorios. A veces nos condiciona demasiado a hacer solo música contemporánea de inspiración sacra. En el futuro queremos lograr no depender de ese condicionante. Hay veces en las que hemos podido actuar al aire libre, pero eso requiere sonorización y es costoso. Salvo en lugares como claustros donde el edificio hace de concha acústica, como disfrutamos en el Castillo de Luna, en Rota. En Sevilla, dentro del programa 'Luces de Barrio', cantamos con sonorización en la Hacienda San Antonio, junto al Polígono El Pino. Y desde los balcones del edificio donde está la sede de la Asociación Educativa y Social la Candelaria, en la barriada de La Candelaria.

¿Cómo es la interacción creativa con compositores que aceptan crear siendo los cantantes de proyectoeLe el instrumento sobre el que materializar sus ideas?

Lo hacemos con compositores que saben lo que funciona o no en el ámbito coral e investigan en las mismas corrientes que nosotros. Una de las experiencias más bonitas ha sido con un autor que no conocíamos: Jonathan Bell, compositor francés. Estaba haciendo una residencia en Madrid, buscaba un coro en España para estrenar una obra muy experimental y le dieron referencia sobre nosotros. Fue 'Delicia', inspirada en el famoso cuadro 'El jardín de las delicias', de El Bosco, en el Museo del Prado. La interpretamos en el refectorio del antiguo convento de Santa Clara, en Sevilla, en 2020. Obra para coro en la que Bell aplicaba un sistema que ha inventado para que cada cantante lea la partitura proyectada en la pantalla incluida en un antifaz que te pones ante los ojos. Conectada a tu teléfono móvil, permite recibir indicaciones sobre los tonos que has de dar, mientras caminábamos a la vez que cantábamos dentro del refectorio. Fue una experiencia que en proyectoeLe nos abrió mucho la mente para experimentar.

La bailaora y coreógrafa Rocío Molina les incluyó este año en su espectáculo 'Carnación' en el Teatro de la Maestranza. ¿Ha sido su primera incursión en la danza?

Ya en 2021 intervinimos en el Festival de Itálica con el coreógrafo surafricano Gregory Maqoma, necesitaba un coro que encarnara a Europa mientras su grupo ya traía música africana. Sin duda, en danza hasta ahora lo mejor ha sido poder participar en la preparación y en el estreno de ese espectáculo de Rocío Molina. Ensayando con ella en 'La Aceitera', su residencia en Bollullos de la Mitación, y pudiendo ir cinco cantantes de proyecto eLe a intervenir en el estreno en Venecia, junto a cantantes italianos. Y después todo nuestro grupo interviniendo en el Maestranza con ella. Estamos muy orgullosos de que Rocío Molina confíe en nosotros, porque teníamos que comportarnos como hacen los coros de ópera, moviéndonos, cantando sin partitura, integrándonos en la coreografía.

¿La videocreación va a consolidarse como una vertiente fundamental para estimular la difusión musical?

Sí, por eso hemos hecho cinco 'Proverbios' del compositor sueco Arne Mellnäs, cada una dura dos minutos, y nos daba pie a hacerlas como si fueran cinco microrrelatos. Cada vez se escucha más música en video que solo en audio, y cada vez hay más coros haciendo este tipo de performances y producciones audiovisuales. Hemos contado de nuevo con Sandor Salas y con Ana Cinta Alonso para la videocreación, y por vez primera con el coreógrafo Guillermo Weickert y con el actor Antón Morales.

¿Están logrando ustedes extender en sus entornos personales la apreciación por la creación cultural contemporánea de este tipo?

Intentamos continuamente captar nuevos públicos. Y nos congratula mucho que ha surgido en Sevilla otro grupo coral dedicado al repertorio contemporáneo, se llama Asociación Musical Códice, lo dirige Esther Sanzo, catedrática del Conservatorio. Y además la Sociedad Musical de Sevilla está también incluyendo en sus conciertos obras contemporáneas. Cada vez recibimos más propuestas de colaboraciones por parte de artistas vanguardistas de otros géneros. Como sucedió cuando el músico de pop Miguel Marín nos incluyó en un concierto en el Teatro Central, y fue así la primera vez que actuamos en ese escenario. O la colaboración que estamos realizando con la compañía Teatro del Temple, de Zaragoza, interviniendo en su espectáculo 'Edipo' en diversas ciudades, incluida Sevilla en su actuación en el TNT de Atalaya. Todo esto nos amplía la perspectiva artística.

Quienes se dedican como ustedes de esta manera a la cultura, con mucha dedicación y sin lucro, constituyen la mayor parte del sector cultural. ¿Qué piensan cuando conocen que desde las administraciones públicas se destinan muchos millones de euros a algunas iniciativas bajo el pretexto de contribuir al desarrollo de la cultura?

Vamos a seguir a lo nuestro, nos gusta crear cultura de modo asociativo. Por supuesto, apoyo que sean mejoradas las infraestructuras culturales, y que se invierta en ellas. No jugamos en la liga de los proyectos basados en los millones. Sí abogo porque se retribuya la creación, y el esfuerzo en llevar a cabo una actividad cultural. Y quiero que se valore a proyectoeLe como se merece. No para mí, porque tengo un sueldo como profesor de conservatorio y eso me da una libertad que valoro muchísimo para dedicarme además a iniciativas como ésta.

¿Cómo ve la evolución de la sociedad sevillana?

Cada vez acudo menos al centro de la ciudad, que me encanta y lo conozco perfectamente, porque cada vez me siento más extraño al estar enfocado hacia el turismo. Donde resido, no tengo que adaptarme a eso. Entre Juncal, Cerro y Nervión, me siento cómodo en la vida de barrio. La ciudad tiene buen número de teatros, galerías de arte, espacios para la exhibición cultural en general. Nos faltan lugares donde poder dedicarnos a la creación y al ensayo, y han de existir en los barrios, donde vive la población residente.