La viuda de Alberti, su Verdad e intereses ajenos

Según la irrepetible agente Carmen Balcells no escribiría un libro de viuda. El de María Asunción Mateo, la de Rafael Alberti, hay más que memorias. Hay cuentas hechas...

Rafael Alberti y María Asunción Mateo. / Juan-Carlos Arias

Juan-Carlos Arias

Una valenciana del 1944, madre, licenciada en Letras y docente de Instituto buscó la cercanía de Dámaso Alonso y se topó, en un homenaje a Machado en Baeza durante 1983, con la osadía de un Rafael Alberti. El poeta no quería jubilarse de nada, ni del amor en pareja, a sus 79 años. El flechazo del gaditano eligió a Mateo para ser la segunda esposa.

Su primera esposa, María Teresa León (1903-1988) fue una literata que el machismo de la Generación del 1927 oscureció. En el Madrid cercado por tropas franquistas África de las Heras, la que fuera espía soviética (Coronel del NKVD-KGB), retrató orgías en casas okupadas de nobles de Alberti y León disfrazados. Lo escribe fetén Javier Juárez en Patria (Debate, 2008).

María Teresa León había escrito 'La memoria de la melancolía'. Es un libro maravilloso. Ahí escribía de los amigos de la pareja, del momento que les tocó vivir, de Lorca, Guillén. A Mateo le tocaron gente del entorno de Alberti con tallas más bajas. La Generación del 27 ya había muerto.

La segunda cónyuge de Alberti no alcanzó los 50 años de pareja con el poeta, pero si metabolizó con amor y respeto los 44 años de diferencia con él. También, las furibundas críticas que recibió desde que matrimonió con Alberti quienes le acaparaban antes en su beneficio. El aguante se extendió a la hija del portuense, Aitana, mayor incluso que Mateo. Un pleito permanece en juzgados por el supuesto expolio que obraría Mateo con las pertenencias de Alberti. ¿Hubo rapiña premortem?. La Justicia tiene la última palabra. Mateo lo interiorizó todo hasta que en 2021 decidió romper el silencio.

Ella repite [Mateo] en entrevistas que una carpeta con dibujos y mandatos de ultratumba de Alberti obraron la obra que tardó en parir y publicar: Mi vida con AlbertiPara algo llegaste Altair- (Berenice- Almuzara, 2023). El pecado de Mateo es ser la estrella – Altair- más preciada en la constelación de un poeta y escritor que da que hablar mucho tras lustros de su muerte.

Tras 24 años de morir Alberti y peregrinar por editoriales, el duopolio Planeta-Penguin, Mateo difunde su versión en un volumen lleno de fotos y creaciones que atesoraba de Alberti. Su archivo personal lo desplegó para compartirlo con la legión de seguidores del poeta más iluminado del Puerto de Santa María.

Mateo no se defiende de nada ni nadie, pero ajusta cuentas a personajes notorios de la cultura oficial española. Algo parecido de esa contabilidad ejercería el libérrimo Gregorio Morán con sus odiadores en su obra El cura y los mandarines (Akal, 2014).

Vemos que las viudas escritoras de literatos consagrados tienen distinta suerte. O las rechaza el entorno, caso de Urrutia con los Neruda, mercadean con incesantes inéditos, Kodama con losde Borges, ejercen de bon vivant vía Fundación, Castaño de la de Cela, o viven como princesas lusas de la cultura ibérica, Del Río sobre Saramago. Ni Borges ni Alberti lograron el Nobel, pero dejaron huella a sus deudos.

Aguantar el chaparrón

Las 352 páginas memoriales de Mateo sobre Alberti tardaron en responder invectivas que estarían cargadas de envidia según su única viuda. Lo ha repetido en numerosas entrevistas que equilibran las descalificaciones de su obra por, repetimos, la cultura oficial de la España siglo XXI, etapa presidencial Pedro Sánchez.

La sutil censura ya obró lo suyo para intentar impedir la publicación de un alegato pro Alberti con el que seguro no ganará mucho dinero. También acusan, a Mateo, de hacer caja con los recuerdos. Hay mucha legitimidad para ello y pocos céntimos que repartir.

También, mucha hipocresía que mejor no detallarla para evitar ser acusados de patriarcales, fascistas o el sambenito, siempre socorrido, de homofobia, misoginia y lo que les cuelga a la gauche divine del pelotazo, jeta plus y cuernos

El grupo editorial Almuzara que lidera el Ex Ministro del PP Manuel Pimentel tiene sellos que publican volúmenes incómodos para los dogmas del pensamiento único. Berenice es donde aparcan las páginas de Mateo. La viuda no tiene sentencia condenatoria de malversar nada en la Fundación que honra al que fuera su esposo, ni sobre los derechos de autor o patrimonio personal del fallecido poeta. Trabajó para salvaguardar el legado del poeta años y años sin cobrar un céntimo, algo que no perdona el negocio empresarial e industria -sin chimenea- de la cultura patria.

El desprestigio que sufre la literatura de lo real, hace poco fácil renunciar a la religión del hecho verdadero. Mateo sufriría, por su esencial derecho a la inocencia, calumnia sobre la nada.

La Fundación, notaria del Legado

Tras morir el poeta se plasmó una Fundación para preservar su legado. Sus familiares se retiraron del Patronato años después de fallecer el poeta. Hasta 2010 el ente funcionó gracias al interés y apoyo altruista de su viuda. Desde entonces flaquean las ayudas institucionales, los pagos se retrasan.

El último Gerente, Enrique Pérez Castallo, tras años sin cobrar y acudir todos los días trabajar, acabó en los juzgados demandando el pago de sus haberes. El Ayuntamiento portuense asumió la deuda y pagó otros atrasos que posibilitarán la resurrección de un órgano cultural que es marca sustantiva del turismo gaditano.

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Desde 2023 un nuevo Patronato, en el que se integra la Junta de Andalucía, hará lo posible para que una Fundación que languidecía retome los bríos con los que inició su andadura. Es visitada por miles de personas al año. Su horario de apertura y cierre se amplía en fechas estivales. La cita es en c/ Santo Domingo 25, por supuesto, del Puerto de Santa María. La cuna y tumba del siempre inolvidable marinero en tierra.

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