Valencia

Sobrevive a la gran riada del 57 y muere de un infarto tras perderlo todo en la DANA

Mari Cruz murió de un infarto al día siguiente de perderlo todo en la inundación 

Su nieto, Rafa, relata que su abuela tuvo que ver “toda la casa flotando”

Mari Cruz, en su 88 cumpleaños.

Mari Cruz, en su 88 cumpleaños. / Levante-EMV

Marta Rojo

Mari Cruz Brazales García no tenía una vida fácil. Nació en 1936, el año de comienzo de la guerra civil española, en Madrid. Fue a vivir a València, al Grau, pero en 1957, con apenas 21 años, lo perdió todo en la riada a causa del desbordamiento del cauce del Túria. Huyendo de los efectos del agua, se fue a vivir a Beniparrell. Allí crió a sus hijos y a sus nietos y rehizo su vida hasta la DANA del pasado 29 de octubre, cuando el agua inundó su casa. Era la segunda vez que lo perdía todo. Murió al día siguiente, de un infarto, tras pasar la noche en shock.

“Mi abuela llevaba toda la vida en Beniparrell”, explica Rafa, su nieto. Mari Cruz, según la define, era “una persona muy alegre, muy simpática, a la que en el pueblo quería mucha gente porque era muy amiga de sus amigos, una persona muy sociable”. Tenía siete hijos pero dos fallecieron. Crió y cuidó toda su vida a sus cinco nietos y cinco bisnietos.

Agua por los dos lados de la casa

En Beniparrell, Mari Cruz vivía en una zona de casa bajas, en un entramado de calles muy estrechas por donde apenas pasaban coches. Su casa estaba al lado del barranco. Era, de hecho, la última de la calle. Por eso, en el momento del desbordamiento del agua, “le entraba agua por los dos lados de la casa”. Fue un desastre absoluto.

Rafa intentó salvar a su abuela en cuanto vio que subía el nivel del agua. “Cuando empezó todo, sabía que estaba mi abuela allí y, en cuanto pude bajar, con el agua por la cintura, fui a su casa y al final conseguí entrar”, relata. Por su lado pasó un coche de la Guardia Civil pero denuncia que los agentes no quisieron bajar del coche ni ayudarle. Al final, un agente de la Policía Local, conocido suyo, le echó una mano.

Víctima indirecta de la DANA

En ese momento de la tarde, la casa estaba sin luz. “Estaba toda la casa flotando, me costó bastante sacar a mi abuela de ahí”, explica. Su nieto se llevó a su abuela a casa, con su madre. “Había sido un desastre, un caos, y mi abuela estaba desencajada, blanca, estaba en shock”, asegura. Falleció al día siguiente de un infarto, según su nieto, sin duda por haber vivido esa experiencia traumática y por haberlo perdido todo. “Mi abuela no se murió ahogada, pero es una víctima de la DANA”, destaca Rafa.

En Beniparrell, denuncia el joven que solo han recibido ayuda de los voluntarios. Él mismo pasó todo el fin de semana con un grupo de limpieza, quitando el barro de la iglesia. Ahora, la casa es una ruina pero la prioridad de la familia es “que pase todo esto”. Poder pasar el duelo, poder olvidar el trauma que vivió Mari Cruz y rehacer su vida en el pueblo que, desde muy joven, fue su casa.

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