Ya se daba por hecho. Pero faltaba la confirmación oficial que ha llegado por boca del matador y empresario francés Juan Bautista Jalabert, que acaba de presentar los carteles de la Feria de Pascua del anfiteatro de Arlés. A la reaparición de Alejandro Talavante, mano a mano con el joven diestro francés Juan Leal el próximo 11 de abril, hay que unir otros acontecimientos como la encerrona en solitario del rejoneador cigarrero Diego Ventura o la vuelta a los ruedos de Rafaelillo para estoquear una corrida de Miura, hierro al que pertenecía el toro que estuvo a punto de enviarle al otro barrio en los últimos sanfermines.

En cualquier caso es ese retorno de Alejandro Talavante el que confiere el definitivo carácter a la temporada presentada por Jalabert para el coliseo de la ciudad camarguesa. Llegados a este punto, conviene poner en situación las circunstancias que rodearon el eclipse parcial del matador extremeño, que colgó el traje de luces después de torear en la zaragozana feria del Pilar de 2018, el mismo día que Juan José Padilla cumplía su última actuación en ruedos españoles. Ha sido, en la práctica, una única temporada fuera del circuito.

Alejandro Talavante se retira por tiempo indefinido”. Era el brevísimo y entonces sorprendente mensaje publicado en las redes sociales por el servicio de prensa del matador extremeño, acompañado de la célebre fotografía de Urmeneta que le retrataba con barba y un tétrico terno negro. El mensajito saltó en el anochecer del 14 de octubre de 2018 eclipsando la despedida del propio Padilla. Pero esa retirada seguía a varios aconteceres de su vida profesional, con la ruptura con la casa Matilla al frente, que entre unas cosas y otras, le acabaron orillando de algunas ferias y carteles a pesar de esa salida a hombros en la feria de San Isidro de 2018 que habría pretendido usar como aval de un nuevo y ambicioso caché.

A partir de ahí llegó la soledad y, pocos meses después, la fallida apuesta en la madrileña Feria de Otoño, apuntado a la primera edición del famoso bombo de Simón Casas. El ‘productor’ y la suerte le colocaron ante las corridas de Victoriano del Río y Adolfo Martín sin que acompañara un nuevo triunfo que el diestro extremeño había querido convertir en palanca definitiva para elevar la cotización y revalorizar su sitio en el circuito. Pero no fue así...

Entre la independencia y la sumisión al sistema

Hay que recordar de forma apresurada los distintos apoderamientos del torero extremeño, que cumplió sus primeras trece temporadas como matador de toros envuelto en una pretendida aura de genio que no acompañaba de la necesaria regularidad y el imprescindible tirón taquillero que validara el caché aspirado. Talavante saltó a la palestra a mediados de la pasada década en manos de Antonio Corbacho, el fallecido y recordado gurú del tomasismo que le recubrió de un traje impostado. Ese rol acompañó al extremeño en sus primeras andanzas antes de vestirse con distintas pieles y adoptar otros lenguajes. Después llegaron otros mentores. En el recuerdo reciente está la historia de sus apoderamientos con Manuel Martínez Erice, Curro Vázquez, la FIT de Bailleres y... Matilla, dando bandazos entre las grandes empresas y esa supuesta independencia que le ha dado más disgustos que satisfacciones. Por cierto... No sabemos quién será su apoderado en esta nueva etapa que se abre en Arlés; tampoco sus definitivas estrategias...

La publicación de un reportaje de Javier Negre en El Mundo colocaba a Toño Matilla en el ojo del huracán. Negre situaba a Talavante como “víctima” de su ex apoderado al que tildaba de “Maquiavelo” de los entresijos del toreo siguiendo la estela de otros periodistas que –velada o directamente- acusaban al taurino charro de poner piedras en el camino del ‘Tala’ a raíz de la ruptura del vínculo profesional que les unió hasta principios de junio 2018. Todos los rumores, eso sí, apuntaban a que ni su antiguo mentor había podido defender ni las empresas pretendían aceptar el considerable aumento de caché ansiado por el torero a raíz de su salida a hombros en la feria de San Isidro de aquel año.

Lo había hecho en su tercer compromiso, con una corrida de Núñez del Cuvillo. Aquello fue su gloria, pero también su tragedia. Dispuesto a defender esa supuesta primacía, forzó la máquina en las negociaciones de las nuevas ferias hasta desencadenar la comentada ruptura con Toño Matilla, que no estaba dispuesto a asumir las nuevas aspiraciones dinerarias de su poderdante. El divorcio se precipitó después de pasar triunfante por la feria del Corpus de Granada.

Pero las lanzas clavadas al taurino charro comenzaron a convertirse en cañas, especialmente cuando Simón Casas, que le va la marcha, desveló los sustanciosos horarios madrileños del melancólico diestro pacense, aumentados gracias a los oficios de su ex apoderado de 160.000 a 240.000 euritos del ala. El retrato victimista empezaba a quedar desmontado...,

Matilla, un hombre muy reacio a hacer declaraciones de ningún tipo, ya había llegado a salir la palestra emitiendo un extenso comunicado en el que aportaba su versión sobre la ruptura. Fue el propio Matilla el que cortó por lo sano ante la exigencia de Talavante “de cobrar más que el que más”. El torero argumentaba que él era “el mejor, el número uno”, según desveló Matilla en dicho comunicado. “Tras intentarlo de forma fallida en alguna ocasión, consideré que yo no podía conseguir lo que él exigía y di por terminada la relación profesional que nos unía. No podía defraudarle ni a él ni a mí mismo” añadía el ex apoderado de Talavante apostillando la verdadera clave del asunto: el número uno “ha de reflejarse en taquilla, y él no lo era”. A partir de ahí sigue coleando la pregunta del millón: ¿logrará serlo ahora? La taquilla y el público tienen la palabra.