La información taurina experimenta un curioso y conocido parón de Navidad a Reyes. Pero ese apagón informativo no ha impedido que se propale un rumor que –aún está por ver- podría ser la antesala de la primera noticia de calado del año que se estrena. Ojo: los interesados aún no han dicho esta boca es mía pero, a falta de la preceptiva confirmación oficial, se quiere dar por hecha la reaparición de Alejandro Talavante con plaza, fecha, ganado y hasta ‘partenaire’. La primera voz la ha alzado –vía Twitter- el periodista charro Javier Hernández dando pelos y señales: la vuelta del ‘Tala’ se verificaría el próximo 11 de abril en la plaza de Arlés, en un presunto mano a mano con el joven diestro francés Juan Leal. ¿Está manejando Talavante los tiempos y el tratamiento de la información al estilo José Tomás? El de Badajoz –que no ha dicho aún esta boca es mía- también podría estar acariciando la idea de emular a su ídolo eligiendo contados escenarios, ciertos compañeros y fechas precisas como medio de elevar su caché. Esa pretensión tuvo mucho que ver en el enredo del bucle melancólico que le llevó a marcharse a por tabaco después de su fallido pronunciamiento –rodando en el bombo de Simón Casas- del otoño madrileño de 2018. Pero una cosa es lo que se pretende y otra muy distinta lo que dictan los públicos que, al fin y al cabo, terminarán de dar carta de naturaleza a esta presunta etapa profesional que podría inaugurar el inconstante diestro pacense el próximo Sábado Santo. No está de más recordar que antes de su eclipse, el tirón taquillero de don Alejandro era inversamente proporcional a esas astronómicas aspiraciones dinerarias que precipitaron su ruptura con la familia Matilla. A partir de ahí llegaron los cuarenta día en el desiero. Las cosas se confirmarán –o se dejarán de confirmar- muy pronto.
Y una cosa lleva a la otra. Juan Bautista –empresario de Arlés y futuro ‘capo di tutti cappi’ de la patronal taurina francesa- también tendría otros ases en la manga para armar la lujosa Feria del Arroz del coliseo arlesiano. Uno de ellos es la encerrona en solitario de Diego Ventura. Pero en las claves de estrategia taurina nos interesa más el amarre de José María Manzanares en la tarde del Domingo de Resurrección, al día siguiente de la hipotética reencarnación talavantista. La decisión del alicantino, que dejaría libre su hueco habitual en la plaza de Maestranza, pondría las cosas algo más fáciles a Ramón Valencia para resolver la ecuación del lujoso cartel pascual, que la calle ya ha dictado. El aficionado da por hecha una terna natural en la que brillan los nombres de Morante, Roca Rey y Pablo Aguado... con permiso de El Juli. Eso sí: la previsible entrada en danza de Talavante añade un nuevo perejil a la salsa abrileña. Tampoco tardaremos demasiado en saber qué sabor tiene este guiso que podría ser la llave de la espina dorsal de esa Feria de Abril que empezará a confeccionarse este mismo martes siguiendo las trazas del patrón marcado por el empresario en los huecos de las vacaciones. Valencia y Pedro Rodríguez Tamayo ya contarían con el elenco ganadero para dar forma al puzzle. No habrá sorpresas en ese apartado campero. Lo más llamativo, según la información adelantada hace escasas fechas por El Mundo, sería el hipotético doblete de las vacadas de Garcigrande, Cuvillo, Juan Pedro Domecq y Victoriano del Río en la temporada hispalense. Repetiría Santi Domecq después de la excelente corrida lidiada en su debut ferial; también se da por hecha la presencia La Palmosilla, que afianza su posición en el elenco ganadero hispelense. Y tampoco faltarían clásicos en la programación taurina maestrante como Jandilla o Fuente Ymbro a las que habría que sumar la clásica cuota torista desdoblada entre los hierros de Victorino Martín y Miura, que volverá a ejercer su papel de cierre del ciclo ferial. Pues esto vuelve a empezar...
El veterano comunicador ha puesto el candado al programa ‘Los Toros’ a punto de cumplir medio siglo en antena. La información taurina, previsiblemente, desaparecerá de la SER junto a la inconfundible sintonía de José Luis del Serranito que servía de nexo a los parroquianos de ‘El Larguero’ con los fieles de la tribuna noctámbula de Molés. La desaparición de un espacio taurino, en cualquier caso, nunca es una buena noticia para este peculiar planeta aunque sus protagonistas hayan vuelto a mostrar la habitual impasibilidad con el asunto. Pero tampoco es de extrañar. Conviene profundizar en algunas circunstancias más allá del coro de lamentos dibujado en esas redes sociales, tantas veces confundido con el mundo real. El programa de Molés había perdido gran parte de su pulso. El propio periodista de Castellón tampoco era el que fue al borde de las ocho décadas de vida, que también hay que decirlo. Molés viajó desde la feroz intransigencia de sus inicios –junto a Mariví Romero machacaba a las figuras en los años de plomo- a ese peculiar verbeneo radiofónico en el que cabía la voz nicotínica de Antoñete y la desubicada presencia de Juan José Padilla tras el percance de Zaragoza. En voz baja siempre se han comentado ciertas cosas, perfectamente conocidas en los rincones del toro, en las que no vamos a entrar. Pocos, poquísimos toreros, osaban dejarle colgado el teléfono; algunos casi sin despertar de la anestesia después de cornadones de libro, certificando el inmenso poder del locutor. A estas alturas nadie va a echarse las manos a la cabeza con las reticencias que despertaba el veteranísimo e infatigable periodista en la mayor parte de la torería andante, jamás aireadas más allá del ámbito privado. ¿o no? Hubo varios intentos tan velados como infructuosos de derrocarle de su trono de la SER, que sólo ha sido derribado finalmente por imperativo publicitario. Eso sí: tampoco se le puede negar su papel determinante en la retransmisión de las principales ferias por las sucesivas plataformas privadas hasta su defenestración definitiva de las pantallas, que le hizo romper algunas amarras. Ahí, y eso también es cierto, no tuvo igual.