Toros

Un gran encierro de El Parralejo

La vacada del recordado empresario sevillano Pepe Moya Sanabria brindó una excelente novillada de la que sólo logró sacar rédito un entregado y dispuesto Manuel Perera

21 sep 2021 / 21:39 h - Actualizado: 21 sep 2021 / 21:48 h.
"Toros"
  • Fotos: Toromedia
    Fotos: Toromedia

Vaya por delante el dato. La novillada de El Parralejo brindó un encierro de precisa presentación para Sevilla y apto para soñar el toreo; para cortarle seis o siete orejas y salir lanzado de la plaza de la Maestranza. José Moya Sanabria, uno de los hombres fundamentales para entender la historia reciente de la sociedad y la economía sevillana, puso uno de sus últimos empeños vitales en formar esta vacada que ahora pasta en los predios serranos de Monte San Miguel, el viejo solar del marqués de Aracena que reinventó Aníbal González con moldes regionalistas. Pepe Moya ya no está pero sus toros –encastados en la mejor sangre Domecq y cuidados por Rafael Molina Candau- quisieron hacerle un justo homenaje en la plaza de Sevilla. Qué sitio mejor...

Un gran encierro de El Parralejo
Foto: Toromedia

A partir de ahí hay que completar el relato señalando nítidamente al único triunfador del festejo. Fue el novillero pacense Manuel Perera, flamante ganador del Circuito del Norte y finalista del mismo certamen en su edición andaluza. Perera buscó ese triunfo, se entregó sinceramente para lograr su meta y el premio y –con sus defectos y sus virtudes- logró aprovechar la oportunidad con el lote menos bueno de la excelente novillada de la familia Moya Yoldi. Lo hizo mostrándose sinceramente firme con un tercero de mejor principio que final. El bicho acabó embistiendo a medio viaje en una faena tesonera en la que volvió a sobrar el errático criterio de la dirección de la banda de Tejera a la que le faltó humildad y le sobró chulería. Ya van tres en tres corridas.

Un gran encierro de El Parralejo
Foto: Toromedia

Pero Perera también lo consiguió apurando a un sexto –seguramente el más espeso del notable envío- que estuvo a punto de mandarle al hule cuando trataba de comenzar su faena toreando de rodillas. Antes lo había recibido con una accidentada larga cambiada que no fue a porta gayola por culpa de la distracción del utrero, que salió cruzado y a su aire ¿Qué le podemos contar? Que se mostró firme, entregado, sin fisuras, siempre cruzado y sabiendo que no podía desaprovechar la ocasión. El novillo acabó desinflándose y haciendo hilito pero Perera, a pesar del bajón argumental de su labor, ya había congeniado con el público que volvió a sacar los pañuelos. Ya le había cortado una oreja al tercero. Con la del sexto fueron dos. Usó sus mejores armas. Y le salió bien.

Un gran encierro de El Parralejo
Foto: Toromedia

Pues hubo cuatro novillos más. Primero y cuarto conformaron un lote de excelencias, de triunfo gordo. Pero es que el quinto fue un ejemplar de auténtica revolución, de esos que te ponen en bandeja acabar con el cuadro. ¿Y el cuarto? También sirvió a pesar de su bronquedad. Pedía otra pelea. También rentable. Ese primer lote correspondió a Manolo Vázquez, que se presentaba vestido de luces en la plaza de la Maestranza –un precioso terno aguamarina- arrastrando todo el peso de su sangre. Manolito, que hizo el paseo con un antiquísimo capote familiar, se sabía mirado por el senado sevillano y arrastraba todo el peso de su sangre. Al último eslabón del clan de San Bernardo aún le queda un largo camino que recorrer. Seguramente le ha pillado este debut lejos de la preparación deseada. Pero hay trenes que conviene coger cuanto antes. Ya lo hemos dicho: tuvo delante dos novillos de magnífica condición, especialmente ese cuarto, con los que mostró fogonazos de personalidad sin llegar a acoplarse nunca. El mejor momento de su labor, muy jaleado por el público, llegó sobre la mano izquierda cuando muleteaba a su segundo enemigo. Había muchos deseos pero faltó confianza. Todo el mundo está deseando que suceda.

Un gran encierro de El Parralejo
Foto: Toromedia

Dejamos para el final el esfuerzo de Jaime González-Écija, ganador del breve circuito andaluz de novilladas que se celebró en 2020. El ecijano también había sido, involuntariamente, el encargado de despachar la última res brava lidiada en la plaza de la Maestranza antes de que el covid mandara todo al garete. Tuvo delante un segundo bronco y con movilidad que no era apto para florituras pero sí demandaba una pelea en su terreno, con sus reglas, que Jaime no siempre supo afrontar. Tampoco llegaría a encontrar el acople, más allá de algunas intermitencias, con el excelente quinto que formó un auténtico descalzaperros después de derribar con estrépito y aires decimónicos. La faena no pasó de entonada. El novillo se fue con las orejas colgando.

Ficha del festejo

Ganado: Se lidiaron seis novillos de El Parralejo, perfectamente presentados para Sevilla. Primero y cuarto conformaron un gran lote pero el mejor, por bravo, pronto y enclasado fue el quinto. También se movió con bronquedad el segundo. Sirvieron, a menos, tercero y sexto.

Novilleros: Manolo Vázquez, de aguamarina y oro, ovación tras aviso en ambos.

Jaime González-Écija, de lavanda y oro, ovación tras aviso y ovación.

Manuel Perera, de turmalina y oro, oreja y oreja.

Incidencias: la plaza registró algo más de un cuarto de entrada en tarde ventosa y desapacible. Saludaron en banderillas Felipe Proenza, Felipe Peña, Álvaro Núñez y Antonio Vázquez.