Caja de Pandora para un destape

Daniela Astor y la caja negra es una excelente novela. Nos arrastra hasta nuestro pasado más olvidado, hasta un presente inexplicable; pero sin empujones, con la suavidad que solo la buena literatura puede utilizar con las personas.

10 feb 2016 / 17:00 h - Actualizado: 10 feb 2016 / 18:25 h.
"Libros - Aladar"
  • Portada de Daniela Astor y la caja negra de Marta Sanz. / El Correo
    Portada de Daniela Astor y la caja negra de Marta Sanz. / El Correo

Es una de las novelas más interesantes que cabría esperar en las librerías.

Está a la orden del día que las cajas negras no son negras. Encierran todos los datos, esas últimas conversaciones que los investigadores deben revelar para garantizar lo ocurrido. En ocasiones se ocultan en el fondo del mar. Como las llaves.

Lo de Daniela Astor es una vida. La caja negra es un libro que hace el efecto de una película documental, la reconstrucción arqueológica de una época cercana, a partir de recuerdos y de residuos en la vida de la protagonista. Un momento de nuestra historia reciente que para algunos es próximo y para otros, arcano. El libro de Marta Sanz es una novela y un ensayo prodigiosamente dirigidos. La caja de resonancia de una actualidad pertinaz y conveniente, cargada de una profunda reflexión moral, en una investigación sobre mujeres, ingeniosamente construida y sorprendente en su planteamiento.

Los temas que trata se entrelazan, desarrollando un mundo de significados: la liberación de la mujer con la llegada de la democracia, su conversión en objeto por medio de la televisión y de la prensa sensacionalista, la utilización de ese objeto como un ariete para entrar en la modernidad.

Daniela Astor y la caja negra es la reivindicación triunfante de Amparo Muñoz, de Susana Estrada, de Bárbara Rey, sobre todo de Bárbara, en una conjunción feliz de sentido profundo, de frivolidad necesaria y de mirada imprescindible sobre los lugares de dónde venimos. Para enterarnos de adonde queremos ir.

Una novela que interesará a las diferentes generaciones, bien sea por lo cercano, por lo exótico o por lo nostálgico. Hombres y mujeres, por diferentes y poderosas razones, deberemos converger en esa caja negra para repensarnos porque la novela abre también la mirada sobre asuntos de desgraciada actualidad.

La escritora Marta Sanz da un nuevo giro a sus mundos literarios adentrándose metafóricamente en la imagen y el sonido, convirtiéndose en directora audiovisual, en documentalista, en socióloga de las palabras. Mantiene sin embargo algo de Zarco, el detective de sus últimas y chandlerianas ficciones (Black, Black, Black; Un detective no se casa jamás), la necesidad de saber. Porque en unos días en los que se habla tanto de ello, debemos tener en cuenta que la transición hacia un nuevo sistema se compone de muchos cambios sociales que marcan el rumbo político y no al contrario.

Este es un relato que trae al lector, de la mano de su protagonista Daniela/Catalina desde lo remoto de nuestro pasado inmediato hasta el presente, mostrando, enseñando, insinuando y provocando como lo hicieron esas mujeres desde las portadas de las revistas: Maria José Cantudo, Marisol, Ágata Lys. Un viaje iniciático que no deja de sucederse en fotogramas imposibles pero ciertos, en historias reales que parecen una ficción, en ficciones dignas de no ser descartadas por lo cotidiano, porque detrás de todo este magma literario, Daniela Astor nos guiña los ojos a través del tiempo. Desnudándose.

Marta Sanz es una escritora destacada en el panorama literario, ensayista astuta, inquietante poetisa, excelente profesora, acumula premios prestigiosos, la fidelidad de los lectores y el reconocimiento de los críticos, que valoran sobre todo su minucioso trabajo narrativo, así como los referentes que alimentan una obra diferente.