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Edificio Dakota, la presencia del diablo

Cada ocho de diciembre Yoko Ono enciende una vela en la ventana del dormitorio de John Lenon en The Dakota, frente a Central Park, para recordar el día de una muerte que conmocionó a América. Sobre el edificio se cierne una leyenda. Rodeado por un aura ocultista confluyen en él acontecimientos maléficos

18 jun 2019 / 22:38 h - Actualizado: 18 jun 2019 / 23:08 h.
"Cine","Instalaciones - Aladar"
  • Edificio Dakota. / El Correo
    Edificio Dakota. / El Correo

Cuando se difundió la noticia de los asesinatos la ciudad de Los Ángeles entró en pánico. Las estrellas de Hollywood comenzaron a abandonar el condado aterradas por los detalles que los noticiarios repetían una y otra vez. Cosidas a cuchilladas. Los cuerpos de las dos mujeres habían sido encontrados macabramente atados por el cuello, una de ellas estaba embarazada, a dos semanas justas de dar a luz. Había recibido diecisiete puñaladas, cinco de ellas mortales de necesidad. Días más tarde la enterraban en el cementerio de Holy Cross con su hijo en brazos. Se trataba de Sharon Tate, actriz y modelo publicitaria, nominada a un Globo de Oro en 1967 por El valle de las muñecas. Llevaba apenas un año casada con el director de cine Roman Polanski. En el jardín de su mansión en el 10050 de Cielo Drive yacían otros tres cuerpos sin vida, víctimas de uno de los crímenes más inquietantes de la época contemporánea. La tragedia terminó para siempre con los mitos de los 60´s, la psicodelia, el amor libre y la paz mundial. Comenzó también la leyenda de una maldición demoniaca.

Ese presagio se inicia en el Edificio Dakota, un bloque construido en 1884 en la calle 72 West, en Manhattan, frente a Central Park, en un estilo a caballo entre el beaux-arts y el renacimiento alemán que le da un aspecto definitivamente siniestro. Se trata de uno de los condominios más prestigiosos de Nueva York y el precio de sus apartamentos puede llegar a los 30 millones de dólares. Ha sido desde su construcción residencia de artistas y celebrities como Laurent Bacall, Leonard Bernstein, Judy Garland, Boris Karloff, o Rudolf Nureyev. Sus tenedores son tan elitistas que se han permitido el lujo de denegar el derecho a asociarse a la propiedad a famosos como Madonna o Antonio Banderas. Sin explicaciones.

Edificio Dakota, la presencia del diablo
Sharon Tate. / El Correo

En 1968 Roman Polanski lo utilizó para los exteriores de The Bramford, la morada principal de Rosmary´s Baby (La semilla del diablo) y el rodaje se convirtió –nunca mejor dicho- en un infierno. Su protagonista, Mia Farrow, recibió en el set de grabación el contrato de divorcio de su marido Frank Sinatra, lo que le ocasionó una crisis nerviosa muy oportuna para la composición de su personaje, una mujer embarazada que alberga en su interior ‘la semilla del diablo’. Con motivo de la filmación se desataron todo tipo de rumores y de leyendas urbanas, mientras las sectas satánicas se manifestaban frente al Dakota para impedir la grabación. Entre ellas estaba la Manson family, una comuna instalada en el desierto de California y dirigida por Charles Manson, un iluminado que creía firmemente en el advenimiento de la apocalíptica batalla racial entre blancos y negros que debía terminar con la victoria de los primeros, era la Helter Skelter tomada de una canción de Los Beatles. Manson se convertiría después en el autor intelectual de la tragedia de Cielo Drive.

Edificio Dakota, la presencia del diablo
Un momento de la película ‘La semilla del diablo’. / El Correo

El día del estreno, mientras entraba en la sala Anton LaVey, fundador de la Iglesia de Satán, rodeado de una corte de ocultistas, se mentaron fenómenos paranormales ocurridos en The Dakota tras la muerte de Boris Karloff –uno de los más destacados actores de películas de terror- y se mencionó que la construcción había sido la residencia en el siglo XIX del satanista Aleister Crowley, así como la presencia en la misma del brujo Gerald Gardner, fundador de la religión Wicca.

Muchos de los profesionales que participaron en el filme tuvieron una vida próspera y feliz. Para otros se encadenaron en una serie de negras casualidades. El productor de la película William Castle murió de una insuficiencia renal poco después de estrenarse la película y el compositor también, con un coágulo cerebral, de la misma forma que uno de los personajes. Otra de las asesinadas en el crimen maquinado por Manson se llamaba también Rosemary. Se dio la circunstancia de que Sharon Tate había quedado embarazada al poco tiempo de la boda, como le pasa en el filme a Rosemary Woodhouse, el rol que interpretaba la Farrow.

Polanski nunca superó el terrible crimen. En 1977 fue acusado de haber abusado de una adolescente de trece años en casa de Jack Nicholson durante una orgía de alcohol y drogas en el jacuzzi y ha vivido desde entonces un perpetuo exilio.

Edificio Dakota, la presencia del diablo
Charles Mason. / El Correo

Años más tarde la maldición funesta del Edificio Dakota se manifestaba en otro suceso misterioso y nunca bien aclarado. El 8 de diciembre de 1980, uno de los más célebres residentes del edificio, John Lennon, era acribillado a balazos en la entrada principal, ante la mirada de su esposa, Yoko Ono, por un fanático que llevaba en su bolsillo un ejemplar de la novela El guardián entre el centeno. Esa misma mañana la fotógrafa Annie Leibovitz había realizado una sesión de fotos en el apartamento de los Lennon. La imagen de John desnudo abrazando a Yoko se ha convertido en uno de los iconos del siglo XX. Por la tarde, Mark David Chapman, de veinticinco años de edad, con una larga trayectoria de desequilibrios mentales, abusos y consumo de sustancias psicotrópicas, le esperaba en la puerta del edificio para matarle. «Estoy seguro de que la mayor parte de mí persona es Holden Caulfield (el protagonista de la novela de Salinger). El resto debe de ser el Diablo», declararía el criminal a la policía después de su detención.

Casualidades –o no- en torno a una manifestación demoníaca. Buena parte de los asesinos viven todavía, permanecen internados en la cárcel cumpliendo sus penas a cadena perpetua. Manson no se arrepintió nunca. Murió el 19 de noviembre de 2017