El renacer del cómic

La muerte de Guernica de Paul Preston y Tiempo al tiempo —basado en la serie de RTVE El Ministerio del Tiempo— confirman el buen estado de salud de la viñeta española. Y es que, pese a la crisis que golpea al sector desde mediados de los ochenta, en 2016 se editaron casi tres mil títulos. Motivo para ser optimistas. Son muchos los dibujantes y guionistas qeu se intentan abrir paso en la selva editorial y conviene echar un vistazo a sus obras. El cómic es una forma de narrar maravillosa.

17 jun 2017 / 12:22 h - Actualizado: 15 jun 2017 / 13:40 h.
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  • Portada de ‘La muerte de Guernica’. / El Correo
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  •  ‘El Ministerio del tiempo’. / El Correo
    ‘El Ministerio del tiempo’. / El Correo

El pasado 27 de octubre, Pablo Auladell fue distinguido con el Premio Nacional del Cómic 2016 por su magnífica adaptación de El paraíso perdido, del poeta inglés John Milton. Un clásico del siglo XVII que, merced al talento de este dibujante, vuelve a estar de moda en las librerías. A propósito de su galardón, concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Auladell habló de un feliz «renacer del cómic» que, sin embargo, aún no se ve reflejado en la situación de los profesionales de la ilustración, quienes, en el mejor de los casos, siguen viviendo de los anticipos de las editoriales. Pese a todo, el medio parece recuperar la salud tras varias décadas de letargo.

Creado a partir de la introducción de la imprenta —algunos especialistas citan sus orígenes en la Edad Media con obras como el «Tapiz de Bayeux» o la tradición de los manuscritos iluminados—, sus etapas de auge están ligadas a la evolución de la prensa como medio de comunicación de masas. En este sentido, Estados Unidos fue el principal centro de producción e innovación desde finales del XIX y principios del XX.

En España, al cómic o historieta se le llamó popularmente «tebeo» a raíz de la revista de periodicidad semanal TBO, surgida en Barcelona en 1917 y que, con interrupciones, se mantuvo hasta 1998. Su popularidad creció en los años 30, cayendo durante la guerra civil y floreciendo de nuevo en los 50. En esa época las editoriales más importantes eran Bruguera (Pulgarcito, El Capitán Trueno), Cliper (El Coyote), Hispano Americana de Ediciones (El hombre enmascarado, Popeye) y Toray (Azucena). Baste decir que entre 1969 y 1970, la difusión media de una revista femenina como Lily alcanzaba los 42.430 ejemplares por número.

Del esplendor a la decadencia... y vuelta a empezar

Desde finales de los sesenta los lectores adultos sucumben a la moda del terror y la prensa satírica y underground. Muchos ilustradores que habían estado trabajando para el mercado exterior vuelven a ser llamados por las editoriales españolas para lanzar tanto retrospectivas como nuevas colecciones. Bruguera lanza su exitosa Olé!, donde desfilarán desde la Joyas Literarias Juveniles a Mortadelo y Filemón y Zipi y Zape, haciendo las delicias de varias generaciones. El boom definitivo del cómic adulto llegará en 1975, tras la muerte de Franco —de esa época son las revistas El Jueves y El Víbora—, comenzando a decaer a mediados de los ochenta. Y es que entre 1987 y 1997 el mercado español estará copado por los superhéroes y el manga de importación, surgiendo numerosos fanzines y pequeñas editoriales que buscan hacerse un hueco en la frágil industria.

Pese al fenómeno de Internet y las redes sociales, el cómic impreso parece recuperar la salud desde 2012 en España. Esto se percibe tanto en la cantidad de lanzamientos —casi tres mil nuevos títulos en 2016— como en las ventas, aunque con un pero significativo: las tiradas han pasado de rondar los 5.000 ejemplares a no superar los 2.800. Algo parecido a lo que ocurre en nuestro país vecino, Francia.

La aventura sigue siendo el género dominante, superando la mitad de los títulos publicados, siendo el apartado de los superhéroes el que se lleva la palma. Su auge se debe, fundamentalmente, al efecto promocional del cine y la televisión. Los tebeos de humor, por su parte, se igualan en porcentaje a los dramáticos (13% en ambos casos), llevándose la peor parte los dedicados a la infancia, cuyo retraimiento es altamente preocupante —sólo un 2,55% del total en 2016—. Al margen de las cifras, hay que reseñar la buena acogida de las adaptaciones, tanto de historias clásicas como contemporáneas. Es el caso de La muerte de Guernica y Tiempo al Tiempo, dos de los títulos más jugosos de este 2017.

80 años del bombardeo que inspiró a Picasso

«Guernica, la ciudad más antigua de los vascos y centro de su tradición cultural, fue destruida por completo ayer por la tarde en un ataque aéreo de la insurgencia. El bombardeo de esta ciudad abierta situada muy por detrás de las líneas duró exactamente tres horas y cuarto, durante las cuales una poderosa flota de aviones que consistía en tres modelos alemanes, bombarderos Junkers y Heinkel, no cesó de arrojar sobre la ciudad unos artefactos que pesaban un máximo de 450 kilos y se calcula que más de 3000 proyectiles incendiarios de aluminio con un peso de un kilo cada uno (...)».

Así comienza el artículo de George Steer, periodista británico destinado en España durante la Guerra Civil, que dio la vuelta el mundo. Publicado en The Times el 28 de abril de 1937 bajo el título La tragedia de Guernica. Ciudad destruida en un ataque aéreo, y luego reproducido en The New York Times, su relato no solo quedaría grabado a fuego en la conciencia europea, sino que inspiraría al pintor Pablo Ruiz Picasso su obra más universal.

Partiendo de esa premisa, y tras una exhaustiva documentación, el prestigioso historiador e hispanista Paul Preston sacaba a la luz en 2012 un interesante ensayo titulado La muerte de Guernica (Debate), donde analizaba las claves del mítico bombardeo desde una perspectiva rigurosa y al mismo tiempo divulgativa.

Cinco años después, y coincidiendo con el 80º aniversario de la tragedia, la misma editorial nos sorprende con su versión en cómic. Un complejísimo trabajo llevado a cabo por el dibujante malagueño José Pablo García —quien anteriormente afrontara el reto de trasladar al lenguaje gráfico La Guerra Civil española, también de Preston, cuyo objetivo es acercar la historia a un mayor número de lectores.

Y lo cierto es que la fórmula funciona ya desde la propia cubierta, auténtico «imán» para los entusiastas de los cómics. En sus 95 páginas el lector descubrirá un completo resumen de los antecedentes del bombardeo (incluyendo la situación en el País Vasco durante los primeros compases del conflicto bélico), así como la crónica estampada de aquel triste lunes que conmocionó a la opinión pública. Como no podía ser de otra forma, George Steer es uno de los protagonistas de la obra —él fue quien recabó los datos en la villa vizcaína y los difundió de manera brillante—, pero también hay hueco para el senador estadounidense Willian Borah, la escritora y esposa de Ernest Hemingway Martha Gellhorn (considerada la mejor corresponsal de guerra del siglo XX) y el propio Picasso.

«Está el hoy, abierto al mañana y mañana, al infinito»

Con la tercera temporada actualmente en emisión, la serie creada por Pablo y Javier Olivares para RTVE, El Ministerio del Tiempo, sigue cosechando excelentes críticas y generando un sinfín de productos relacionados con sus tramas (desde tazas y cuadernos alusivos a imanes de nevera). Lo último, un juego de mesa para todos los públicos y una aplicación que puede descargarse gratuitamente en el móvil. Ello se debe fundamentalmente al empuje de sus fans —los llamados ministéricos— quienes han participado activamente tanto en el diseño de las piezas como en la promoción de las mismas.

Al hilo de esta fiebre, que ya traspasa fronteras, el mundo de la letras era el siguiente terreno por explorar. Con El tiempo es el que es (Plaza y Janés) los guionistas Anaïs Schaaff y Javier Pascual dieron el salto a las librerías en 2016. Una novela que recopilaba tres historias inéditas creadas por Olivares y su equipo y que se sumaba al ensayo publicado por Concepción Cascajosa Dentro de El Ministerio del Tiempo (lée|me). En esta ocasión, la editorial Aleta Evolution Cómics apuesta por la viñeta como vehículo idóneo para narrar en las peripecias de la patrulla intertemporal compuesta por Julián Martínez, Amelia Folch y Alonso de Entrerríos —personaje interpretados en la pequeña pantalla por Rodolfo Sancho, Aura Garrido y Nacho Fresneda, respectivamente—. Equipo al que dan cobertura el subsecretario Salvador Martí (al que da vida en la serie el gran actor Jaime Blanch), el jefe de operaciones Ernesto Jiménez (Juan Gea) y la jefa de logística Irene Larra (Cayetana Guillén Cuervo). De inicio hay que destacar que, a diferencia de la propia serie, donde el personaje de Pacino (Hugo Silva) ha sustituido definitivamente a Julián en su tercera temporada, la trama del cómic vuelve sobre sus pasos para narrarnos el origen del actual ministerio. Centrándose en la figura de Salvador, al que el dibujante Jaime Martínez ha rejuvenecido con acierto, los lectores de Tiempo al tiempo conocerán detalles del personaje hasta ahora inéditos, como la forma en la que el gobierno de la transición contactó con este para ofrecerle la subsecretaría —dicha institución fue creada en el siglo XV por la reina Isabel la Católica— o las dificultades a las que tuvo que enfrentarse tras acceder a su puesto. Asimismo en la historieta creada por Joseba Basalo y El Torres, con el apoyo de Desiree Bressend, destacan tres nuevos nombres que sorprenderán a los aficionados de la serie. Estos, sumados a Ambrosio Spínola (Ramón Langa), apoyarán a la patrulla en el desarrollo de su delicada misión. Unos individuos procedentes de tres épocas distintas —la Hispania romana, el siglo XI y el Carabanchel de 1980— que pondrán la nota divertida y de color a la trepidante aventura. Precisamente es este último apartado, el color, una de las sensaciones de la atractiva edición. Desarrollado de manera exquisita por Sandra Molina y Alejandro García Cutillas, su tratamiento marca la diferencia desde la primera página, ofreciéndonos un retrato realista y a la vez mágico de la premiada ficción. En resumen una interesantísima propuesta que viene a confirmar el éxito de El Ministerio del Tiempo y el renacer del cómic en nuestro país.

Interesantísima propuesta que viene a confirmar el éxito de El Ministerio del Tiempo y el renacer del cómic en nuestro país de la mano de ‘Tiempo al tiempo’ y ‘La muerte de Guernica’ de Paul Preston