¿Era necesario?

Se estrena ‘Bernarda’, una película dirigida por Emilio Ruiz Barrachina e interpretada por Assumpta Serna, Victoria Abril y Miriam Díaz Aroca, entre otras. Una propuesta que no funciona en ningún tramo del metraje y resulta ser una ofensa a la obra teatral en la que se inspira

25 oct 2018 / 20:58 h - Actualizado: 25 oct 2018 / 22:04 h.
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  • Victoria Abril interpreta el papel de María Josefa en ‘Bernarda’. / El Correo
    Victoria Abril interpreta el papel de María Josefa en ‘Bernarda’. / El Correo
  • Assumpta Serna es Bernarda en la película de Emilio Ruiz Barrachina. / El Correo
    Assumpta Serna es Bernarda en la película de Emilio Ruiz Barrachina. / El Correo
  • Miriam Díaz Aroca en una escena de la película. / El Correo
    Miriam Díaz Aroca en una escena de la película. / El Correo
  • Cartel de ‘Bernarda’. / El Correo
    Cartel de ‘Bernarda’. / El Correo

Hay que decirlo pronto: la película dirigida por Emilio Ruiz Barrachina, «Bernarda», es pretenciosa y prescindible. Trata de ser una versión de la obra teatral de Federico García Lorca «La casa de Bernarda Alba», pero termina siendo un destrozo absoluto.

Modificar la idea original para convertir una casa andaluza en una fábrica abandonada no deja de ser una anécdota que no es ni mejor ni peor. Se puede hacer respetando la esencia de la obra. Convertir eso mismo en un burdel para, de paso, rellenar la película con una denuncia contra la prostitución, es algo que no tiene ni pies ni cabeza. Alguien podría decir que esto es una versión y que el original es una cosa y esto es otra. Pero cuando parte del libreto es exacto al original, cuando es evidente que se trata de una versión libre, pero versión al fin y al cabo, esa excusa queda corta. Sirva de ejemplo esto aunque la película se llena, de principio a fin, de cosas similares.

La puesta en escena es torpe y busca una poesía que no aparece en una sola toma. Lo explícito ordena todo. Sin embargo, los silencios, lo que queda fuera de foco, la sugerencia o cualquier otro mecanismo narrativo que esté arrimado a lo implícito parece no tener hueco. Tratar de hacer poesía de esta forma es un esfuerzo estéril. La cosa no funciona así. Es justo al contrario; la poesía aparece cuando se dice con exactitud algo que no se podría decir de cualquier otra forma, cuando se expresa con exactitud quirúrgica lo que se desea decir. Vestir a un personaje con una túnica roja solo tiene que ver con la estética. Al menos en esta película. Hablando de estética, hay que señalar la clara referencia a la película de Kubrik «Eyes Wide Shut». Es tan evidente como burda. No pasa nada por hacer esas cosas, pero no es lo mismo una referencia que una mala copia a la que se le da un sentido artificial y se justifica por escrito aunque no de forma natural dentro de la propia película.

La dirección actoral es un auténtico desastre. Las actrices principales se defienden como pueden aunque el resultado es cercano al histrionismo (Victoria Abril), a la rigidez más absoluta en el lenguaje corporal (Miriam Díaz Aroca) o al gesto forzado y antinatural (Assumpta Serna). Solo la experiencia y profesionalidad de las actrices logran que el desastre no sea monumental. Lo del resto del reparto es tremendo. Mal, mal dirigidos. Poco, poco talento. Y no sirve de nada que las actrices sean una especie de escaparate de las diferentes mujeres que pueblan el planeta Tierra. Una asiática, una morena de piel, blanca y rubia, blanca y morena... Es un intento de gritar a favor de la mujer que parece gastado, viejo y tan evidente que rechina hasta el dolor.

La partitura es elegante y si la película fuera otra cosa hubiera funcionado bien. Una pena porque es un desperdicio que sabe mal.

¿Era necesario algo así? ¿Se puede homenajear a un poeta como Lorca destrozando lo que hizo aunque sea en nombre de la modernidad o de la defensa de la mujer? Ya les digo yo que no.

Federico García Lorca escribió una obra de teatro genial que hablaba de la mujer y de su entorno. Eso si era una lectura moderna de la realidad. En fin...