Irónicos siniestros

Lo siniestro, ese coqueteo con la muerte y la oscuridad, fascina a franjas visibles de la juventud, e influye en movimientos musicales y en el cine. El acercamiento a tan serios asuntos se hace con frecuencia desde la ironía de los cínicos. Desde el fingimiento, o el escepticismo, se pueden abordar temas trascendentes. Así lo hacen los mejores escritores, de esta forma se vehiculan mejor la reflexión y el mensaje, desde el clasicismo de Jackson a la postmodernidad de Enríquez

02 dic 2017 / 08:59 h - Actualizado: 01 dic 2017 / 08:50 h.
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  • Portada de ‘Siempre hemos vivido en el castillo’: / El Correo
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  • Portada de ’Los Peligros de fumar en la cama’. / El Correo
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  • Portada de ‘El cuarto oscuro’. / El Correo
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  • Lo siniestro tiene un hueco más que importante entre sectores. / El Correo
    Lo siniestro tiene un hueco más que importante entre sectores. / El Correo

Mariana Enriquez. LOS PELIGROS DE FUMAR EN LA CAMA

Cuando en una colección de relatos se repiten algunos motivos, debemos entender que son símbolos, que tienen un significado especial aunque este no sea evidente, que obsesionan a la narradora. Posiblemente están anclados en su psique y por eso trabaja con ellos, sobre todo si es argentina.

Los fantasmas, los muertos, los dobles, la corrupción; aparecidos y desaparecidos; personajes que son kinesiólogos de profesión, e incluso nombres propios que se repiten. La violación, la masturbación, la frigidez, y la frustración. En casi todos los cuentos vemos la presencia del Más Allá.

Mariana Enriquez ha sabido renovar el género de terror sin trucos, ni excesos, conteniéndose para hacernos retener el aliento, dejándonos un gusto amargo y ceniciento en la boca, y el cerebro. Se interna en lo desagradable, reiteradamente traspasa lo políticamente correcto, mide deliberadamente la información.

Lo más inquietante de sus historias es que no terminamos de saber dónde se sitúa la narradora, no porque sea engañosa, sino porque no nos lo quiere decir, y se mantiene alerta para no levantarse de la línea que separa el testimonio exógeno, de la implicación personal.

Aún con todo esto, hay un molde clásico en los temas, en la creación del suspense, en la reflexión sobre el terror, el estudio sobre las zonas del cerebro que se activan, y cómo lo hacen, ante la presencia de lo Desconocido, con mayúsculas.

Gran parte de sus personajes presenta trabas psicológicas, que nos llevan a dudar de sus actuaciones, situándolos en el límite de la enfermedad mental. Otras veces el interrogante es sobre la misma personalidad que lo cuenta: ¿acaso no puede estar su cabeza trastornada, e inventarse cosas que no suceden? En ese caso ¿cómo hemos de interpretar entre líneas lo que ocurrió?

Los peligros de fumar en la cama son muchos, un descuido que nos puede arruinar, el sueño, la intoxicación del ambiente que respiramos, la proyección de sombras inquietantes en las volutas de humo, y la alteración de la realidad de la noche –o del día- en sus colores, o en la calidad de la atmósfera. En cualquier caso el avance de la enfermedad y de la insania, la profundización en el vicio. Lo más grave es la posibilidad de acostumbrarse. De envenenarse.

En Carne investiga sobre la mitificación y el fanatismo en la trampa de la adolescencia, ahí hay reminiscencias de Virgilio Piñera, que están también en Donde estás corazón; en otros cuentos las hay de la Highsmith. Trabaja mucho el fetichismo, como en los mencionados hasta ahora, y en Ni cumpleaños ni bautismos.

Mariana Enriquez es siniestra, en el estricto sentido de la palabra.

Shirley Jackson. SIEMPRE HEMOS VIVIDO EN EL CASTILLO

La construcción de la personalidad de esta bruja, mediadora entre el reino de lo sobrenatural y la realidad de un pueblo de Nueva Inglaterra, con poderes sobre la vida y la muerte, capaz de maldiciones y hechicerías, acompañada -por supuesto- por su gato, y rechazada por los aldeanos que perciben su peligrosas artes maléficas, es una de las construcciones psicológicas más afortunadas de la historia de la literatura.

Siempre hemos vivido en el castillo se puede leer bajo diferentes puntos de vista, básicamente es una novela gótica, su eficiencia viene con la engañosa personalidad de su narradora, capaz de influir sobre el lector a quien no abandona nunca el deseo de apoderarse de la verdad que se esconde bajo los hechos relatados. Es por eso, también, un thriller. Pero en su nivel más profundo es un estudio sobre la enfermedad mental, sobre el ascendiente que unas personas adquieren sobre otras en las situaciones obsesivas, sobre las perturbadoras relaciones que -algunas veces- constituyen a las familias en prisiones mentales. Es un análisis de la sociopatía en el que hay un victimario y una víctima, aunque nunca alcancemos a saber quién es quién en todos sus matices.

La irrupción inesperada de la realidad, con toda su ordinariez, lo primario de los deseos, la avidez por los bienes materiales, la hipocresía, desestabilizará unas vidas instaladas sobre el olvido y desencadenará el drama.

Recorre toda la narración la idea fetichista del poder de los objetos como nexo de unión con la estabilidad y el pasado, de la importancia panteísta de las fuerzas naturales retratadas como espíritus sagrados. La belleza de las descripciones es capaz de ahogar lo que subyace a ellas, lo grotesco, lo decadente, lo demencial, y lo bizarro.

Siempre hemos vivido en el castillo es la historia de dos hermanas, de dos mujeres, así de sencillo. Así de complejo.

Louise Welsh. EL CUARTO OSCURO

Varios factores hacen de ésta una novela novedosa y picante. Singular. El hilo conductor, que son unas fotografías perturbadoras que aparecen inesperadamente, revelando un asunto turbio y obsceno. El protagonista que lo cuenta en primera persona es transgresor, creíble, bien compuesto, atractivo como personaje, se ve inmerso en una sorprendente trama policiaca. El trasfondo se sitúa en la interesante marginalidad de Glasgow, por donde el argumento avanza sorprendiéndonos continuamente en la búsqueda mantenida de una clave oculta.

Es la primera ficción publicada de Louise Welsch y con ella ha conseguido un premio de novela policiaca y una nominación al Booker Prize. Pero El cuarto oscuro se escapa del género negro porque nos permite olvidar mediante situaciones incoherentes, divertidas, peligrosas o lúdicas que estamos detrás de la huella de algún crimen; porque no sabemos siquiera si se ha producido, ni si se le pueden reclamar responsabilidades a su ejecutor. Porque toda la novela gira en torno a la personalidad magnética y mordaz de Rilke, que nunca podría mostrar todas sus aristas sino fuera por los personajes secundarios con los que se va encontrando y que permiten arrojar sobre él las sombras y las luces de una personalidad compleja, capaz de interactuar con seres diferentes y complicados.

El final es, como debe de ser, inesperado. La textura de la novela es animada, carente de artificios literarios, pero profundamente consciente de lo que requiere de todo escritor una literatura de calidad y unos lectores atentos, necesitados de distraerse con evoluciones de funambulista, sin apartarse de un texto claro y eficiente.

Un acierto global con el que todo tipo de lectores se sentirán cómodos, desde los más exigentes a los frívolos y procaces.

Shirley Jackson. CUENTOS ESCOGIDOS

Después de demasiadas transgresiones, hemos de hacer un esfuerzo para comprender por qué la publicación de La lotería fue tan polémica, nos ayuda a hacerlo un mínimo ensayo sobre la recepción de ese cuento que se incluye en la recopilación, así como algunas reflexiones sobre la tarea de escribir que aparecen también aquí.

Shirley Jackson es una victoriana actualizada, sustituye el romanticismo por la tensión anímica, prelude el terror psicológico, porque sus monstruos se producen en el interior de la mente aunque se basen en apariciones, brujas, y duplicidades. Es capaz de construir lo sobrenatural con los mimbres de la realidad, pulsando el egoísmo y la maldad humanas, porque los delirios y las alucinaciones son tantos o más reales que los pensamientos.

El Mal recorre la obra de una escritora conocida por su novela Siempre hemos vivido en el castillo.

Duplicados, amigos invisibles, caminos trazados de antemano por el destino que conducen a la muerte, apariciones inesperadas. Desconocidos que nos arrastran al más allá o nos emplazan al suicidio. Los cuentos de Shirley Jackson son una caja de los truenos. Pesadillas sólidas, espesas, que encubren una realidad hiriente. O viceversa.

El modo de acción es el de revelar lo cotidiano, infiltrado por aquello inquietantemente inesperado. Una escritora genial.