La desaparición de Stephanie Mailer

Joël Dicker está dispuesto a triunfar con cada uno de sus novelas a base de repetir la fórmula que le ha colocado en un lugar preferente en librerías de todo el mundo. Asesinatos, enredo y un toque de humor muy de agradecer es lo que ofrece en su nueva novela

15 sep 2018 / 08:47 h - Actualizado: 21 ago 2018 / 11:54 h.
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Joël Dicker ha dado en el clavo y sigue intentando golpear con fuerza en ese punto exacto que le ha llevado a triunfar en el mercado editorial. El problema es que sacudir martillazos en el mismo lugar termina destrozando todo y, por otra parte, por mucho que las listas de ventas estén a tu favor no te hace mejor escritor el vender más libros que nadie. La mediocridad se cura mal. Y con fama y dinero se acrecenta.

Dicker ha conseguido construir una literatura muy accesible y muy entretenida. Cualquier tipo de lector puede acercarse a sus libros porque la diversión está garantizada. Pero solo eso. Literatura de altura es otra cosa bien distinta. Y debe tener cuidado porque ya se comienza a repetir el esquema narrativo y eso termina por cargar en exceso. Además, alargar las novelas innecesariamente no es buen plan, ni contar historias en las que todo tiene relación y cuadra con perfección insólita. La credibilidad es fundamental en la literatura.

La historieta es un disparate aunque muy bien contado y no resistiría el paso de una lupa ni en el primer párrafo. Los personajes se van dibujando con cuatro trazos y terminan colando porque es la trama la que manda en esta novela. De no ser así, el desastre sería absoluto. Sobran la mitad de páginas. Y es que eso de dejar todo pendiente para el siguiente capítulo alarga artificialmente cualquier relato.

El pasado tiene una importancia extraordinaria en las novelas de Dicker. Los asuntos de antes que quedaron sin resolver volverán para que alguien haga algo, para que alguien pague las consecuencias si es que las hay pendientes. Eso y todo lo que tenga que ver con la escritura. Cuando no es un escritor el protagonista lo es una periodista.

En La desaparición de Stephanie Mailer se narra la historia de un asesino que mata porque no tiene más remedio que hacerlo. Algo así. Pero se indaga en un buen número de vidas, de relaciones, de formas de entender las cosas. El conjunto es una especie de puzle en el que todas las piezas encajan con una exactitud incomprensible. Y hay que insistir en que una lectura crítica y seria desmontaría el texto con suma facilidad.

Una cosa importante: en algunos tramos, el humor de Dicker es impagable. Lo mejor de la novela. Sin duda alguna.

Pero lo que tiene de diversión la literatura tiene su máximo exponente en los libros de Joël Dicker y eso se vende muy bien. Solo hay un problema en ello: habrá gente que piense que esto es la literatura y se estará equivocando.

Calificación: Tan divertido como prescindible.

Tipo de lector: El que quiera pasar unas horas sin preocupaciones.

Tipo de lectura: Amena, fácil. Y muy innecesaria.

Argumento: Todo en la vida está relacionado. Y todo en la vida se paga.

Personajes: Banales.

¿Dónde puede leerse?: En el lugar de vacaciones.